
Padre Pedro Richards
El sepelio
A los 92 años falleció en Buenos Aires el padre pasionista Pedro Richards, que tuvo una fecunda labor de alcance continental en la promoción de la familia y que fue nombrado por Juan XXIII perito del Concilio Vaticano II en la comisión para el apostolado de los laicos.
El padre Richards tuvo una visión certera de la importancia de la familia para la reconstrucción social e hizo descubrir a muchos casados el valor del sacramento del matrimonio. A partir de un retiro espiritual para matrimonios que predicó en la parroquia San Martín de Tours, organizó desde 1948 en Buenos Aires, Córdoba y Montevideo las Reuniones de Nazaret, comunidades de familias. Durante una audiencia en Roma, presentó a Pío XII su idea de crear una entidad para proteger a la familia, que el Papa aprobó complacido; nació así, en 1949, el Movimiento Familiar Cristiano, que realizó encuentros continentales en Montevideo en 1957, en México en 1960 y en Río de Janeiro en 1963.
Nacido en Buenos Aires el 31 de diciembre de 1911, "Chubby" Richards, como le decían en su familia, irlandesa, estudió en el colegio Belgrano Day School y jugó al rugby en Curupaytí. A los 22 años, sintió el llamado de Dios y entró en la congregación pasionista.
Estudió en la Argentina y en Escocia, y cuando regresó al país, se ordenó sacerdote en 1940. Celebró su primera misa el 30 de agosto de ese año en la iglesia de la Santa Cruz, de la cual fue nombrado rector en 1945. Predicó con fervor ejercicios espirituales y dio charlas en todo el país, hasta un año antes de morir.
En Montevideo, donde vivió durante 30 años, fundó el Centro Nacional de Planificación Natural de la Familia. Promovía los métodos naturales y fomentaba una cultura respetuosa de la vida desde la concepción, basada sobre el amor conyugal y familiar, y abierta a los hijos como una bendición. Juan Pablo II lo designó consultor del Consejo Pontificio para la Familia.
Cuando en 2001 cumplió 90 años declaró: "Estoy meditando sobre los dones que he recibido y mi escasa respuesta". Su humildad iba unida a una afectuosa y considerada atención a los demás.
El sepelio se efectuó en el Retiro San Pablo, en Capitán Sarmiento.