Pablo Bernasconi: "Escribo para el vínculo entre chicos y padres"
El nuevo libro del ilustrador, hecho de textos y dibujos, busca exorcizar las pérdidas y las desventuras; planea además convertir esas historias en una obra de teatro
Miedos, golpes, dudas, reflexiones filosóficas, historias y leyendas de personajes entrañables: todo eso y mucho más aparece reflejado en las bellísimas páginas de Mentiras y Moretones (Sudamericana), el último libro para chicos de Pablo Bernasconi.
"Hay dolores que se pelean con la memoria. Y la empujan hasta que cambie de color. Por eso ninguna verdad suena tan real como una mentira bien contada", escribe Bernasconi en "Preguntas", el texto con el que comienza este libro álbum integrado por 24 relatos ilustrados. Breves (algunos de apenas una página), los cuentos son profundos, divertidos y juguetones. "Uno de miedo", por ejemplo, está presentado en forma de espiral; ese recurso invita al lector a girar el libro para leer la historia completa.
-¿Cómo surgieron los relatos de Mentiras y Moretones?
Fue un proyecto muy largo, que vinculó procesos y etapas que atravesé en los últimos dos o tres años. Yo quería abordar en un libro los golpes, el fracaso, las desventuras, las pérdidas, la desilusión. Me tocó vivir muchas de esas cosas mientras el libro tomaba forma. Los cuentos reflejan, de forma metafórica, parte de esos procesos. Lo que propongo, como eje temático, es que la relación entre los golpes, el dolor y la memoria, tiene un componente enorme de imaginación, de interpretación posterior, de digestión anímica.
-¿Por eso elegiste combinar las dos palabras para el título?
-Cada cuento traslada pequeñas porciones de este concepto, a veces desde el humor, a veces desde la poesía, siempre desde la imagen. Un ejemplo: "¿Dónde se acumulan mis golpes? ¿En qué lugar de la memoria se esconden todos mis porrazos? ¿Son las lágrimas o las sonrisas las genuinas herederas de los moretones?". Tengo en cuenta que la virtud del arte y las ideas nos ayuda a confiar en los atributos de la resiliencia. Son prueba de ella.
-¿Qué aparece primero: las historias o la ilustración?
-En este libro en particular, lo primero que abordé fueron los textos. En general, el punto de partida está dado por la necesidad de que una idea, un concepto, necesite existir. A partir de ese punto, la voluntad de las herramientas se resuelve sola. A veces, la imagen se antepone por una cuestión de urgencia creativa (y confianza personal); otras veces es la palabra la que salta primero y cuenta su porción de verdad. En todos los casos, de cualquier manera, la adecuación al libro álbum (procurar la no redundancia, la no literalidad, planificar los niveles de lectura) estuvo cuidada para que la química funcione. Por ejemplo, uno de los cuentos, "Uno de miedo", tuvo avances y retrocesos porque me parecía que la imagen estaba entorpeciendo el desarrollo de lo que sucedía en la historia. A pesar de haberla ilustrado, provocaba confusión en cuanto al tono que quería darle. Decidí entonces prescindir de la ilustración y obligar al texto a que se comporte de forma visual. Y funcionó mucho mejor. La necesidad de utilizar este dúo dinámico (texto e ilustración) en un libro álbum, a veces, puede volverse contradictorio si de lo que hablamos es de expandir el sentido final.
-El año pasado exhibiste los dibujos originales de tu libro Finales en formato de cuadros. ¿Pensás hacer algo parecido con Mentiras y Moretones?
-Con este proyecto sucedió algo que me motivó a probar un nuevo lenguaje. Estoy trasladando el libro entero a una obra de teatro, de la que participo además con música y dibujo en vivo. Sería una especie de "recital de teatro" y funcionaría como una obra infantil para adultos. Algo así. Me gusta extender las posibilidades de la narrativa. Es un riesgo que nutre y a la vez me obliga a interactuar y compartir los espacios creativos con otras personas (somos tres integrantes). La obra va a estar lista para estrenar en octubre, seguramente.
-¿Qué tenés en cuenta cuando escribís para chicos, a diferencia de otros trabajos para "grandes"?
-No estoy seguro de que lo que haga sea escribir para chicos. Ni para padres. Mi intención, en todos los casos, es escribir para el vínculo. Así lo disfruto cuando ejerzo el rol de lector con mis hijos. La forma en que un cuento, una historia, un libro acompaña nuestras relaciones es muy entrañable, legítima, inevitable. Me gustan los libros así y los atesoro. Mi intento es llevar lo que hago para ese lugar. Creo que ésos son los libros que merecen la pena existir.
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