Pablo Avelluto: "No hay señales que apunten al achicamiento o a la fusión con Medios"
Tras la partida de Enrique Avogadro, número dos de Cultura de la Nación, el ministro dice que nadie "está atornillado a su cargo", niega rumores y defiende la gestión frente a "prejuicios infundados"
En el despacho del ministro de Cultura, Pablo Avelluto, hay sólo tres fotos. En todas está el presidente Mauricio Macri. En dos de ellas, el actual mandatario está acompañado por el ministro el día que asumió la función pública. De aquella escena de diciembre de 2015, la semana pasada salió su número dos: Enrique Avogadro, ex secretario de Cultura y Creatividad.
-¿Cómo se lee esa partida?
-Es un cambio no significativo en términos de las políticas que venimos llevando adelante. No implica una modificación del rumbo ni de sus lineamientos generales. Tampoco haría una lectura dramática, sino que tiene que ver con la lógica de un equipo. Que su partida se haya dado un día después de las PASO fue para evitar que sea leída en el marco de una campaña electoral. No fue una decisión intempestiva de ninguno de los dos; lo veníamos conversando hacía varias semanas y llegamos a la conclusión de seguir por caminos separados.
-En una nota reciente, hablaste de la construcción en plural y del diálogo como marca de esta gestión. Sin embargo, Avogadro dijo que faltaba sincronía entre ustedes. ¿Ese dato no pone en crisis esa línea discursiva?
-Para nada. Su partida fue una decisión consensuada producto del diálogo. Eso no quiere decir que no hay diferencias y que, ocasionalmente, exista alguna tensión. A tu pregunta le quitaría el "sin embargo", porque no hay una discontinuidad. En todo caso, entendimos que era mejor para el equipo que Enrique diera un paso al costado.
-En la foto de diciembre de 2015, en la que presentaste el gabinete de Cultura, había 24 personas. Seis ya no están.
-Y han llegado otros. Es un proceso lógico. Otros siguen vinculados de distinta manera y otros están llegando por concurso. Ninguno está atornillado a su puesto. Lo que importa son los lineamientos, lo que vinimos a hacer, lo que hicimos y lo que seguiremos haciendo.
-También renunció la subsecretaria de Cultura y Creatividad, Débora Staiff. ¿Quién la reemplazará?
-No sabemos. En cualquier caso, lo que marca una gestión son las ideas, y las ideas que manejamos se mantienen y algunos programas vinculados con lo artístico como con lo social van a tener mayor atención y recursos.
-Ante la renuncia de Avogadro, la dirección vacante la asumió Iván Petrella. ¿Esa decisión es momentánea?
-En principio está a cargo de las secretarías de Cultura y Creatividad y de Integración Federal y de Cooperación Internacional [rol que ya ocupaba]. Al diseño inicial le fuimos haciendo modificaciones para que el ministerio tenga mayor agilidad siempre con un condicionante: no queremos hacer crecer la estructura política dentro del Estado.
-Petrella no tiene vinculación con el mapa de la gestión pública en artes escénicas, tarea que venía desarrollando el funcionario saliente. Su caso es similar al nombramiento de Marcelo Panozzo, a cargo de Patrimonio Cultural: una persona con experiencia en gestión, pero poco vinculada con temas patrimoniales. ¿Cómo se interpreta ese criterio?
-No necesariamente los mejores gestores son los especialistas. La gestión requiere habilidades que son complementarias o distintas de las que tiene un especialista. Lo que sí sería un error es gestionar a espaldas de ellos.
-Se habla de dos versiones sobre posibles escenarios: un achicamiento del área y una fusión con el Sistema Federal de Medios. ¿Por qué están instalados estos escenarios?
-No tengo idea porque no hay señales que apunten a eso. Lo que hay ahí, que ya sucedió cuando cambiamos las autoridades en el Incaa, es la aparición de prejuicios como si a este gobierno no le interesara la cultura. Sin embargo venimos dando señales opuestas. El Teatro Cervantes está atravesando uno de sus momentos más brillantes, el Fondo Nacional de las Artes está dando más becas, la Biblioteca Nacional está incorporando más documentación que nunca y hubo récord de público en Bellas Artes. El Gobierno ni va a achicar ni va a reducir. Pero quienes tienen una posición ideológica en contra de esta gestión se montan sobre rumores que no terminan de ratificarse en los hechos.
-De los casos testigo que citaste, el Cervantes tuvo una actualización presupuestaria por debajo de la inflación. O sea, tiene menos fondos públicos que el año pasado.
-Y tiene una gestión infinitamente superior. Si solamente vamos a medir el presupuesto como el elemento clave para analizar una gestión vamos a cometer un gran error.
-Íntimamente, ¿te sentiste cuestionado en estos 20 meses?
-Hay un círculo compuesto por intelectuales y artistas que puede darte una visión un poco sesgada, pero en verdad nosotros trabajamos para los 40 millones de argentinos. Por otro lado, uno de los ejes que me propuse pasa por la reducción de los prejuicios, y para eso hace falta diálogo. Estoy convencido de que las políticas culturales tienen que servir para el encuentro.
-Después de octubre, ¿se viene algún cambio?
-Una mayor presencia en las provincias: siempre siento que hay más para hacer, y una agenda que tiene que ver con la adecuación de la infraestructura cultural argentina. El gobierno anterior dejó el CCK como paradigma de la gran obra, pero al mismo tiempo muchos de nuestros museos y otros organismos requieren puesta en valor y de mayor inversión.
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