Oscar Bony, fuera de serie: flechazos, disparos, orina y vidrios rotos en Recoleta
El artista fallecido en 2002 vuelve a sorprender en una muestra en la galería Cosmocosa, con obras poco conocidas que no se exhiben desde hace más de dos décadas
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LA NACIONCelina Chatruc
El objeto se titulaba la muestra colectiva que provocó un escándalo en 1966, en la galería Vignes. Oscar Bony presentó con un enorme pene realizado en poliéster y Julio Llinás, su director, se negó a exhibirlo. Los otros artistas participantes –Antonio Berni, Pablo Suárez y Emilio Renart- consideraron que se trataba de censura y decidieron retirar sus obras.
“La muestra se clausuró el mismo día de su inauguración –recuerda Patricia Rizzo en el catálogo de una muestra que le dedicó el Museo Nacional de Bellas Artes, en 1998-. El objeto fue ubicado en un jardín de Belgrano R, parte de una casona que le facilitó en préstamo Enrique Barilari. En desacuerdo con el emplazamiento, los vecinos una noche, prendieron fuego la obra”.
El galerista, agrega Rizzo, invitó sin embargo a Bony a realizar una muestra individual casi de inmediato. Entonces exhibió un cartel publicitario que mandó a pintar sobre chapa, con la palabra “Erótico”, similar al que Cosmocosa vendió el año pasado en arteba. En dicha edición de la feria, además, convocaron al colectivo Homenajes urbanos -integrado por Alejandro Giorgga y Melisa Boratyn- para intervenir los alrededores del Centro Costa Salguero con pegatinas que reproducían lo que el artista llamó “ejercicio semántico”. “Pasó de la representación del objeto a la palabra, a lo conceptual”, recuerdan Amparo y Teo Díscoli, codirectores de dicha galería, que trabaja desde entonces con Carola Bony para representar el legado de su padre.
El mismo que llegaría a las colecciones del Malba y del Museo de Arte Moderno de Nueva York con el registro de La familia obrera, obra con la que participó en las Experiencias ‘68 del Instituto Di Tella y que desató otra polémica. Entonces, en lugar de un pene artificial, exhibió una familia real. Un cartel al borde de la tarima donde permanecían sentados durante horas indicaba que el artista pagaba a sus modelos el doble de la suma que el padre ganaba por tiempo equivalente en su trabajo habitual. Fue cuestionado, entre otras cosas, por exhibir personas como si fueran “objetos de museo”.
¿Qué ocurrirá a partir del jueves próximo, cuando Cosmocosa presente en su sede de Recoleta ocho obras de Bony realizadas desde 1993, que no se muestran desde hace más de dos décadas? Hay allí por ejemplo flechas clavadas sobre un torso, una ventana con los vidrios rotos por disparos y otra superficie de plomo con orificios de bala que recuerdan a los buchi de Lucio Fontana, como los de la obra del rosarino vendida en mayo por 22,9 millones de dólares. También una mariposa guardada en una caja, junto a una placa grabada con la cita que da título a la muestra: “El pensamiento es productor de materia”.
La exposición incluye además tres obras que sí se exhibieron en la muestra que le dedicó el Malba entre 2007 y 2008: Cordero místico (1998), de la serie El triunfo de la muerte, y sus últimos trabajos: dos óvalos enmarcados con vidrios rotos a los tiros. Estos últimos incluyen dentro materiales diversos, entre ellos orina, y fueron dejados a la intemperie para que la naturaleza aportara también lo suyo, a modo de homenaje a Alberto Greco.
“Estas piezas exploran la materia y coquetean tal vez con una recuperación del informalismo matérico y del arte destructivo como imágenes de representación, con Fontana y Greco como referentes –explica Amparo Díscoli-, ofreciendo una mirada única y reveladora del proceso creativo de Bony. Manifiestan la preocupación del artista sobre la ética y la necesidad del hombre contemporáneo de retomar contacto con lo trascendente y lo espiritual en una década marcada por el consumismo y el ‘arte light’”.
De light, acá, nada. Será, seguramente, otra muestra para recordar.
Para agendar:
El pensamiento es productor de materia, muestra de Oscar Bony en Cosmocosa (Montevideo 1430, PB), desde el jueves 27 de junio hasta el 31 de julio. De lunes a viernes de 14 a 19, con entrada gratis.
Por Celina Chatruc
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