ORLAN: la obra de una artista que grita contra los estándares
En los 90, la francesa intervenía con cirugías su cuerpo-obra; ahora, por medios digitales se "hibrida" con mujeres de otras culturas
La belleza es sólo la presión de la ideología dominante, que determina qué imagen debemos tener, sobre todo las mujeres, para ser atractivas para los hombres", dice la artista francesa ORLAN (así todo con mayúsculas, explica) mientras recorre el montaje de la muestra Salón Francés, de la que participa en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba), con otra decena de creadoras de ese país. Ella luce sus ya conocidas protuberancias en las sienes -en esta ocasión, decoradas con brillos-, el peinado bicolor y unas ropas llamativas. Habla y en cada frase de la conversación lanza una idea.
ORLAN (Saint Éttiene, 1947) convirtió en arte y denuncia su propio cuerpo tras las cirugías performáticas de las que fue protagonista en los años 90; se viste de antropóloga en sus producciones artísticas. En ellas profundiza los significados que los seres humanos, a través de imposiciones políticas, sociales y religiosas, dan al cuerpo, y presenta interrogantes acerca del estatus al que está sometido. "Cuando describen mi rostro en los medios, dicen que soy la mujer con dos cuernos; la gente lo asocia con un monstruo o con algo completamente opuesto a la belleza", pero, según el abordaje cultural al que se someta, "puede ser concebido como un elemento para seducir, sin connotaciones negativas", explica. "Además, es muy distinto cuando se ve en la vida real."
La exposición del Macba, que se inauguró anoche, reúne en el primer subsuelo del museo seis fotos suyas de gran formato. Son el resultado de un trabajo realizado tras viajar a África, donde se interesó por diversas manifestaciones artísticas y por fotografías etnográficas de integrantes de diversas tribus de países como Sierra Leona o Zimbabwe. Con ese disparador, creó "híbridos" entre su propia imagen y los retratos de mujeres de esos pueblos, con sus ornamentos y signos de identificación cultural plasmados en objetos e intervenciones sobre los rostros. Pero ahora, en lugar de recurrir a operaciones, utiliza las herramientas digitales para crear obras que mezclan sus rasgos con los de aquellas.
ORLAN explica que su trabajo es contra los estándares de belleza, que responden a las ideologías dominantes y varían con las épocas: no son iguales las mujeres que pintaba Rubens que las que se retratan hoy. "Hay una presión terrible sobre el cuerpo de la mujer. Actualmente, para seducir, tenés que ser como un maniquí, que se te vean los huesos."
Reconocida el año pasado en su país por ser la artista con más clics y búsquedas en Internet, ORLAN aclara que para entender las obras que están exhibidas hay que comprender que toda la primera parte de su obra era una pregunta sobre la estética y la imagen occidentales. "Las cirugías estéticas performáticas que hice significan la transición de la interrogación acerca de mi cultura hacia las de otras. El motivo de mis operaciones no fue personal, sino para crear nuevas imágenes en mi trabajo." En sus videos, objetos, diseños, dibujos y otras obras, se la veía en el quirófano "como si fuera mi estudio y se transmitía por satélite en vivo. No había entonces cámaras web y tuve que pagar para retransmitir en mi galería y en el Pompidou, y la gente me hacía preguntas en directo, algunas muy sofisticadas, sobre el hecho artístico".
Sin embargo, al preguntarle por las operaciones a las que se sometió, insiste en que apenas fueron "una cuestión técnica" para sus obras. "Hice muchas cosas antes. Por ejemplo, hubo una obra en la que medía los espacios con mi cuerpo, era mi unidad de medida: en el museo Andy Warhol de Pittsburgh, en el Pompidou, en las calles -que la mayor parte del tiempo llevan nombres masculinos-, me acostaba y anotaba cuántos cuerpos míos medían. También trabajé el tema del color de la piel; sin la piel, somos todos iguales. El cuerpo es un tabú, un problema."
Su compromiso, su libertad y su feminismo son parte de su obra artística, en la que defiende posiciones innovadoras y subversivas. ORLAN se opone al determinismo natural, social y político para todas las formas de dominación, como la supremacía masculina, la religión, la segregación cultural y el racismo. Eligió cuestionar la inevitabilidad genética y los cánones estéticos asignados a las mujeres en nuestra sociedad, así como en el período barroco y en las culturas africanas, precolombinas, indias y chinas tradicionales, investigando simultáneamente sus realidades físicas, sensibles y virtuales mediante las técnicas científicas, biológicas e informáticas más contemporáneas, como la cirugía y la biotecnología.
De París a México y Pekín
Vive y trabaja entre París, Los Ángeles y Nueva York. "Estuve en México, en el Museo de Antropología, y vi muchas esculturas de cráneos deformes; fotografié esculturas precolombinas e hice las primeras hibridaciones entre esas figuras con imágenes de mí misma manteniendo la misma posición. Luego, también con amerindios, y ahora estoy trabajando con máscaras de la Ópera de Pekín", señala.
"Creo que mi trabajo tuvo un gran impacto porque la gente en la calle me hace preguntas; he provocado muchos escándalos en los medios, siempre ha dado de qué hablar. Y creo que es porque todo el mundo tiene un cuerpo y todo el mundo debería estar consciente sobre el futuro de los cuerpos."
Ante los estereotipos e ideales estéticos, la artista cree que se debería trabajar desde la filosofía, la literatura y otros campos del arte, y piensa que hay que "tomar conciencia de que lo privado es político". Y a propósito, reniega de casos como el de "un hombre socialista que se muestra en contra de la esclavitud, pero luego llega a casa por la noche y trata a su mujer como una esclava. Por eso, hay que tratar este asunto desde lo privado, desde lo privado como político", enfatiza.
Dueña hasta de un videogame propio, Mise en Jeu, literalmente la pone en juego. "Los videojuegos incluyen los modelos más estereotipados del cuerpo de la mujer y siempre hay que matar a la mayor cantidad de gente posible para ganar. En mi versión, matar no es ganar, sino que tenés que reconstruir obras de arte para crear humanidad. El cuerpo de la mujer de mi juego es grande, sólido y fuerte", desafía.
Una muestra ni femenina ni feminista
La exposición Salón Francés ocupa los dos subsuelos, la planta baja y el primer piso del Macba. La selección hace honor a una decena de artistas francesas de diferentes generaciones: sus creaciones se extienden por el período que va de los años 50 a la actualidad y tienen en común una ausencia de concesiones en su práctica artística y total fidelidad a sus comienzos. El museo explica que, dado que el punto de vista de la curadora de la exposición, Marie Sophie Lemoine, no es ni femenino ni feminista, la intención no es situar el concepto de género en el centro de esta selección. Por otra parte, si bien no se trata de un enfoque exhaustivo, la vitalidad y la diversidad de la escena francesa están ilustradas en un abanico que va de la abstracción geométrica de Vera Molnar al arte carnal de Orlan; de las imágenes silenciosas de Valérie Belin a las vibraciones lumínicas de Véronique Joumard.
Para agendar
Salón Francés. Hasta el 26 de febrero, en el Macba, San Juan 328. Mañana, a las 17, ORLAN dará una charla abierta al público con traducción simultánea.
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