Origen de la biopolítica
El autor de Lecturas foucaulteanas, recientemente publicado por Unipe, traza en este artículo la genealogía de una noción clave en el debate filosófico acerca del poder
En los últimos años del siglo XX la categoría de biopolítica dio origen a una corriente de pensamiento. Aunque no se trata de un nuevo concepto -había sido introducido en 1915 por el sueco Rudolf Kjellén-, fue sobre todo a partir de Michel Foucault y de Giorgio Agamben que esta corriente tomó forma.
En esta línea de trabajo se situaron, luego, toda una serie de pensadores, provenientes de tradiciones de pensamiento y de contextos diferentes. Para citar sólo algunos nombres entre los más relevantes: Roberto Esposito, en Italia; Peter Sloterdijky Thomas Lemke, en Alemania; Charles Taylor y Timothy Campbell, en Estados Unidos, y Nikolas Rose, en Inglaterra.
La noción de biopolítica refiere, en su núcleo conceptual, a la idea de una política de la vida. El doble valor del genitivo introduce desde el inicio una ambivalencia: la vida puede ser tanto el sujeto como el objeto de la política. Esta ambivalencia del genitivo, por otro lado, ha visto multiplicados sus efectos por los diferentes sentidos que se pueden atribuir a cada uno de los términos que componen el concepto.
Se puede entender por "vida", en efecto, la simple vida biológica, el conjunto de procesos que aseguran el crecimiento y la reproducción, común a todos los seres vivientes, o la vida propiamente humana. En cuanto al concepto de política, puede ser entendido desde un ángulo primordialmente institucional y jurídico -donde entran en juego la soberanía, la ley, los poderes y las formas de organización del Estado- o, en cambio, desde una perspectiva social, a partir de las formas no jurídicas y no necesariamente estatales del gobierno, de la conducción o de la administración de los individuos y de la población.
Así, para el Agamben de Homo sacer , por ejemplo, la biopolítica hace referencia a los dispositivos mediante los cuales el ejercicio de la soberanía estatal transforma la vida humana, individual o colectivamente, en vida desnuda, es decir, expuesta a la muerte violenta. Para Foucault, en cambio, la biopolítica alude al modo en que la vida biológica de la población en su conjunto se ha convertido en objeto de administración y gobierno mediante los mecanismos de normalización que, como se ocupó de mostrar, no funcionan del mismo modo que los dispositivos jurídicos de la ley.
La noción de biopolítica no es, por ello, una categoría fácil de circunscribir, ni siquiera cuando se la aborda dentro del marco teórico de un mismo autor. Se ha convertido además, según ThomasLemke, en un buzzword : un término atractivo, pero cada vez más impreciso. Como sucedió con la categoría de posmodernidad, también el término "biopolítica", luego de circular por los más diversos contextos y usos, corre el riesgo de vaciarse finalmente de todo contenido específico.
Para conjurar este peligro, una historia conceptual de la biopolítica debe afrontar, al menos, tres grandes desafíos. El primero es vincular esta categoría con los conceptos y autores clásicos de la cultura occidental. Pues no se trata simplemente de un tema de una moda, sino de una cuestión determinante en cuanto concierne al modo en que pensamos la novedad política de la modernidad. El segundo desafío, más allá de las diferencias existentes entre los autores que hemos mencionado, consiste en poder establecer un esquema interpretativo o una guía de lectura de las múltiples orientaciones a las que la corriente o, quizás sea más apropiado decir, la constelación biopolítica ha dado lugar. El tercer desafío, aunque pueda parecer contradictorio, es el de poder pensar la cuestión de la vida más allá de la biopolítica.
Estos tres desafíos definen la tarea que nos propusimos llevar a cabo en nuestro Lecturas foucaulteanas . Una historia conceptual de la biopolítica.
Abordando el primero de estos desafíos, nos ocupamos del concepto de biopolítica "antes" de Foucault. Entre los autores del siglo XX, nos detuvimos, particularmente, en la obra de Rudolf Kjellén;a quien, por haber sido el creador del término, mucho se lo menciona, pero poco o casi nada se lo lee. Luego, en segundo lugar, nos remontamos mucho más lejos, desbordando ampliamente las fronteras explícitas de la biopolítica, hasta la concepción política de Aristóteles, dominada por la analogía entre la polis y los organismos vivientes. En tercer lugar, de nuevo más cerca de Foucault y de su contexto intelectual, nos ocupamos de mostrar, a través de la figura de Alexandre Kojève, las raíces de la biopolítica en la recepción francesa de Hegel.
El segundo desafío nos llevó a analizar y articular, en los trabajos del propio Foucault, la idea de un gobierno de la vida. Este recorrido por sus escritos muestra cómo esta idea se desarrolla en relación con cuatro perspectivas diferentes: el gobierno de la vida a través de los mecanismos de la medicina moderna (aspecto del que Foucault se ocupa en su conferencia de 1974 en Río de Janeiro "El nacimiento de la medicina social"), como dispositivo complementario y compensatorio del dispositivo de la soberanía estatal (en La voluntad de saber , 1976), como transformación estatal y biológica de la noción de guerra (en Defender la sociedad , 1976); y, finalmente, como forma del gobierno económico de los hombres (en Seguridad, territorio, población y Nacimiento de la biopolítica , 1978-1979).
Nos encontramos así, a nuestro modo de ver, con una matriz conceptual que podemos denominar, parafraseando una expresión del propio Foucault, el cuadrilátero de la biopolítica: en su centro se ubica la vida; sus lados están ocupados por la medicina, la soberanía, la guerra y la economía; las líneas que unen o pueden unir cada uno de estos lados con el centro, donde se encuentra la vida, definen las diferentes formas y figuras de la constelación biopolítica. Así, por ejemplo, los trabajos de Agamben han explorado las líneas soberanía-vida y economía-vida; Roberto Esposito, la línea medicina-vida; y Toni Negri, las líneas guerra-vida y economía-vida.
En relación con esta matriz conceptual de la biopolítica, resulta significativo señalar la ascendencia dumeziliana del trabajo de Foucault. En efecto, el paralelo entre el cuadrilátero biopolítico y la noción introducida por Georges Dumézil de trifuncionalidad de la cultura indoeuropea es notablemente estrecho. Recordemos, en este sentido, que, de acuerdo con la tesis de Dumézil, los pueblos indoeuropeos organizan la realidad según tres funciones: la soberana (que incluye el derecho y la medicina), la guerrera y la económica.
El tercer desafío, pensar la vida más allá de la biopolítica, nos condujo a abordar el modo en que Foucault se plantea, en sus últimos cursos, la relación entre el sujeto y el lenguaje. Podríamos hablar, en este sentido, de un retorno de la cuestión del sujeto, después de la biopolítica. Pero también a partir de ella.
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