“Orgulloso de estar aquí”: el escritor italiano Roberto Saviano, en juicio por difamación a un ministro de Meloni

ROMA.- “Estoy orgulloso de estar aquí, imputado en este proceso, porque me ha sido dada la posibilidad de testimoniar que no se le puede permitir a líderes de partido y ministros blindar la posibilidad de crítica, aunque sea un grito”. Con estas palabras el famoso escritor italiano Roberto Saviano, autor del best seller Gomorra, sobre la camorra, la mafia napolitana –y por ello obligado desde octubre de 2006 a vivir bajo escolta, como un virtual Salman Rushdie italiano-, habló anteayer, cuando tuvo lugar la primera audiencia en Roma de un proceso en el que se lo acusa de haber difamado a Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga, ministro de Infraestructura y vicepremier del actual gobierno de derecha de Giorgia Meloni.

Saviano se encuentra en el banquillo por haber criticado en junio de 2018 a Salvini, entonces titular de la cartera de Interior, definiéndolo “ministro de la mala vida” en un posteo en redes sociales. Entonces utilizó una frase de Gateano Salvemini, historiador y político antifascista italiano, al evocar que Salvini había sido electo en Calabria, tierra de ‘ndrangheta (la mafia calabresa) y que su partido anti-inmigrantes había protagonizado un escándalo por robar millones a través de reembolsos electorales.

Saviano, de 43 años, explicó que definió a Salvini “ministro de la mala vida” porque se había vuelto “intolerable” cómo se relacionaba con el Sur de Italia, utilizándolo como fuente de “votos fáciles”. Recordó, además, cómo Salvini desde hace años intenta revocarle la escolta, para “echarlo”, así, de Italia.

“Italia es el único caso en el que el Poder Ejecutivo le pide al Poder Judicial que frene el disenso”, dijo Saviano, que fue más allá y aseguró que “el único objetivo” de esta denuncia penal causada sólo por una opinión, es “intimidarlo para empujarme a irme de Italia”.

No es el único juicio por difamación que enfrenta el escritor y periodista napolitano. La actual primera ministra, Giorgia Meloni, del posfascista Hermanos de Italia, también lo incriminó por haberla tildado “bastarda” hace dos años, por avalar la política de cierre de puertos a los barcos de ongs que rescatan a migrantes en el Mediterráneo de Salvini.

Esta segunda difamación de la que es acusado Saviano se remonta a cuando participó de Piazza Pulita, un programa televisivo político, en diciembre de 2020. Entonces, en un programa decidado a la cuestión migrantes, pasaron un video que mostraba la desesperación de una mujer de Guinea, que lloraba la muerte de Youssef, su bebé de seis meses, en el naufragio de la precaria embarcación con la que inteba cumplir su sueño de llegar junto a su hijito a Europa, desde Libia. Y Saviano salió a atacar a los que llevaban adelante campañas anti-inmigración y usó el término “bastardos” no sólo contra Meloni, entonces líder y parlamentaria, sino también, contra Salvini, hoy aliado en su gobierno.

Como recordó Saviano, también hay un tercer ministro del gobierno actual, el de Cultura, Gennaro Sangiuliano, napolitano como él, que lo querelló en 2018 porque el escritor en un post de Facebook criticó como “peor, imposible”, su designación al frente del TG2, el noticiero del segundo canal de la RAI, la televisión pública italiana.

El PEN International, organización mundial y de escritores que defiende la libertad de expresión, como ya había hecho en el pasado, también esta vez salió a defender a Saviano y a reclamar que las autoridades retiren las denuncias en su contra por difamación, que podrían costarle tres años de prisión, de ser condenado.

“El PEN Internacional sigue respaldando a Roberto Saviano y hace un llamamiento para que se retiren todos los cargos penales por difamación en su contra (…) que han tenido un efecto especial sobre la libertad de expresión y que han significado una intimidación no sólo para Saviano, sino para cualquiera que se atreve a hablar contra el poder”, escribió Burhan Sonmez, presidente de Pen Internacional. “Nadie –agregó-, debería ser criminalizado, ni perseguido, por expresar pacíficamente sus ideas”.

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