Oficiante de lenguajes
Los dibujos y grabados de Aída Carballo reunidos en la Fundación Osde recuperan la obra ejemplar de una artista dotada, que supo mirar el mundo con otros ojos y convertirlo en imágenes poderosas
Mucho de azar y del necesario, obstinado rigor, hicieron posible la muestra de Aída Carballo que ofrece hasta fines de agosto el Espacio de Arte de Fundación Osde. La institución es perita en recobrar y poner en valor facetas raigales -y desatendidas - de lo más granado y singular del arte argentino. Buena parte de este mérito corresponde a la responsable del área, María Teresa Constantin y su equipo de colaboradores.
El azar intervino cuando un médico veterinario preguntó por el valor de obras obsequiadas por una cliente que le confiaba la salud de las mascotas que poblaban su casa, patios y terrazas constituyendo un zoo módico en pleno barrio de Almagro. Honorarios o regalos, el lote espléndido era obra -y elección-de Aída Carballo.
Una vez más la Meiga -hechicera bienhechora de la mitología celta- hacía asomar a su avatar porteño: Aída Zulema Carballo.
Luego fue la investigación y búsqueda de un corpus creativo disperso o ignorado. La tarea fue encomendada a Gabriela Vicente Irrazábal, curadora de la muestra titulada Entre el sueño y la realidad- Aída Carballo (1916-1985). El núcleo de la muestra son las series de dibujos y grabados( Los locos,Los amantes,Los levitantes,Los colectiveros,Las muñecas ), cerámicas y El Rey artificial, ejemplar único e inédito del texto caligrafíco de Manuel Mujica Láinez, asistido por su "amiga y compinche" quien halló equivalencias mágicas en los miniados virtuales que exceden con creces la ilustración. Manucho detectó la calidad inédita de Aída y desde su columna de LA NACION impulsó el reconocimiento de Aída. Ella era oficiante de lenguajes -dibujo, grabado- postergados por la insensibilidad e ignorancia de quienes privilegian la exclusividad de la obra única y la perdurabilidad del soporte, como garantes de eventual rentabilidad.
La denominación de las series orienta sobre la índole de la temática. Pero debe tomarse como referencia, al pie de la línea pero no al pie de la palabra. Aída sabía que figuración y abstracción eran términos precarios,sin desbastar. Tampoco incurrió en la narrativa autorreferente o anecdótica, a sabiendas de que el trazo,el temple del color bastaban al ojo sensible para detectar la autoría y la intención. Ambas son marcas ineludibles en esta obra ejemplar.
Aída tenía una pupila sagaz para apropiarse del mundo, la naturaleza y de los propios entresijos, por dolorosos que estos fueran. Buenos Aires fue su modo de estar en el mundo y los aspectos más cotidianos dieron pábulo a sus aguafuertes porteños. A diferencia de su admirado Roberto Arlt ella, que recurría necesariamente al ácido corrosivo, era tierna y mitigaba con piedad y suave humor sus certeras visiones del vivir cotidiano: "Yo presento, no predico", afirmaba Carballo. Y la prueba suprema de lo dicho está en Autorretrato con biografía (1979), aguafuerte y grabado a la goma. Esta obra, junto a la Breve historia de Ema, de su maestro Spilimbergo son hitos supremos de alcance mundial.
¿Sueño o realidad? Aída estaba acorde con Pedro Calderón de la Barca cuya inmortal La vida es sueño vale por cien tomos de filosofía. Y no dejaba de señalar que Calderón, a su muerte en plena gloria, determinó que su cuerpo llegara a la tumba en parihuela, a cara descubierta, para que fuera ostensible el fin igualador que a todos-encumbrados o anónimos- nos aguarda.
La línea es el más abstracto lenguaje donde la mente dicta a la mano y rige el pulso que trazará, revelando, la imagen recóndita. El fenómeno es complejo y el logro de arte consiste en presentarlo como simple, natural.
Aída Carballo supo de estos tránsitos y los asistió con estricta observancia de los medios técnicos, necesarios para hacer visible lo inefable. La obstinada observancia del rigor del oficio era para ella regla ineludible.
Las mejores intenciones -sostenía socarrona- naufragan por chapucerías, faltas de oficio o seso, porque -citaba a Isaac Newton- "la naturaleza no gasta pompas en causas inútiles".
La muestra de Osde es imprescindible y marca rumbos sobre el rescate y puesta en valor de una artista imprescindible. Porque la porteña Aída Carballo es artista universal.
Sus comadres de patio, mate mediante; los idilios y amores difíciles o no, los ingrávidos Levitantes o Los Locos son facetas de esa pupila testimoniante que se hizo cargo de lo visto y lo entrañable. De todo se hizo cargo y dio testimonio.
Nadie rebaje a pena o -peor aún,si cabe- su testimonio transido pero no melodramático de su paso por el mundo de la locura,que no es,decía,sino otra forma de razón
Y la ratio suprema, irrebatible, se ofrece en obras imperecederas en este reencuentro propiciado entre sueño y realidad.