Obras de León Ferrari “dibujan sonidos” en una banda de artistas contemporáneos
Hernán Soriano es el líder de un ensamble interdisciplinario que se presentará en Quimera como parte del Gallery de Palermo y Villa Crespo; incluye dos instrumentos del ganador del León de Oro en la Bienal de Venecia
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“Me gusta no tener bien claro qué va a suceder: hay algo que escapa al control, no está milimétricamente pensado”, dice a LA NACION Hernán Soriano minutos antes del primer ensayo del ensamble musical que formó en el subsuelo que ocupa la galería Quimera con otros artistas invitados. Entre ellos nada menos que León Ferrari, ganador del León de Oro en la Bienal de Venecia en 2007 y fallecido seis años después.
Este último está representado con Cascabeles y Gong, dos instrumentos realizados en 2020 por encargo de la Fundación Ferrari a Facciamo, una productora cofundada por Soriano, en base a bocetos de 1979. Ese año, cuando comenzó a construir artefactos sonoros en Brasil, Ferrari se refería a su obra Berimbau como un “artefacto para dibujar sonidos”, destinado a “crear hechos o sumas de hechos musicales, visuales y táctiles”. Así lo asegura Andrea Wain, quien trabajó como asistente del artista-ingeniero desde 2008 y ahora es curadora de esta muestra que se inaugurará mañana como parte del recorrido del Gallery en Palermo y Villa Crespo.
“León está invitado como un músico más. Es el padrino de esta tradición del artista como inventor y luthier”, aclara Soriano, el líder de esta flamante banda que se completa con Diego Dubatti, Javier Bustos y Mauro Koliva. Todos se mueven con soltura en una intersección de disciplinas que incluye además a colegas locales como Juan Sorrentino, Donjo León, Andrés Aizicovich y Leonello Zambón. También las instalaciones creadas en colaboración por Jorge Macchi y Edgardo Rudnitzky -como la que presentaron en la Bienal de Venecia en 2005-, o las pinturas de Javier Soria Vázquez interpretadas por violinistas como partituras activadas por el público, los sábados en el museo Moderno hasta fin de octubre. Algo similar ocurrió en agosto en el Malba, cuando Lucas Urdampilleta interpretó al piano una obra de John Baldessari.
“Esta instalación se desprende de lo que hice para el Premio Azcuy. Es para que el público juegue”, agrega Soriano mientras hace sonar con los dedos, un palito y un arco de violín un conjunto de semiesferas atravesadas por alambres, instaladas sobre una pared del patio de Quimera. Forma parte de la “familia” de esculturas sonoras que instaló en los espacios comunes del edificio Donna Magna, en Caballito. Y que presentó en mayo con una performance, tras haber ganado el concurso impulsado por Azcuy y el Moderno.
Además de los instrumentos que creó con materiales diversos –desde alambres y bulones hasta un arco de sierra-, Soriano exhibe ahora partituras intervenidas con dibujos o con semillas de palta. Esta pieza formó parte, junto con otras que comenzaban a incorporar la música, de la exposición colectiva La memoria de los materiales, el año pasado en Arthaus. En otra alojada en 2023 el CCK, exhibió un carro lleno de instrumentos musicales inspirado en una propuesta del padre de “Peteco” Carabajal a Juan Domingo Perón para “llevar música a los postergados”.
“Me gusta la idea de ser un coleccionista de sonidos”, señala este artista nacido en Buenos Aires en 1978, que comenzó a formar parte hace dos décadas del colectivo Provisorio Permanente junto con Eduardo Basualdo, Victoriano Alonso y Pedro Wainer. En forma paralela a las otras obras, se interesó por investigar las cualidades de los materiales. Además de tocar el bajo y de pertenecer a una banda musical en formación, hoy tiene en su casa “una salita acustizada, con heladera”, donde se dedica a experimentar. Allí trabaja en el lanzamiento de su propia marca de instrumentos: Oto. “Significa sonido en japonés -explica- y oído en griego”.
En esa búsqueda se encontró con los colegas que lo acompañan en esta banda, que provienen de orígenes diversos. Mientras que Bustos es compositor y se dedicó a hacer instalaciones -como la que ganó el Primer Premio del Salón Nacional de 2023 con su obra Radio Trio-, tras participar de la Bienal de Performance en 2021, Dubatti se formó como escultor. Hoy crea desde sus propios micrófonos hasta un bajo con materiales tan diversos como un resorte de amortiguador de auto, imanes de un disco rígido de computadora o un motor de Winco. “Soy un ingeniero atrapado en el cuerpo de un escultor -bromea-. El tema es descubrir el misterio de las cosas cotidianas. Esto ya no es un tocadiscos o un lavarropas: presento el fenómeno despojado. Y ahí está lo poético, la magia”.
Para agendar:
Obras Amigas vol. 4: Ensamble en Quimera Galería (Güemes 4474, subsuelo), desde mañana a las 15.30 hasta el 16 de noviembre. Activaciones con los artistas: 28 de septiembre y 12 y 26 de octubre a las 18.