Oasis
Luego de la inusualmente extensa sucesión de días grises de frío intenso en este atípico otoño invernal, el deseo de no pocos sería poder estar aunque más no sea una tarde como estas personas, retozando en el pasto y disfrutando del sol y de su cálido abrazo. A fin de cuentas, escenas así se reproducen en innumerables ciudades de todo el mundo cuando llegan los días de calor. Habitantes, turistas, caminantes ocasionales se refugian en parques y plazas, en lo que quizá sea una postal urbana excepcional, en la que se da una suerte de armonía entre naturaleza, personas y ciudades, con los parques devenidos oasis en medio del desierto de cemento. Esta armonía también tiene sus límites: basta observar esa acechante línea de edificios cada vez más altos, cada vez más numerosos, que hacen que árboles sin duda majestuosos parezcan apenas miniaturas. Un anticipo de la distopía por venir.