Nutrida y fervorosa presencia argentina en la capital española
MADRID (Para La Nacion).- Ayer bastaba con recorrer las avenidas Príncipe de Vergara, Alcalá o el Paseo de la Castellana para advertir la gran presencia argentina. No sólo por la profusión de banderas y cánticos, sino también por el uso extendido de camisetas de fútbol y hockey albicelestes. Y también de termos y mates.
"Es cierto, los argentinos se hacen sentir... pero también es verdad que es una de las delegaciones más nutridas que llegaron", afirmó una de las responsables del área de comunicación de Pastoral Nacional de Juventud, Mercedes Baxsos.
"Estamos entre los diez países que más gente trajo... y esto es un gran orgullo. La mayoría son jóvenes, pero también hay familias enteras y gente mayor", añadió. Según los registros oficiales, son 6502 los argentinos que arribaron a Madrid para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), pero la cifra se eleva a 10.000 o 12.000 si se incluyen los residentes en España y en el resto de Europa.
El arzobispo de Madrid, cardenal Antonio Rouco Varela, señaló que no estaba sorprendido por la amplia presencia argentina, "pues se corresponde con la historia, la cultura y la fe de este pueblo".
"Vinimos a buscar nuevas fuerzas para volver con más ganas de predicar el Evangelio a nuestras comunidades en la Argentina. Lo que estamos viviendo en estos días nos enriquece muchísimo", dijo la hermana Nazarena Oliver, de la congregación de las Hijas de la Misericordia de San Francisco, mientras esperaba el comienzo de una misa en la céntrica iglesia de Santa Mónica. Junto a ella, Silvina, una catequista marplatense, sostuvo que la JMJ brinda "una gran posibilidad para fortalecer la fe y orar por todos los que no pudieron venir".
"Cuesta mucho dar testimonio de Cristo, sobre todo en una realidad tan compleja como la que vivimos actualmente", agregó.
Por su parte, Facundo Benítez, del grupo Aventura de la Catedral de San Miguel, provincia de Buenos Aires, señaló que vino a España a "encontrar en la oración y en el encuentro con los peregrinos una manera de hacer más sólida la fe en Cristo".
En tanto, Javier, que llegó desde Río Gallegos, adhirió a la idea de que la JMJ es el espacio ideal para "demostrar que el cristianismo sigue firme" en la juventud.
Benjamín Paz Vermal, un tucumano de 24 años que trabaja como voluntario, fue muy elocuente: "Poder ver al Papa es un sueño", apuntó, mientras esperaba en la plaza de Cibeles.