Nuevos modos de ser Iglesia
Los Seminarios de Formación Teológica (SFT) dieron en Mar del Plata un nuevo paso e iniciaron la celebración de las bodas de plata de esa singular experiencia sociocultural y religiosa. Se trata de la construcción paciente y reflexiva de un espacio de encuentro y formación que desde una perspectiva teológica cristiana promueve e incentiva las prácticas sociales, comunitarias, religiosas, y políticas con sentido crítico, y ánimo de búsqueda y renovación.
"¡Distribución de la riqueza! Para la vida de los pueblos", fue el lema del 24° Seminario que congregó en Chapadmalal a cerca de 1200 personas de todo el país y de países vecinos miembros de comunidades cristianas, integrantes de organizaciones sociales y políticas, dispuestos a reflexionar y discutir sobre sus prácticas desde una mirada de fe, asistidos por especialistas en ciencias sociales, teólogos, pastores que estimulan con sus ponencias, facilitan la dinámica o coordinan celebraciones eucarísticas y meditaciones bíblicas.
Enraizado en la teología de la liberación, el reciente SFT recoge la perspectiva del peruano Gustavo Gutiérrez y al reafirmar su opción preferencial por los pobres quiere decir opción contra la pobreza. "Una opción por las personas que sufren una situación inhumana y de muerte [porque] la pobreza, en última instancia, significa muerte."
Fiel a su propia ilación, muestra de construcción, el encuentro marplatense procuró responder a la inquietante pregunta surgida en el anterior seminario realizado en Santiago del Estero: ¿cómo podemos conjugar pueblos, distribución, proyectos históricos y vida?, según lo sintetizó Ezequiel Silva en su presentación. Otro frecuentador de los seminarios, el sociólogo Fortunato Mallimaci presentó la Encuesta sobre actitudes y creencias religiosas en la Argentina. Otro invitado, el jesuita Gustavo Morello al ofrecer un mapa histórico de la Iglesia en la Argentina del último medio siglo, dijo que si bien no es poco que la jerarquía católica consiga sentar a dialogar a la dirigencia política y social lo consideró "asistencialismo político". Para él, la colaboración fecunda con la democratización debe pasar por una conversión en las propias estructuras eclesiales porque es allí donde se pueden formar ciudadanos, ya que los modos de participación laica en las estructuras pastorales pueden ser un semillero de actitudes democráticas.
"Nuestro modo político de proceder en las parroquias, en las escuelas, en la universidad suele ser arbitrario, paternalista, no democrático", dijo Morello en su sugerente presentación que estimula las búsquedas de nuevos modos de ser Iglesia.