Nuevo capítulo en la historia de los nazis que llegaron a la Argentina con Perón, como la contó Almudena Grandes
Se filma una serie para la televisión basada en “Los Pacientes del doctor García”, de la reconocida escritora española que falleció en noviembre
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MADRID.– Son cuatro páginas explícitas. En ellas se teje el núcleo de una novela monumental y se añade el vértice que falta para completar un triángulo de hombres poderosos: Franco-Hitler-Perón. La acción transcurre en la Casa Rosada, en el cónclave de una red de evasión de criminales de guerra del Tercer Reich. Los pacientes del doctor García (2017, Tusquets), de Almudena Grandes, ya ha transportado al lector en los capítulos previos por Madrid, Bilbao, Amberes, Leningrado y Estonia. Promedia la narración y emerge un capítulo que esclarece un punto clave de la trama, en caso de que hubiesen quedado algunos hilos sueltos: el modo en el que Juan Domingo Perón colaboraba con los nazis, ya derrotados, para acogerlos en el país con identidades falsas. Mientras una adaptación del libro se filma en España para una serie de TV, emergen historias y testimonios sobre la presencia nazi en la Argentina.
Es el 4 de diciembre de 1947. Grandes (1960-2021) describe una reunión en la Casa Rosada entre el general, entonces presidente de la Argentina, y seis hombres que profesan su idolatría hacia Adolph Hitler. Con la colaboración del régimen de Francisco Franco, obtuvieron pasaportes españoles y han ingresado legalmente en la Argentina. “Todos están reclamados por la justicia de sus respectivos países, que les acusan de colaboracionismo y/o crímenes contra la Humanidad”, afirma el narrador omnisciente sobre estos hombres. Además de la mano derecha de Perón, Rodolfo Freude, se reúnen allí Pierre Daye, Reneé Lagrou, Georges Gilbau, Radu Ghenea y, el más importante de ellos, Horst Alberto Carlos Fuldner, miembro de las Schutzstaffel (SS). Completa esta reunión el periodista español Víctor de la Serna (“fascista y filonazi”). Oficialmente, la agenda indica que el tema que se abordará será la denominada “Tercera posición”, pero hay otra intención: “El presidente Perón está interesado en acoger técnicos y científicos, civiles o militares, vinculados al Tercer Reich, con el objeto de convertir a la Argentina en una potencia”. Esta reunión se repite al día siguiente y además, explica el narrador, “[Perón] se implica personalmente hasta el punto de sugerir la creación de un organismo oficial de carácter reservado que se ocupe de recibir a esa clase de inmigrantes”.
Grandes, quien tenía una sólida formación en Historia, carrera que estudió junto con Geografía, finaliza la novela con un epílogo donde precisa las fuentes documentales –el modo en el que peregrinó hasta ellas y cómo las encontró– que utiliza para reconstruir los eventos y escenarios de esta “novela de ficción edificada alrededor de hechos reales”. Fue por la compleja labor de reconstrucción y escritura de Los pacientes del doctor García que la autora obtuvo el Premio Nacional de Narrativa. El jurado destacó el “difícil y preciso equilibrio entre lo imaginado y la lealtad a la verdad histórica”. En esta trama de constantes puentes transatlánticos, cuya acción se extiende hasta 1977, aparece el personaje de una periodista de LA NACION y el de su pareja, fotógrafo. Él es detenido y desaparecido durante el Proceso; ella partirá al exilio.
Los personajes de la saga Episodios de una guerra interminable son parte, de algún modo u otro –con mayor o menor implicación– de la resistencia antifranquista en el periodo que se extiende desde 1939 hasta la muerte de Franco. Aquí aparecen criaturas que son fruto de la imaginación de Grandes, como el doctor del título, que conviven, interactúan o padecen a algunas figuras reales en escenarios históricos. Los pacientes del doctor García lleva un extenso título: El fin de la esperanza y la red de evasión de criminales de guerra y jerarcas nazis dirigida por Clara Stauffer, Madrid-Buenos Aires, 1945-1955. Es esta mujer, alemana y española, falangista y nazi, el pivote, el pasaporte a la salvación de tantos criminales de guerra, prófugos, que buscan en la Argentina, con una nueva identidad, evitar los tribunales internacionales. Sus cuarteles se encuentran en la calle Galileo, en el barrio de Argüelles, pero viajará también en persona a la Argentina e incluso vivirá una honda decepción sentimental que imagina Grandes con su pluma.
Ecos en la actualidad
La presencia de criminales nazis en la Argentina es aún un capítulo oscuro de la historia argentina, con muchas piezas por reconstruir. Hace algunos días se conoció la noticia de que un jerarca de las SS vivió en un edificio del barrio porteño de Belgrano, un criminal que ingresó en 1948 a la Argentina con una identidad falsa. Los héroes de la novela de Grandes buscarán infiltrarse en esta red y crear completos informes para su posible detención.
Grandes reconstruye el triángulo de complicidades entre la cúpula nazi en las sombras, Franco y Perón. Hace cuatro años, cuando la escritora presentaba la novela, explicaba: “Buenos Aires era el destino de la red Stauffer. Clara Stauffer tenía buenas relaciones con otros gobiernos latinoamericanos, con Chile, Bolivia y Perú, pero su conexión principal en el continente americano era Buenos Aires, la Argentina de Perón que hasta 1955, cuando le derrocó un golpe de estado abrió los brazos de par en par a criminales nazis. Perón interpretó admirablemente la Guerra Fría y comprendió que los malos de hoy iban a ser los buenos de mañana y él estaba muy interesado en ficharlos para convertir a la Argentina en una potencia hegemónica”.
Grandes se inspiró en el modelo galdosiano de Episodios nacionales, una saga de 46 novelas en las que sus personajes de ficción se mueven en escenarios y coordenadas históricas absolutamente reconocibles (Trafalgar, Bailén, etc.). “Algunos de los hilos que tejieron la coyuntura histórica en la que se apoya mi relato se narran en las breves piezas de no ficción intercaladas a lo largo de sus páginas. Estos textos, narrados en presente histórico [como el que ingresa en el encuentro de Perón con los líderes de esta red], cuentan acontecimientos rigurosamente auténticos, pero no más que otros hechos y figuras que interactúan con mis personajes inventados en los capítulos de ficción”, escribe la autora en el epílogo de la cuarta de las novelas de este ciclo (Inés y la alegría, El lector de Julio Verne, Las tres bodas de Manolita, Los pacientes del doctor García y La madre de Frankenstein). Grandes, quien falleció el 27 de noviembre pasado, había anunciado el título de su próxima entrega: Mariano en el Bidasoa, ambientada entre 1939-1964. Cabe destacar que también fue autora de libros ajenos a este proyecto, muy exitosos y provocadores, como Las edades de Lulú (1989), la primera novela escrita por una mujer que exploraba el deseo femenino, luego del franquismo.
Tras la muerte de Grandes, quien siempre se manifestó de izquierdas, y que respaldó a Mas Madrid, el partido de la exalcaldesa Manuela Carmena, y desde la llegada de la democracia al Partido Socialista Español (PSOE), su figura quedó envuelta en un conflicto ideológico que debate de qué modo rendirle homenaje. Por el momento, la autora madrileña no será nombrada Hija Predilecta de la ciudad ni tendrá una biblioteca con su nombre. Esta iniciativa fue rechazada por el Partido Popular (PP), que gobierna la Comunidad de Madrid y en la ciudad, Ciudadanos y Vox. Sí tendrá una calle en su memoria.
No es la primera vez que la obra de Almudena Grandes es llevada al cine (Las edades de Lulú, Malena es un nombre de tango, etc.), pero esta ocasión sí es el debut en la adaptación de una de las novelas de su saga histórica. Dirigida por Joan Noguera con guion de José Luis Martín (una dupla creativa que dio vida a Isabel) esta novela podrá verse pronto a través de la coproducción de RTVE, Diagonal TV (Banijay Iberia) y DeAPlaneta, con la participación de Netflix. Javier Rey (el protagonista de Fariña), Tamar Novas y Verónica Echegui son los tres protagonistas de esta adaptación donde la argentina Martina Gusmán tendrá un personaje.
Los pacientes del doctor García vuelve a cobrar notoriedad en estos días. Antes que una novela histórica, una novela con rigor histórico, que marcha a conducirse en un clásico, pero también en un documento de consulta para intentar iluminar un capítulo tan oscuro del pasado argentino.
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