Sirenas, humanoides y criaturas de una nueva mitología habitan la Bienal de Arte Joven
Especies formadas por la unión de otras ganan protagonismo en el imaginario creativo contemporáneo, como lo reflejará desde el miércoles el encuentro artístico en el Recoleta
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La tendencia se anticipa desde la entrada: los seres con cuerpos humanos y cabezas de pájaro pintados sobre la fachada del Centro Cultural Recoleta se relacionan con muchas de las obras que se verán adentro, desde el miércoles hasta el domingo, durante la Bienal de Arte Joven.
No podría tener mayor actualidad el mural diseñado por Renata Schussheim para identificar esta edición del encuentro, otra intervención sobre el edificio histórico que volvió a generar críticas de los vecinos. Las nuevas especies formadas por la unión de otras, tema recurrente en su trabajo desde hace décadas, están ganando ahora también protagonismo en el imaginario creativo contemporáneo.
Una sirena con el rostro de la artista y diseñadora espera en la sala Cronopios, mientras observa el registro de un mundo colapsado. Está rodeada por obras de jóvenes artistas que participaron de la bienal en los últimos años: esculturas humanoides creadas en telgopor y yeso por Ramiro Quesada Pons, criaturas rescatadas de la basura por Dana Ferrari, restos de ecosistemas artificiales imaginados por Emilia de las Carreras y máquinas que parecen haber cobrado vida propia gracias a las manos expertas de Nazareno Pereyra.
“La muestra se llama Terra incógnita en alusión a los antiguos cartógrafos y a los territorios que no habían sido explorados, con referencias a criaturas fantásticas y mitologías diversas”, señala a LA NACION su curadora, Laura Spivak, a la vez que destaca un detalle clave. La transformación de la sala en un misterioso espacio de apariencia submarina estuvo a cargo de Roberto Traferri, experto en ambientación teatral, explica frente a una de las inquietantes sombras que se expanden por la pared azul.
Justo al lado, donde se exhiben los cuatro proyectos seleccionados –que demandaron cinco meses de producción, en los talleres del Centro Metropolitano de Diseño–, Carolina Favre presenta sus “guerrilleras”. Son piezas creadas con cemento y pasta de papel, o con ceniceros de su abuela reciclados, que abundan en referencias a huevos y senos femeninos. “Es un abecedario de formas simples, que aluden a la sexualidad”, observa la artista, antes de reconocer su parecido con las esculturas de barro de Gabriel Chaile. El joven tucumano es el único argentino invitado por Cecilia Alemani para integrar desde esta semana la muestra central de la Bienal de Venecia, poblada también de criaturas ambiguas.
Igual que en la obra de Schussheim, los hombres con cabezas de perro abundan en los dibujos que Lukas Alienígena presenta sobre soportes diversos: desde mapas hasta pallets o persianas. Residente en el conurbano bonaerense, recrea de ese modo a los habitantes de localidades como González Catán o Virrey del Pino mientras realizan actividades de la vida cotidiana.
A estas muestras individuales se suman las de Santiago Paredes y Mariel Uncal Scotti, y otra colectiva titulada Y ahora, ¿qué hacemos? “Reflexiona sobre las múltiples maneras de estar en el mundo en nuestro tiempo –dice su curadora, Tainá Azeredo–, y nos revela el lugar que tuvo la producción artística en los últimos años, permeada por crisis globales, económicas, sanitarias y medio ambientales”.
Entre las obras de 25 artistas, hay también aquí varias que aluden a la redefinición de lo humano. Como las pequeñas esculturas de Yael Gerónimo Estevez, muy similares a las esculturas de porcelana de Claudia Fontes exhibidas en ferias internacionales, que representan su propio cuerpo en plena transformación. O el cofre impreso en 3D y fundido en bronce por Trinidad Metz Brea, con relieves de figuras femeninas que parecen resistir la vida subacuática. “Es como una caja de Pandora –observa la curadora–, hay que imaginar lo que hay adentro”. Nada parecido a nuestra realidad humana, seguramente.
Un programa que toma Buenos Aires
El miércoles a las 19 se inaugurará la Bienal de Arte Joven en el Recoleta, su sede principal, con muestras de artes visuales, recitales, películas, obras de teatro, lecturas, DJ sets y el cierre musical de Feli Colina. Hasta el domingo, como parte de este encuentro impulsado por la Subsecretaría de Políticas Culturales y Nuevas Audiencias del Ministerio de Cultura de la Ciudad, habrá además actividades gratuitas en otras locaciones porteñas, disponibles en bienal.buenosaires.gob.ar/programacion/2022/sedes.