“Nuestra intención es continuar con el trabajo de María Kodama, protegiendo y difundiendo la obra de Borges”
La declaración de María Victoria Kodama, sobrina, heredera y administradora provisoria de la sucesión, daría por tierra con la posibilidad de que la obra del gran escritor argentino sea gestionada por universidades extranjeras
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A Jorge Luis Borges y María Kodama, lectores privilegiados de las sagas islandesas, les hubiera divertido saber que tras la muerte de la viuda del escritor y albacea de su obra una nueva saga jurídico-literaria comenzaría. A dos meses del fallecimiento de Kodama, tres de los cinco sobrinos asistieron a la oración interreligiosa en memoria de su tía propiciada por el Foro Ecuménico Social en la Universidad de Belgrano el pasado martes. Ayer, los cinco sobrinos (Mariana, María Belén, María Victoria, Martín y Nicolás, hijos de Jorge Kodama y la señora María Luisa Massini) concurrieron al Auditorio de la Universidad del Salvador (USAL) para escuchar las conferencias de la doctora y escritora Claudia Farías Gómez (coautora con Kodama del ensayo La divisa punzó) y el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la USAL, el filósofo y escritor Bernardo Nante, que hizo un análisis de los aspectos místicos de la obra borgeana.
Tras la presentación a la Justicia como “únicos herederos” de la sucesión de Kodama (que incluye el legado de Borges), hubo varios avances en el expediente, como confirmó LA NACION esta semana. “Fui designada administradora provisoria de la sucesión”, confirma ahora la representante legal de sus hermanos y de ella misma, María Victoria Kodama. Esto significa que puede administrar los bienes de su tía (abrir plazos fijos para que el dinero de las cuentas bancarias no se deprecie, renovar o firmar contratos si fuera necesario, por ejemplo), pero sin disponer de ellos.
También develó la incógnita acerca del legado de Borges y dio por tierra con las ilusiones de aquellos que esperaban que tan importante obra pudiera ser gestionada por el Estado o universidades nacionales o extranjeras. “Nuestra intención es la de continuar con el trabajo de María Kodama, protegiendo y difundiendo la obra de Borges como lo hizo ella en vida -remarca la doctora Kodama-. Con esa finalidad estamos en contacto con su representante literario [el estadounidense Andrew Wylie, conocido como ‘el Chacal’ por la ferocidad con que defiende los derechos de sus clientes] y con los miembros de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. Será un honor para nosotros llevar adelante tan importante tarea”. El agente literario aún no respondió las consultas de LA NACION respecto de las tratativas con los hermanos Kodama.
Este anuncio significa que los sobrinos no venderán los derechos de la obra del “tío” Borges. “Ahora vamos a esperar a la declaratoria de herederos que será el próximo paso procesal”, agregó María Victoria Kodama.
Todavía no se conoce el nombre del albacea que estará al cuidado de la obra del máximo escritor argentino, que para algunos investigadores nacionales y extranjeros ha sido muy mal editada.
Desde la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, el licenciado Fernando Flores Maio informó que continúan con los preparativos de las Jornadas Borges, que se realizarán en agosto en el Centro Cultural Borges. “Nosotros continuamos nuestras tareas y también cumplimos con lo que la Justicia indique -dice-. Pronto habrá novedades y podríamos reunirnos con quienes sean designados herederos. Victoria Kodama y dos de sus hermanos asistieron a la oración interreligiosa en memoria de María que hizo el Foro Ecuménico Social, que dirijo. Son muy amables y respetuosos. Estamos dispuestos a colaborar en todo lo que sea necesario para rendir homenaje a Borges y a Kodama”.
Un fragmento de la conferencia de Claudia Farías Gómez
Como en “El jardín de senderos que se bifurcan”, doblando siempre a la izquierda, llego, como estación final, al libro que escribimos juntas, y que cobra, en el contexto de la trayectoria de María Kodama, y en el de nuestra amistad, una especial extrañeza.
Durante muchos años, sostuvimos con María largos diálogos sobre los temas más diversos; viajes, libros, experiencias. Juntas estudiamos y leímos la lengua de Japón, el hiragana, el katakana y los kanjis, cuyo análisis nos ocupó hasta sus últimos días, la historia japonesa del período Heian; el mundo flotante, Ukiyo-e, del período Edo (Edo es el antiguo nombre de Tokio), literatura rusa (mientras yo tomaba clases de ese idioma, María me pedía que le leyera en voz alta, sin traducir algunos fragmentos de los clásicos), la Ilíada, las tragedias griegas, San Agustín… Infinitos temas.
En todos esos años, nunca habíamos conversado sobre la historia de nuestro país. Siempre supuse que a ella no le interesaba ese tema, con el que yo tenía una familiaridad por mi largo arraigo patrio. Sin embargo, al salir un día el tema del encuentro de Alberdi con Rosas en Inglaterra, un enorme abanico se abrió para nosotras. Allí reveló un gran interés por los caudillos federales, la dicotomía “Civilización y Barbarie” y, especialmente, por la figura de Rosas.
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