Norberto Frigerio dio una conferencia sobre María Kodama a la que asistió una sobrina heredera de la escritora
“Es parte de nuestra responsabilidad ser prudentes”, enfatizó el conferencista en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la USAL; sobre la viuda de Borges, dijo, además: ”María era laberíntica, salvo cuando se enojaba”
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Los tributos a María Kodama continúan. Esta tarde, en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía, Historia, Letras y Estudios Orientales de la Universidad del Salvador (USAL), el doctor Norberto Frigerio, director de relaciones institucionales de LA NACION, brindó una conferencia sobre su amiga María Kodama, fallecida hace poco más de un mes. En “María Kodama, una vida con final abierto”, Frigerio trazó un recorrido por la vida, la obra y el legado de la escritora, traductora y heredera de Jorge Luis Borges.
Entre los asistentes, se encontraba la doctora María Victoria Kodama, hija de Jorge Kodama y sobrina de María Kodama. Ella y sus cuatro hermanos se presentaron ante la Justicia como únicos herederos de los bienes de su tía, que incluye la administración de la obra de Borges. La joven asistió con su esposo a la conferencia, de la que se había enterado por este medio. La doctora Kodama no comunicó novedades en el expediente judicial, actualmente cerrado a la consulta pública.
Días atrás, al cumplirse un mes de la muerte de Kodama, los cinco sobrinos asistieron a la misa en memoria de la escritora en la parroquia del Santísimo Redentor, en Barrio Norte, organizada por sus amigos más cercanos. Si bien no hicieron declaraciones a la prensa, es notoria la presencia pública de los herederos de Kodama en actos que honran la memoria de la autora de Homenaje a Borges.
Tras ser presentado por la directora de la Escuela de Letras, la licenciada María Lensack, y agradecer a las autoridades de la institución, Frigerio advirtió a los oyentes que no esperaran notas sensacionalistas o jurídicas en su discurso. “Vengo a contarles cómo trabajé y cómo fue mi amistad con María -dijo-. Es parte de nuestra responsabilidad ser prudentes; debemos darle tiempo a que la situación se vaya desarrollando; si hay o no hay testamento. Falta aún inventariar el patrimonio; sus propiedades no son nada grandes, son austeras como fueron Borges y ella. Sí hay mucho material personalísimo de ambos”.
Al mencionar a la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, Frigerio agradeció la presencia de Horacio Marcó, miembro de la Fundación y “amigo, amiguísimo de María”. A continuación, compartió su recuerdo del sacerdote y filósofo Ismael Quiles (uno de los fundadores de la Escuela de Estudios Orientales de la USAL y el primer director). Luego habló sobre la vida y la formación de Kodama. “Me parece que tenemos algo desdibujado su currículum -sugirió-. Le encantaba ser presentada como escritora, traductora y profesora. Con Borges, estuvo treinta años, y fue su viuda otros 37 años. Es decir que dedicó casi setenta años de su vida a Borges, dedicó sus ojos, su cuerpo, su espíritu, su pasión y, debo destacar, su integridad como persona”.
“Nunca se sintió inferior a nadie; superior, tampoco -agregó Frigerio-. Caminaba por la vida segura, firme, sin ambivalencias, sólida, delgada, magra, casi quebradiza. Aparentemente. Era una geisha y también un samurái. Estaba completamente segura de que se encontraría con Borges en ‘el gran mar’”. En ese momento, Frigerio agradeció la presencia en el Aula Magna de María Victoria Kodama. “Les doy la bienvenida a su sobrina y a su esposo -dijo-. Pero les soy sincero, en nuestras charlas ella decía que era hija única; cultivaba el misterio. María era laberíntica, salvo cuando se enojaba”.
Definió el estilo kodamiano como “elíptico”. “No olvidemos que vivió con Borges treinta años, siendo sus ojos -señaló-. Y defendió su obra contra varios operativos. Coincidía con él en que la muerte era un paso, un tránsito”. Estuvieron presentes docentes, exalumnos y estudiantes; desde Valencia, participó la doctora en Letras Marina Guidotti.
“Con María trabajé en tres grandes proyectos -dijo Frigerio-. El primero fue la protección de la biblioteca de Jorge Luis Borges, la que habían conformado su abuela, su madre y él, de 2900 libros. Con el diario LA NACION y la Fundación Banco Ciudad conseguimos que cuatro técnicos trabajaran con los libros en su conservación. Había siete especies de ‘animales’ adictos al papel. Muchos tienen notas de Borges en los márgenes. Un segundo trabajo fue convocar a cinco artistas de las artes plásticas, un arte que Borges quería, para que representaran la obra de Borges”. Se publicó un libro con las imágenes de Gabriela Aberastury, Gabriel Barna, Norma Bessouet, Mariano Cornejo y Sara Facio, y textos de Borges. El tercer proyecto fue la organización de una muestra de estas obras en el Instituto Cervantes de Nueva York, a la que asistió el expresidente español Mariano Rajoy.
“Tuvo una cosecha literaria austera; la presencia borgeana la debe haber marcado de una manera brutal -conjeturó el orador-. No publicaba, salvo hechos excepcionales, como cuando le envió un cuento a su amigo, el pintor italiano-argentino Alessandro Kokocinski”. A Kodama le gustaba comer en La Olla de Félix. “Compartía los platos, salvo el postre: la tarta Pavlova, que terminaba con encanto. Creo que no conocía la sed, apenas se llevaba la copa a los labios”.
“Una y mil veces me dijo que su padre había sido su gran formador, su mentor, pero jamás me nombró a su madre -reveló Frigerio-. El padre puso en ella la libertad, la independencia y la responsabilidad. Ella creció siendo grande”. También recordó a la audiencia el relato borgeano favorito de Kodama (“Las ruinas circulares”) y los viajes que hizo por el mundo con el máximo escritor argentino. “María tuvo luchas infinitas en la Argentina y en el exterior”, remarcó Frigerio, en alusión a las batallas judiciales de Kodama en defensa de la obra de Borges.
“Le gustaban la música y los lugares under -reveló-. María disfrutaba mucho de reírse. No era alguien amargo, era gozosa de los buenos dones de la vida”. Emocionado, contó que había sido testigo de la agonía de la escritora y amiga. “Nunca me atreví a preguntarle por sus problemas de salud”, dijo, y concluyó con unos versos del escritor libanés Khalil Gibran. Tras la conferencia, respondió varias preguntas de los asistentes (”No siento que María tuviera fervor por Buenos Aires”, “En todos sus actos tuvo una modalidad oriental”, dijo) y saludó a la sobrina de Kodama, que se mostró sorprendida de que Frigerio hubiera elegido versos de un escritor que no era Borges para concluir su exposición. “No dejo de estar sorprendido por tu visita”, le dijo él antes de invitarla a posar con su marido en una foto grupal.
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