Norah Lange: de sirena a musa de vanguardia, fue mucho más que la mujer de Oliverio Girondo
Poeta, narradora y figura clave de la vanguardia en la Argentina, la escritora dejó una obra tan diversa como audaz y que aún hoy, a cincuenta años de su muerte, puede ser leída en clave contemporánea
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Sigue siendo un secreto de la literatura argentina y latinoamericana, como pasa en especial con las obras de escritoras que vivieron décadas antes de las conquistas del feminismo en el siglo XXI. En su época, recibió elogios y también críticas y etiquetas misóginas (“exótica”, “extravagante”); por muchos años, estuvo casi invisibilizada y se la presentaba como la pareja de Oliverio Girondo y un amor juvenil del enamoradizo Jorge Luis Borges, que firmó el prólogo de su primer libro, de 1925 (en la tapa de La calle de la tarde aparecía un grabado de Norah Borges). Norah Lange (1906-1972) colaboró asiduamente en las revistas Proa, Martín Fierro y Prisma, y fue amiga, entre otros, de los escritores Macedonio Fernández, Juan Filloy, Enrique Molina y Olga Orozco, y de pintores como Lino Enea Spilimbergo, Xul Solar y Emilio Pettoruti. Hoy, su obra es motivo de reediciones, estudios y homenajes. Hoy se cumplen cincuenta años de su muerte.
“Las noches y los días de Norah Lange son remansados y lucientes en una quinta que no demarcaré con mentirosa precisión topográfica y de la que me basta señalar que está en la hondura de la tarde, junto a esas calles grandes con las cuales es piadoso el último sol y en que el ladrillo apagado de las altas aceras es un trasunto del poniente cuya luz es como una fiesta pobre para los terrenos finales -así comienza el prólogo de Borges a La calle de la tarde-. En esos aledaños conocí a Norah, preclara por el doble resplandor de sus crenchas y de su altiva juventud, leve sobre la tierra. Leve y altiva y fervorosa como bandera que se cumple en el viento, era también su alma”. La escritora, una de las cinco hijas mujeres del ingeniero noruego Gunnar Lange y la irlandesa Berta Erfjord, lo llamaba “Georgie”. En 1926, publicó su segundo libro de poemas, Los días y las noches, y en 1930, el tercero y último, El rumbo de la rosa, donde abandona el estilo vanguardista cultivado durante el auge del ultraísmo.
“Un buen prólogo no es tarea vana, es estrategia de presentación que debe utilizarse porque el ingreso al campo cultural puede ser amargo y violento -escribió la profesora e investigadora Nora Domínguez, una de las especialistas más destacadas en la obra de Lange-. Aunque no viene con certificado de perdurabilidad y reconocimiento, ella lo sabe bien ya que fue objeto de críticas severas y misóginas cuando publicó sus primeros textos en prosa, es el espacio donde alojar algunas definiciones y manifestar molestias”. En 1927, Lange lanzó su primera novela, Voz de la vida, y en 1933, el novelesco diario de viaje 45 días y 30 marineros, que narra el viaje a Noruega que hizo en un barco carguero. La presentación del libro, con marineros y ella como “sirena” de dos continentes, despertó el interés del público.
La profesora y crítica literaria Lucía de Leone recuerda las metamorfosis de Lange. “De poetisa a sirena, de musa de la vanguardia y compañera de estrellas literarias a la que determinó sus propios modos de autofiguración femenina -dice a LA NACION-. En ese itinerario Norah Lange ingresa y se instala en una vida cultural regida por órdenes heteropatriarcales con apuestas políticas y torsiones feministas. Por eso los marineros deben acomodarse en la calle de la tarde y sostener con fuerza a la escritora que se corre de ese lugar objetual que le estaba asignado para producir agencia deseante”. Tanto en su casa familiar en el barrio de Belgrano como en la que compartió con Girondo en Suipacha al 1400, la escritora pelijorra y de ojos claros ofició de anfitriona de celebraciones y encuentros literarios. En el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco se halla la biblioteca de Girondo, con ejemplares subrayados y anotados con una letra que se atribuye a Lange. Los investigadores literarios aún no arribaron a Suipacha 1422.
De 1937 es su libro más conocido, Cuadernos de infancia, “uno de los más bellos y luminosos libros de memorias infantiles que se hayan escrito en la literatura latinoamericana”, según afirmó el escritor César Aira. En Antes que mueran, de 1941, se agrupan semblanzas, relatos y poemas en prosa que contrapone formas de escritura. En 1942, publicó Estimados congéneres, que reúne 42 discursos que dio en tertulias y banquetes literarios sobre escritores, artistas y personalidades de la cultura como la chilena Marta Brunet, Laura Mulhall Girondo (sobrina del autor de En la masmédula), la mecenas Lila Mora y Araujo, el mismo Girondo, Emilio Lascano Tegui y los españoles Rafael Alberti y Ramón Gómez de la Serna. Sus novelas Personas en la sala (1950) y Los dos retratos (1956) pueden ser leídos en la tradición de otras grandes narradoras de América Latina, como la ucraniano-brasileña Clarice Lispector, la uruguaya Armonía Somers y la chilena María Luisa Bombal, que fue amiga de Lange y aún espera el “redescubrimiento” por parte de editores y lectores. La editorial rosarina Beatriz Viterbo publicó en dos tomos la obra completa de Lange y un tercer volumen, Papeles dispersos, con cuentos, artículos y poemas que aparecieron en revistas y diarios, LA NACION, entre otros.
“En 2012 la editorial Beatriz Viterbo, después de publicar la Obra completa de Norah Lange, edita Papeles dispersos -contó Domínguez-. Se trata de un conjunto de textos que no habían sido recuperados en ninguno de sus libros, algunos de los cuales eran inéditos. La editora Adriana Astutti tenía la firme decisión de publicarlos. Habíamos ido a visitar a Susana Lange, su sobrina, que conservaba esos papeles en un cierto orden y eso fue importante para comenzar a reunirlos. Decidimos usar un orden cronológico, desde 1927 a 1969. La escritora no había previsto ninguna forma o disposición para esos ‘papeles’; ellos cobraron vida y carácter gracias a esta decisión externa y posterior que desafió los gestos de la distracción y el abandono que Lange tendió sobre ellos al dejarlos recortados y pegados en un álbum, ceñidos sin demasiada precisión a sus cronologías”. El cuarto de vidrio, novela inconclusa, también integra el “plan de rescate” de Lange, autora de una obra plural, diversa y modernamente extraña.
Dos poemas de Norah Lange
La noche entró por la ventana
La noche entró por la ventana.
Mi alcoba está suave de luna.
Los rincones se nutren de sueño
y la bujía cuelga en la penumbra
como un sol insensible.
La tarde se va
La tarde se va
de la mano del sol.
La noche es un largo silencio negro.
La luna es el alma de la noche.
¡Si yo fuese tan solo tu corazón por dentro!
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