Nora Bär, académica de Periodismo
El acto se realizó en el Museo Mitre
La Academia Nacional de Periodismo incorporó ayer en sesión pública a Nora Bär, de reconocida trayectoria en el periodismo científico y editora de la sección Ciencia/Salud de LA NACION.
En un acto realizado en el Museo Mitre, le entregó el diploma correspondiente el presidente de la academia, José Claudio Escribano. Asistieron entre otros, el matemático Manuel Sadosky, ex secretario de Ciencia y Tecnología; el presidente de la Academia de Farmacia, Juan Claudio Sanahuja; el embajador Guillermo de la Plaza y miembros de la Academia de Periodismo.
El académico Bartolomé de Vedia, en el discurso de recepción, expresó que la divulgación periodística de la ciencia impone al periodismo una severa responsabilidad social. Y señaló que Nora Bär entrevistó a personalidades descollantes del pensamiento cultural y científico, como Carl Sagan, Nicholas Negroponte, los premios Nobel Ilya Prigogine, César Milstein y Reinhardt Selster; el director de la NASA, Daniel Goldin; Christian Barnard y Stephen Hawking, entre otros.
La nueva académica se refirió a Ada María Elflein, cuyo nombre lleva el sillón que ocupará. La evocó como cuentista infantil, redactora del diario La Prensa y cronista de viajes de principios del siglo XX.
Señaló que otros periodistas invitan hoy al lector a otra apasionante travesía: el viaje por los confines del conocimiento que propone la ciencia.
Tras glosar curiosos comentarios del Telégrafo Mercantil sobre temas de divulgación de las ciencias, dijo que hoy los científicos responden a todo tipo de presiones, tienen que definir temas y líneas de investigación que se adecuen a los requerimientos de la sociedad, enfrentan la falta crónica de recursos y están obligados a justificar los estudios de asuntos que no tienen aplicación inmediata.
Señaló que para los científicos los resultados de un experimento son confiables sólo cuando otros investigadores pueden reproducirlo; antes son sólo especulaciones tentativas. Para los periodistas, las ideas establecidas tienen sabor a viejo y despiertan menor interés que la investigación fresca y dramática, aunque ésta sea tentativa.
Contarle al público lego temas como la física cuántica es un desafío que pone a prueba las estrategias más imaginativas.