Noé: “Nueva Figuración era Picasso”
Exhibe sus obras en Muntref, prepara un libro sobre su larga carrera, es uno de los grandes referentes de la escena argentina y habla del striptease de la pintura y la imagen en red
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Hay cajas llenas de fotos en blanco y negro sobre la mesa y las sillas de esta casa porteña del siglo XIX donde sus hijos buscaron recuerdos días atrás, antes de volver a París. En las paredes del comedor faltan dos grandes cuadros: uno se acaba de vender y otro integra su muestra actual en el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Muntref). Pero la ausencia más notoria es la de su mujer, Nora Murphy.
Desconcertado por la muerte reciente de su compañera durante 55 años, Luis Felipe Noé recibe a adn mientras revisa esas fotos para ilustrar un libro que abarcará, en dos tomos, su vida y obra. Ardua tarea, ya que este artista de 79 años entró en la historia del arte argentino antes de cumplir los 30 como integrante del grupo Nueva Figuración; vivió en París y Nueva York; representó al país en la Bienal de Venecia; ganó, entre otros premios, el Konex de Brillante a las Artes Visuales, e incluso fundó un bar mítico: el Bárbaro.
Hoy dirige con Eduardo Stupía "La línea piensa", proyecto centrado en el dibujo, en el Centro Cultural Borges. A la exposición en el Muntref (ver recuadro) se sumó días atrás otra en Montevideo, con sus ilustraciones del libro Memoria del fuego , de Eduardo Galeano, y en noviembre hará su muestra anual en la galería Rubbers. Como si esto fuera poco, planea continuar sus ensayos teóricos sobre el arte, ya compilados en Antiestética (1965) y Noescritos (2007), en un libro centrado en "el striptease de la pintura".
-En Noescritos termina hablando de la crisis de la imagen. ¿En qué estado se encuentra la imagen hoy?
-Un autor alemán publicó un ensayo cuyo título lo dice todo: "Muchas imágenes, ninguna imagen". En un mundo de la imagen se tapona, por desconcierto, que el hombre construya su imagen del mundo. Creo que eso se unió a lo que llamo el striptease de la pintura. Hubo una época, desde el Renacimiento hasta el Romanticismo, de la "vestimenta de la pintura"; luego, entre el Romanticismo y el arte conceptual, viene el striptease , la voluntad de la pintura de sacarse de encima los contenidos literarios y entender su propia estructura abstracta; de ir emparentándose y conociendo su relación con la música. El striptease termina con el arte conceptual, a mediados de los años 60. Ahí surge el gran desconcierto, una verdadera crisis de qué es lo que se propone, con propuestas que van desde el hiperrealismo hasta la acción. Ahora es un tiempo de coctelera: la coctelera de la historia, de los procedimientos, de las experiencias... El intercambio entre el concepto de lo estático y el de velocidad, que es lo que más me interesa.
-También escribió que la imagen tenía que pensarse en red...
-Es lo que siento que se viene como concepto de imagen en el siglo XXI: la imagen en red. El intercambio, la interrelación de todo. Cómo un lenguaje aprende de otro lenguaje, y viceversa. Eso ya comenzó en el siglo XX, pero creo que cada vez se agudiza más. El mundo es tan veloz que las divisiones y las categorías existen pero van asimilando la esencia de las otras.
-¿Hay una síntesis?
-No creo mucho en las síntesis. Creo en el aglomerado de experiencias. El concepto de síntesis es un concepto del siglo XX: "cada vez menos". Hubo un momento en que en el striptease de la pintura se llegaba al cuadro vacío, de una sola línea, de un solo color... Y ahora creo que es lo contrario: "cada vez más", interrelacionar todas las experiencias.
-¿Se podría decir que la imagen está volviendo a ponerse esa ropa que se sacó?
-Totalmente. Pero de una manera distinta. Es como si tuviera la ropa en el piso y se la vuelve a colocar, pero en usos diferentes de los que estaban previstos.
-¿Y en qué orden se la coloca?
-Ah, no sé... Ésa es la libertad creativa.
En el taller de Noé, ese ejercicio de "vestimenta" se va improvisando a medida que avanza la obra, sin bocetos. A mitad de camino se ponen los títulos, que funcionan como "una flecha para la concreción final" de una imagen que expresa caos y velocidad mediante un perfecto equilibrio de dibujo y pintura, abstracción y figuración.
-En esa imagen actual, ¿hay una renovada vigencia del dibujo?
-Sí, absolutamente. Porque hay un nuevo entendimiento del dibujo. Antes lo trataban como arte subordinado a la pintura y, por lo tanto, era como un arte menor. Dibujar era ante todo representar y después, si uno continuaba representando bien, agregaba color. Creo que ahora el dibujo se entiende desde lo abstracto, aun cuando uno represente. Es entender la figuración desde la abstracción. A mí el nombre "Nueva Figuración" nunca me gustó.
-¿Por qué?
-Nueva Figuración era Picasso. A mí me gustaba la paradoja: "Figuración Abstracta". Siempre he amado mucho las paradojas, porque son como objetos cóncavos y convexos. Creo que todo el mundo es más o menos cóncavo-convexo. Todo tiene su reverso. Lo malo es que siempre las cosas se definen de un solo lado.
-¿El arte ayuda a ver esas paradojas sin juzgarlas?
-Depende de cada uno... Cuando se habla del "arte"... ¿Qué es el arte? El arte es entenderse con el mundo más allá de lo pragmático. La característica fundamental del ser humano es nombrar las cosas. El lenguaje se convierte en una rutina, en una cosa que se repite, y uno pierde la conciencia del nominar, porque utiliza los nombres ya hechos. Creo que la función del artista es seguir nominando las cosas.
-O sea que el artista no da nada por sentado.
-Los malos artistas dan todo por sentado. Ésa es la diferencia entre los que creen en la academia y los que no. El problema de enseñar arte es justamente dar normas, enseñar el oficio. El oficio, ante todo, es algo que se inventa.
-¿El arte no se puede enseñar?
-Se puede suscitar. Suscitar el juego. Porque todo es un juego. Cuando digo juego no digo algo menor, digo ir entendiéndose con la vida, con aproximaciones... Es ir armando el rompecabezas que es la vida, pero desde el propio punto de vista.
"Caos es el nombre de nuestros temores"
"El punto de partida es lo que he hecho en este siglo. Estoy cansado de las etiquetas que me hacen sentir la viuda de un pintor que vivió en los años 60; por el contrario, creo que mi obra ha madurado muchísimo", dice "Yuyo" Noé sobre la muestra Visiones/re-visiones . Curada por él mismo junto con Eduardo Stupía, Cecilia Ivanchevich y Diana Wechsler, reúne en el Muntref decenas de obras realizadas en la última década, en diálogo con otras anteriores. "Eso muestra una coherencia -agrega-; no solamente una evolución sino también una interrelación de intereses."
La exposición se detiene a su vez en la obra teórica de Noé, que acompañó su producción pictórica a lo largo de más de cinco décadas y que lo destaca del resto de los artistas argentinos. No podían faltar las reflexiones sobre un tema central en su trabajo, el caos, al que define como "todo aquello que sentimos como desafío de nuestro concepto de realidad. Caos es el nombre de nuestros temores, de nuestros límites".
-¿Cómo asume hoy el caos, en un momento tan caótico en la Argentina y en el mundo?
-Yo creo en el caos. Caos para mí no es desorden; es la transmutación permanente de las cosas y su interrelación. Es como cuando en física hablan de la "teoría del caos", y en realidad se refieren a lo impredecible/imprevisible. No solamente en física todo es impredecible en la actualidad, sino que lo es en todos los órdenes: político, económico, y demás. En el caos es imposible "poner orden", una expresión que les encanta a los militares, porque es querer fijar lo que no se puede fijar. Si creyéramos en el orden, estaríamos todavía en el Imperio romano o en la época de los dinosaurios. Creo que vamos en camino de un mundo cada vez menos hegemónico; la crisis del primer mundo es una clave.
Ficha: Visiones/Re-visiones , de Luis Felipe Noé, en el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Muntref), hasta el 23 de septiembre.
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