Noche de las Ideas: filosofía, performance y literatura con aire de mar
Cerró el encuentro dedicado al pensamiento con una charla literaria y una conferencia filosófica en el hall del Museo Mar; hubo gran convocatoria de público
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MAR DEL PLATA.- Adentro, en planta alta del museo Mar, sentados en butacas o en el piso se reparten más de medio centenar que siguen la presentación de la escritora Silvia Hopenhayn. Abajo, al mismo tiempo y en el playón exterior, otros tantos ya se aseguran sillas en primeras filas para seguir la charla que una hora después y desde un escenario compartirán Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti. A pesar de la tarde óptima para playa para la agenda temprana, aun cuando la noche marplatense tenía una programación ampliada con recitales y espectáculos con promesas de plateas multitudinarias, la escala local de La Noche de las Ideas encontró una fantástica respuesta de público.
Mar del Plata es otra sede de este encuentro que cada enero organizan el Instituto Francés de Argentina y Fundación Medifé, este año en una versión más federal con programación simultánea en ocho ciudades de todo el país, con actividades unidas bajo el eje temático “(Re) Construir lo común”.
El Museo de Arte Contemporáneo (MAR) está acostumbrado a estos movimientos frecuentes de visitantes, ahora con varias muestras que incluyen una espectacular presentación de los artistas del grupo Mondongo y obras de la tercera edición de Bienal Al sur, titulada “Destino del Balneario al Cosmos”. En años interiores, hubo programaciones más amplias, con muestras de arte específicas. Esta vez convocó desde dos propuestas más que interesantes y con expositores reconocidos, que no solo se limitaron a presentar sus argumentos sino a abrirse al intercambio con los presentes en un clima más que coloquial.
Hopenhayn, desde la mejor esquina interior del edificio, con un ventanal de enorme vista al mar y al fenomenal lobo dorado que diseñó Marta Minujín, cautivó con su recorrido por autores y protagonistas de obras en la performance que llamó “Reparar por la amistad”.
Les habló allí de ficción y realidad y sobre el valor de esos personajes a los que llamó “los nacidos por escrito” y dan vida a los textos, que en el caso de los clásicos distinguió como “los inmortales de la literatura”. Atravesó desde Don Quijote de la Mancha hasta las criaturas de Roberto Arlt, con varias escalas en Jorge Luis Borges y una final en Alejandro Dumas. De su novela Los Tres Mosqueteros tomó la célebre frase de “Uno para todos y todos para uno” para cerrar con un brindis real, copas en mano, que compartió con su auditorio cuando ya había caído el sol.
Y ya con la noche en ciernes se abría la segunda propuesta marplatense de esta Noche de las Ideas. El casi centenar de sillas plásticas dispuestas estaba completo y, alrededor, otros cientos de asistentes se acomodaron a gusto y como pudieron. Llegaban con reposeras, mantas o, sin ningún problema, se sentaron sobre el algo más incómodo piso de adoquín.
“¿Qué pasa? ¿Toca el Indio (Solari)?, ironizó un vecino que pasó por el lugar y se sorprendió por más de medio millar de asistentes que cubrieron todo el sector. Incluso desde el interior de autos estacionados en cercanías del escenario. “No me lo podía perder porque es uno de esos pocos que te hablan de cosas difíciles del pensamiento con mucha claridad y sencillez”, detalló Norma, que se llevó apenas un almohadón, termo y mate para escuchar al filósofo.
Y si bien el lema de esta edición es “(Re)construir lo común”, Sztajnszrajber y Barruti avanzaron desde el conceptos de deconstrucción y un recorrido paso a paso para trabajar sobre ese término, en particular sobre algunas contradicciones, respecto a qué es lo “común”, quiénes son parte y quiénes quedan fuera.
Un encuentro ameno desde el ida y vuelta con el público. “Qué viene del…”, jugó Sztajnszrajber varias veces a la espera que la platea lo acompañe en sus repetidas referencias al latín que era origen de muchas de las palabras que utilizó como pilares para construir su exposición.
A pesar de la oscuridad había algunos que, lapicera y cuaderno en mano, tomaban nota de frases e ideas. Hubo tiempo para las fotos al inicio y al final de la charla, aunque varios celulares se mantuvieron en alto y encendidos de corridos para registrar tramos extendidos de las exposiciones.
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