Noche de las Ideas 2021: una performance basada en “Alicia en el país de las maravillas”
“¡Qué mejor en estos tiempos en los que no sabemos en qué día estamos que acudir a una novela que nos permite existir más cómodamente cuando todo cambia y uno tiene que adaptarse, una novela con personajes que aparecen en dimensiones desconocidas!”. Así presenta la escritora Silvia Hopenhayn la performance “Alicia en el país de las maravillas, un manual de la existencia”, que se podrá ver el sábado 30 a las 19 en la plataforma digital de la Noche de las Ideas 2021.
Asidua participante del encuentro interdisciplinario impulsado por la Embajada de Francia, Hopenhayn escribió un monólogo especialmente para la actriz Marilú Marini a partir de dos personajes de la novela de Lewis Carroll: la Reina de Corazones y la Duquesa. En la introducción, la autora presenta la historia y los recursos narrativos de Carroll: “En Alicia en el país de las maravillas se trata de pensar el tiempo como una sucesión de palabras. Somos seres de lenguaje y lo más parecido a lo sucesivo del tiempo son las palabras. Una forma de pensar el tiempo es que las palabras cuentan. Por eso esta novela es tan importante como manual de la existencia”, explica.
Además de contar el origen azaroso de la novela (Carroll inventaba historias para la Alicia real y un día ella le pidió que se las escribiera), Hopenhayn destaca el rol del azar en la trama de la primera parte: “Es una novela que se rige por el azar porque se basa en personajes de un juego de naipes. Mientras que la segunda parte, Detrás del espejo y lo que Alicia encontró allí, de 1871, ya no se trata del azar sino de las reglas ya que transcurre en una partida de ajedrez. La pregunta que surge, entonces, es: ¿es más fácil vivir en un mundo donde rige el azar o vivir entre reglas que uno desconoce?”.
La escritora da pie a la aparición en escena (en pantalla, en realidad) de Marini, “una verdadera reina del teatro y de la conversación”. Primero como la Duquesa y luego como la Reina (y a partir de ahí en un constante ida y vuelta), la actriz recita el texto sentada frente a la cámara en una especie de primer plano casero que resulta muy atractivo:
“¿A quién se le ocurrió ponerme esta cabeza? ¿Quién me hizo heredera de los rasgos de la duquesa de Carinthia y de Tirol, que de fea llegó a famosa y ahora resulta que soy yo? ¿Ludovicus Carolus? Observen… sombrero de techo a dos aguas, fruncida hasta el espanto, me miran como si no encontraran por donde hablo o cómo respiro… ¡Ves! Ya me estás juzgando, y ni siquiera hiciste una pregunta, ni me dijiste tu nombre”.
Lo que sigue es un monólogo disparatado de poco más de media hora con dos personajes fascinantes que juegan con las palabras, el tiempo y los sentidos.
Hopenhayn eligió la novela para la performance no solo por el uso del lenguaje que hace Carroll sino porque le parece muy acorde con la época loca que vivimos. “Es una nueva forma de actualizar un texto que me resulta riquísimo, estimulante y provocador, en especial en estos tiempos de cambios inesperados, desconcierto y aprendizaje. Hace varios años que doy talleres de lectura de Alicia en el país de las maravillas, tanto en el Malba como en Asociación de Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, y actualmente en mi propio taller, Clásicos no tan Clásicos. Son dos novelas que guardo en mi valija andariega, junto con El Quijote y otras que atesoro. Cuando me llamaron para la nueva edición de la Noche de las Ideas, pensando en la actualidad del mundo que parece girar a otra velocidad, retomé la lectura de Carroll, tan afín a las transformaciones. Todo el 2020 en zoom me llevó a pensar en una escena diferente, para variar de dinámica. Ya había realizado con Marilú en diciembre del 2020 una adaptación del monólogo de Molly Bloom del Ulises, de Joyce, para el ciclo “El fluir de la conciencia”. La experiencia resultó tan vivificante que enseguida me llevó a imaginarla como la Reina de Alicia. Y desde el momento en que lo pensé, ¡ya no pude dejar de coronarla!”, contó a LA NACION.
Durante el proceso creativo, la autora pensó en escribir un monólogo de veinte minutos con la frase que repite la Reina: “¡Que le corten la cabeza!”. “Pero me pareció más interesante escribir un monólogo donde se pudiera contar la historia, respetando el carácter tan particular de la Reina”, decidió finalmente. ¿Por qué eligió esas dos mujeres de la trama en lugar de la propia Alicia o del Sombrerero Loco? Explica: “Son dos personajes que me parecen fundamentales en la novela. Al principio pensé crear un personaje mixto, que tuviera de ambas, pero justamente son tan distintas, casi opuestas, una jocosa e imperativa, la otra amorosa y digresiva. Como todos los personajes de Carroll, son seres del lenguaje que atentan contra el discurso a través del sin sentido. La lengua juega con las trampas del discurso . Lo gracioso fue cuando fui a buscar los parlamentos de la Reina de Corazones para escribir el monólogo, me encontré con poquísimas líneas y siempre las mismas: ‘¡Que le corten la cabeza!’. En cuanto a la Duquesa, es uno de mis personajes favoritos, con ella Carroll se desquita contra las moralejas y juega con el absurdo al tiempo que le hace decir una gran verdad: ‘No somos más que lo que podamos parecerle a los demás’.”
Al releer los capítulos de Alicia... donde aparecen la Duquesa y la Reina, Hopenhayn advirtió “su permanente actualidad”: “Las novelas de Carroll funcionan como parodia y fatalidad. Juegan con las distintas dimensiones (consideremos la virtual para nuestros días), ponen en jaque a la realidad (pandemia), movilizan el significado y uso de las palabras (lenguaje inclusivo), replantean la cercanía y la distancia, la proximidad del prójimo. Ya que estamos en el reino de la imagen, quizá sea una de las novelas más fetichistas en su promoción de objetos, películas, relojes, conejos, juegos de té… Y eso que es una de las obras literarias más lingüísticas”.
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