“Nadie hizo tanto como ella”: cálida despedida a Sara Facio, con familiares, amigos y colegas
Su gran generosidad, talento y trabajo pionero para difundir y valorizar la fotografía como arte en la Argentina fueron destacados por varios de los presentes en el velorio
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“Bueno querido, te mando un abrazo”, le dijo antes de cortar, hace tres semanas. Era la primera vez que Sara Facio llamaba por teléfono a Facundo de Zuviría desde que se conocieron, hace medio siglo. Desde entonces, él siempre había tomado la iniciativa. “Ahora me doy cuenta de que se estaba despidiendo”, dijo hoy el fotógrafo a LA NACION en el velorio de su amiga fallecida ayer, a la que definió como “la gran promotora de la fotografía en la Argentina”. “Nadie hizo tanto como ella –agregó–. Fue generosa y honesta. Y tuvo una personalidad muy fuerte, con la que defendió sus convicciones”.
Todos los presentes consultados compartieron la misma opinión. Entre ellos se contaron Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA); Andrés Gribnicow, director ejecutivo de la Asociación Amigos del MNBA; los fotógrafos Ricardo y Alicia Sanguinetti –hijos de Annemarie Heinrich, mentora de Facio–, Daniel Merle y Julie Weisz; la escritora Claudia Piñeiro, la actriz Leonor Benedetto, que acaba de incorporarse al equipo de la Fundación María Elena Walsh-Sara Facio, y sus sobrinas, Claudia y Mariana.
“Ella abrió un camino independiente de los fotoclubes, que eran las instituciones legitimadoras”, dijo Merle, exeditor de fotografía de LA NACION, donde Facio tuvo también con Alicia D’Amico una columna pionera dedicada a la disciplina. “Esa sección fue muy importante porque ejercía una crítica de muestras y libros de manera implacable –agregó–. Y además cofundó con María Cristina Orive La Azotea, la primera editorial de fotografía en la Argentina. Con que solo hubiera hecho eso, ya tiene su lugar en la historia”.
Y sin embargo hizo mucho más, como él mismo destaca. Por ejemplo, donar doscientas de las fotografías más valiosas de su propia colección al MNBA, para conformar un acervo del cual además fue curadora, y más de mil libros vinculados con esas imágenes. “Muchos de ellos están dedicados por sus autores”, observó Duprat, quien la definió como una persona “generosa, encantadora, inteligente, aguda, sutil y pícara, además de una gran artista”.
Como si esto fuera poco, cofundó el Consejo Argentino de Fotografía y fundó y dirigió la Fotogalería del Teatro San Martín. “Yo tenía once años cuando transformó en un espacio para muestras ese pasillo que comunicaba con la explanada del centro cultural. Siempre había un texto suyo que acompañaba las imágenes –recuerda Gribnicow–. Fue una pionera, una gran divulgadora de la fotografía cuando nadie lo hacía”.
Además de divulgarla, la puso en valor. “La fotografía era la Cenicienta de las artes, y ella la fue elevando de nivel”, señaló Weisz, quien la definió como “la persona más inteligente, capaz, emprendedora y luchadora” que haya conocido. Recordó también que, cuando comenzaba a recuperarse de un accidente que la dejó inmovilizada, Sara pasaba a buscarla en su auto para llevarla a almorzar “a los mejores restaurantes de Buenos Aires”.
“Ella pudo posicionar a la fotografía como arte en los museos, donde correspondía que estuviera, y no como la hermanita pobre de las artes”, opinó Alicia Sanguinetti. “Ése fue su trabajo más importante”, coincidió su hermano Ricardo, quien destacó también su “actitud de líder, y un carácter muy fuerte”, con el cual defendió por ejemplo que las fotos siempre tuvieran el crédito de sus autores.
“Estoy contenta porque vivió muchos años, siempre fiel a sí misma. Y ahora que murió, veo que muchos publican fotos que yo ni siquiera conocía. Nos quedará su obra”, destacó Piñeiro. “Era una guía, un ejemplo, alguien que iba a delante y a quien podía mirar”, agregó Benedetto.
Justamente, una de sus fotografías sirvió como guía a Alejandro Guyot, fotógrafo especializado en retratos de escritores, y a quien le asignaron cubrir esta nota para LA NACION. “La foto de Cortázar debe ser la más famosa, yo la tenía colgada en mi cuarto y siempre me marcó, cuando fui librero y editor. Para mí el escritor siempre estuvo relacionado con el cigarrillo, ahora esa imagen es más difícil de encontrar”.
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