Nace un museo nómade: FOLA cierra su sede y recorrerá el país en tráiler
Un acoplado con medio centenar de fotografías de otros tantos autores iniciará un recorrido de 7.200 kilómetros por 25 ciudades de ocho provincias; las muestras en Distrito Arcos se podrán visitar hasta fin de mes
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“Nos estamos transformando de un espacio físico y estático a un proyecto móvil”, dijo conmovido hasta las lágrimas Gastón Deleau. El fundador de Fototeca FOLA, museo de fotografía que abrió sus puertas hace seis años y medio en Distrito Arcos, anunció así ante fotógrafos y periodistas que la sede de Palermo cerrará a fin de mes. Una semana más tarde, un flamante tráiler con medio centenar de fotografías de otros tantos autores iniciará un recorrido de 7.200 kilómetros por 25 ciudades de ocho provincias.
En ese viaje federal, impulsado gracias a una alianza entre FOLA y Arte x Arte, se embarcará también el propio Deleau, apasionado gestor cultural que inició su carrera vendiendo suscripciones de Arte al Día en 1989. Dejará atrás un ciclo en el que impulsó muestras memorables como las dedicadas a Graciela Iturbide, Vivian Maier, Harry Grant Olds y Alfredo Srur, Daniel Muchiut y la reciente Lumiere Photo, de fotografías animadas. Hasta fines de diciembre se pueden ver The jungle show y Conquistador, de Yann Gross y Nicolas Savary.
Otra etapa comenzará el 10 de enero, cuando el Museo Itinerante de Fotografía estacione en su primer destino: Mendoza o Bariloche, según se defina en los próximos días. Desde entonces exhibirá en forma libre y gratuita fotografías de autores como Annemarie Heinrich, Horacio Coppola, Sara Facio, Adriana Lestido y Helen Zout, entre muchos otros, donadas por ellos o sus descendientes. Incluso transportará un trabajo de realidad aumentada, realizado por Gian Paolo Minelli y Rafael Parra Toro, disponible las 24 horas gracias a un código QR pintado sobre el museo móvil.
“Es un sentimiento encontrado”, reconoció Esteban Pastorino, uno de los fotógrafos que participan del proyecto. “Por un lado es una pérdida de un espacio muy importante, en el que vi muestras muy importantes y que tenía dinamismo y variedad. Por otro, es un proyecto más federal; no es algo que desaparece, sino que toma otra forma”.
Sus colegas Oscar Pintor y Martín Weber, en cambio, lo definieron como “un duelo”. “Ha sido uno de los lugares más representativos de la fotografía”, dijo Pintor, que protagonizó una muestra a comienzos de este año junto con su hijo Pablo. “Era un espacio donde mucha gente joven estaba teniendo posibilidades de encontrarse y de mostrar junto a autores más consagrados –señaló Weber-. Van desapareciendo partes de esos tejidos que nos unen”.
Los desafíos presupuestarios, agravados por la pandemia, fueron la causa de esta desaparición. Si bien FOLA contó desde el principio con el apoyo incondicional del grupo IRSA, que cedió el espacio de 1200 m2, y se hicieron muestras con financiamiento de sponsors y Mecenazgo, algunas de ellas llegaron a costar más de 50.000 dólares. Los gastos fijos acumulados durante la cuarentena, cuando el museo debió cerrar al público durante nueve meses, no fueron un tema menor. “Solo de luz, aunque no la usáramos, pagábamos una suma fija de 60.000 pesos por mes”, se lamentó Deleau.
Ahora, sin embargo, cumplirá un sueño que tiene desde hace más de veinte años: llegar con la fotografía a la mayor cantidad de gente posible. “Democratizar el arte”, dice, como lo hacía cuando organizaba desde Arte al Día los Gallery Nights. Y agrega que “la idea es ir realizando en cada lugar talleres y charlas sobre fotografía con grandes referentes en la materia”.
Quiso el destino que ese sueño coincidiera con el de Gonzalo Castillo, organizador de “La gran carrera” de autos clásicos. No solo se sumará a este “road trip” cultural, sino que también que trabajará con Deleau en futuros proyectos desde la fundación Arte x Arte, creada por sus padres –Luz y Alfonso- hace un cuarto de siglo.
Ambos tomarán la posta de Alberto Greco, artista que entre 1960 y 1961 participó en un proyecto ideado por Rafael Squirru: “Exposiciones Rodantes de Arte Argentino”. Consistía en montar en un camión, cedido por la General Motors, una exposición de arte con fines educativos y recorrer todo el sur argentino con artistas de la capital. “Ahora será Chevrolet, del grupo General Motors, el motor que llevará por el país este museo”, dice Deleau.
Y se vuelve a emocionar cuando lee una carta escrita entonces por Greco a Lila Mora: “Estoy en la capital pampeana y la inauguración se hace esta tarde. Fuimos a Catriló, un pueblecito pampeano lleno de polvo, con un galpón llamado confitería, un cine tartamudo y un círculo italiano donde expusimos. Salí encantado de Catriló. Organicé un concurso de pintura para chicos (fueron 400) Ganó Montevechio… La entrega de premios fue maravillosa (inolvidable). Estoy entusiasmado. Hay un material humano fabuloso… El encuentro con el hombre en su estado puro.”
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