¿Nace el museo hospital? Debate a puertas cerradas por el coronavirus
"Lo siento, pero se equivocaron de día. Su turno es a la misma hora, pero mañana", dijo el joven a la pareja, con una sonrisa amable. La escena no tuvo lugar en un consultorio médico sino en el Museo Thyssen, a fines de febrero en Madrid: fue la explicación que dio el guarda de sala a dos visitantes de la muestra de retratos de Rembrandt.
Ninguno de los protagonistas sabía, entonces, que probablemente estaban anticipándose al futuro de los museos en todo el planeta, que participan esta semana de la #MuseumWeek impulsada en redes sociales con un sabor amargo: el lunes próximo la mayoría celebrará por primera vez su día internacional a puertas cerradas, mientras muchos se preguntan cómo reabrirán tras la crisis provocada por el coronavirus.
El rol reciente de los museos como "espacios de encuentro" ya se debatía a pocas cuadras de allí entre representantes de instituciones de distintos países, en un ciclo impulsado por el Reina Sofía durante la semana inaugural de la feria ARCO. Entre ellos se contaba la argentina Inés Katzenstein, curadora de arte latinoamericano del MoMA, que el año pasado inauguró su sede ampliada con la idea de consolidarse como centro de reunión social en Nueva York. La misma ciudad convertida meses más tarde en el corazón de la pandemia global.
La necesidad de adaptarse a las necesidades del siglo XXI parecía especialmente relevante este año, cuando el mundo se disponía a inaugurar una decena de museos. Es decir, un alimento básico del turismo vinculado con el "capitalismo cultural", según advirtió la argentina Ana Longoni desde el Reina Sofía. Entonces llegó el Covid-19, para cambiarlo todo.
Al cierre de instituciones y galerías se sumó la suspensión de ferias y bienales, obligadas a adaptarse en tiempo récord a distintas plataformas online. Instagram se convirtió de inmediato en la nueva vidriera de los artistas, y las publicaciones en vivo se multiplicaron hasta formar una gran Babel virtual. En Alemania y Francia, algunos museos reabrieron sus puertas esta semana con restricciones en la cantidad de visitas y la exigencia de distancia social y barbijos.
"Todos los espacios que congregan a un número considerable de personas tienen que ser repensados a partir de normas sanitarias. Hasta que existan reglas de juego claras, hasta que salga la vacuna, tenemos que aceptarlo. Pero si bien estamos amenazados por un virus letal que desborda los límites de la ciencia, no podemos permitir que los museos se conviertan en hospitales, que nos obliguen a higienizarnos de tal manera que nos sintamos enfermos", advierte Gabriela Rangel, directora artística del Malba, que tampoco quiere que esta institución fundada por Eduardo Costantini se convierta "en un HBO de lo digital".
"El rol actual de los museos es preservar la memoria visual y garantizar que el patrimonio del arte está vivo -agrega-. Nosotros intentamos que nuestros contenidos se lean bien online, pero no todos se pueden traducir a esas plataformas. Buscamos evitar sumarnos a un gran estruendo cacofónico".
El primer museo de la Argentina en anunciar un protocolo de seguridad, en cerrar sus puertas el público y en hacer una conferencia de prensa por Zoom para anunciar las compras realizadas en la reciente edición online de arteBA es, además, un ejemplo de equilibrio en su presencia virtual. Entre otras originales iniciativas, el Malba le cedió por un día su cuenta de Instagram (con casi medio millón de seguidores) al artista Guillermo Kuitca para que realizara una visita guiada por los hitos su producción, que incluye la famosa serie de camas intervenidas con mapas.
También el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires reaccionó con buenos reflejos ante la crisis, e impulsó una programación digital semanal basada en obras de artistas contemporáneos argentinos. "Creo que esta pandemia nos obliga a reconocer que un museo ya no puede verse más como un conjunto de objetos materiales sino que es una gran casa creativa donde cada objeto acerca una visión del mundo -dijo a LA NACION su directora, Victoria Noorhtoorn-. Darle voz a esos objetos y a quienes los crean, y ofrecer las condiciones para un encuentro uno a uno con el arte, en las máximas condiciones de cuidado y de bienestar, es parte de nuestra responsabilidad conjunta".
"El museo soy yo", solía responder Rafael Squirru, fundador de este museo que nació hace más de seis décadas sin sede propia, y que embarcó la producción de más de 50 artistas argentinos en un buque para exhibirlas en veinte ciudades de distintos países. "La pandemia no afecta nuestra esencia ni nuestras actividades fundamentales: la investigación, la producción y el apoyo a los artistas e intelectuales", insiste Noorthorn tras haber protagonizado un diálogo público y virtual sobre el tema con Américo Castilla, ex director del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que estuvo a cargo en dos oportunidades del patrimonio nacional.
"La función de los museos es intentar llegar a comunidades que habitualmente no llegan a ellos: ahí está su futuro", señaló este último, e instó a las instituciones a "hablar de vida" y a poner el foco en "lo que nos une: la curiosidad, la intriga" para crear vínculos entre los artistas, los administradores y el público. "¿De qué manera hacemos un campo común sensible?", se preguntó.
"Creo que, cuando reabramos las puertas, seremos conscientes de que más que un dispositivo de fabricación de exposiciones, un museo es un lugar social de copresencia. Cuerpos humanos y cuerpos de obras: hay materia sensible que no puede ser reducida a mera información", señaló en el mismo sentido a LA NACION Valeria González, actual secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación.
"Lo virtual y lo presencial no debe plantearse como lo uno o lo otro; prefiero pensar las formas futuras del museo integrando y potenciando ambas dimensiones. Lo virtual es un nuevo espacio social", sostiene por su parte Martín Marcos, director del Museo Nacional de Arte Decorativo, que abordó el tema en un vivo de Instagram. Contó allí que la única persona que contrató desde que asumió fue una diseñadora con experiencia en redes sociales. Advirtió, sin embargo, que las instituciones culturales públicas no pueden "caer en la frivolidad de una alocada carrera virtual, en busca de los me gusta fáciles".
"Los museos no van a morir -agregó Marcos en diálogo con LA NACION-. Los públicos volverán a ellos, pero seguramente de otra manera, con otros cuidados y expectativas. Será necesario atraerlos con nuevas historias, con narraciones que tengan que ver con este tiempo. Un buen museo es aquel que después de una visita te deja con más preguntas que las que tenías antes de entrar. Una de las metas sobre la que coinciden la mayoría de los expertos es que los museos de objetos tienen que convertirse en museos de ideas, de significaciones, de experiencias".
A la hora de orientarse en este escenario incierto, el Museo Nacional de Bellas Artes mira hacia afuera. "Estamos atentos a los movimientos que están comenzando a hacer los museos europeos y asiáticos, que sin duda serán una referencia a la hora de tomar decisiones -dice su director, Andrés Duprat-. Creemos que gradualmente se irá normalizando la situación y los museos retomarán su actividad y su rol en la sociedad".
El gran debate, ahora, es si ese rol seguirá siendo el mismo. Eso se preguntaron días atrás varios expertos reunidos via Zoom por Bienalsur, proyecto impulsado desde la Universidad Nacional de Tres de Febrero, que apostó desde el comienzo a lo virtual y al trabajo en red como eficaces herramientas para cruzar fronteras.
"Lo digital llegó para quedarse, pero no puede suprimir la experiencia física. Seguramente los museos tendremos que reinventar los espacios en común", opinó en ese encuentro Manolo Borja, director del español Reina Sofía. Mientras que Ticio Escobar, director del Museo del Barro de Paraguay, advirtió sobre el "riesgo de banalización y de la pérdida de intensidad de la experiencia del arte" como consecuencia de los programas de difusión virtual.
"Estamos imaginando nuevos comportamientos", coincide Noorthoorn, y da algunas pistas que podrían funcionar como un antídoto ante la frialdad del "clima de hospital" de esta nueva era. "Luego del dolor vivido ante la enfermedad o el encierro, la posibilidad de estar en espacios amplios y bellos, en contacto con obras plenas de fuerza y de vida propia, será sanador. Creo que el público necesitará descansar después de tanta tensión, llenarse de energía. Estamos pensando en proveer espacios de descanso distanciados, de modo tal que una persona pueda quedarse en el museo todo el tiempo que quiera".
Iniciativas para celebrar su día
- MNBA: En adhesión a la propuesta del ICOM (International Council of Museums) de celebrar el Día internacional de los museos, en la que participan más de 37.000 museos de casi 160 países, publicará en sus redes sociales contenidos relacionados con el tema "Museos para la igualdad: diversidad e inclusión".
- MNAD: El diseño, los museos y cómo volver a hacer espacios públicos de encuentro serán los temas que abordará el Grupo Bondi en vivo, el lunes a las 18 desde la cuenta de Instagram @museodecorativo.
- Moderno: Dedicará la semana entera a su patrimonio, y compartirá también un video con testimonios de cinco directores de museos sobre las instituciones en cuarentena.
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