Museo tomado: una villa y dos manifestaciones con Mondongo en el Malba
A noventa años de la creación de “Manifestación”, de Antonio Berni, el grupo de artistas integrado por Juliana Laffitte y Manuel Mendanha le rinde homenaje al maestro rosarino
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Todo parece normal en estos días en el Malba, cuando se suben las escaleras mecánicas hasta el primer piso, hasta que se mira para abajo: junto a la medianera de la tienda del museo, donde se ofrece una cuidada selección de libros y objetos de diseño, se ven techos de chapa oxidada. Alguien dejó allí una escoba, una manguera, una alpargata usada.
La historia que explica cómo pudo ocurrir esto comenzó hace noventa años, cuando Antonio Berni pintó la obra Manifestación, hoy la más destacada de un artista argentino en una de las colecciones de arte latinoamericano más importantes del mundo. Desde el jueves próximo se exhibirá en ese subsuelo, y para llegar hasta ella habrá que internarse antes en los oscuros pasillos del humilde caserío creado por el grupo Mondongo. En una de las casillas se encontrará una recreación de Sin pan y sin trabajo (1894), de Ernesto de la Cárcova; dialoga con la pancarta que dice “Pan y trabajo”, incluida por Berni en su obra.
“Nunca lo había visto llorar así”, asegura a LA NACION Juliana Laffitte en referencia al padre de su hija Francisca, Manuel Mendanha. Si bien se conocen desde hace tres décadas, los integrantes de este colectivo artístico pocas veces se conmovieron tanto como aquel día de noviembre de 2023. En una reunión que tuvieron en el Malba, no solo les aprobaron la idea de hacer una obra en homenaje a Manifestación. También les ofrecieron bajar esta última por primera vez del primer piso, donde se exhibe desde la fundación del museo hace más de dos décadas, para colgarla junto a su propia creación. “Fue un shock de emoción, alegría y temor”, reconoce Laffitte.
Comenzó entonces una cuenta regresiva para crear una pieza aún más monumental que la del maestro rosarino: 120 kilos pesa la pintura tridimensional de plastilina de casi tres metros de ancho por dos de alto, que tiene cuarenta centímetros de profundidad en su base y está contenida en una caja de roble que emula el marco de la original.
También en esta versión “espejada” -cuya imagen completa el Malba no quiere revelar hasta el jueves- hay más de treinta personajes, aunque no protestan en el barrio Refinería de Rosario sino en las calles aledañas a la Plaza de Mayo. Tampoco son trabajadores anónimos. Son ellos mismos, amigos y parientes de los artistas, ubicados de forma aleatoria. “Vienen de procedencias diversas, se dedican a distintas cosas y el protagonismo de cada uno en la escena no está relacionado con el cariño que les tenemos”, aclara Juliana, anticipándose a posibles reclamos cuando se reconozcan el día la inauguración.
Entre ellos se cuentan Marta Minujín, Sergio De Loof, Marcelo Pombo, Sergio Bizzio, Francisco Garamona, Rodolfo Fogwill -presente en sus obras desde los inicios- y Pilar, hija de este último, visita su taller desde los tres años y ahora colabora con ellos como asistente. En primer plano aparece el rostro con gorra de Hoco Huoc, el artista que desató una polémica hace tres años en arteba con una performance que combinaba erotismo y alusiones religiosas. Incluyeron también a la abuela de Juliana, a Diego de Aduriz con una máscara de gato que suele usar en reuniones sociales y al carpintero que construyó el marco de la obra.
“No es una recreación, es un cover: algo que se toca a tu manera, con la mayor libertad posible”, aclaran a dúo Laffitte y Mendanha, convertidos después de tantos años de trabajo conjunto en lo que llaman “un monstruo de dos cabezas”. Un monstruo que casi se devora a sí mismo en la mitad del proceso creativo: en plena carrera contra el reloj, Manuel se dobló literalmente del dolor y no pudo continuar con la obra que había soñado desde que iniciaba su adolescencia.
“Decidí dedicarme al arte cuando tenía once años y vi los monstruos de Berni exhibidos en el Recoleta”, recordó horas antes de que le extirparan la vesícula, y a pocos días de que su homenaje se presente al público. “Vino bien”, dicen a coro una vez más, convencidos de que esa dolencia lo mantuvo durante meses anclado en el momento presente y ayudó a moderar la ansiedad.
Unas doce horas por día durante ocho meses, incluso sábados y domingos, pasaron encerrados en su taller de Palermo observados por multitudes: las que protagonizan las imágenes que usaron para inspirarse. “Una mini retrospectiva de manifestaciones es lo que tiene montado Mondongo en su taller. Hay que hacer esa muestra alguna vez”, escribe Fernando García, autor de Los ojos. Vida y pasión de Antonio Berni (Paidós), en uno de los doce textos de autores de distintas disciplinas que acompañarán la exposición desde un libro.
“La idea es que haya un coro heterogéneo de voces”, explica Laffitte sobre esa producción, que incluirá imágenes de la instalación site-specific que montaron en el Malba. Desde allí se eleva un barrilete hacia el techo de vidrio, atado a un cajón de madera que evoca un niño. Esta última figura no solo dialoga con Villa II, otra obra de ellos exhibida el año pasado en Nueva York y ahora en el subsuelo, inspirada en barrios marginales característicos del Sur Global. Rinde homenaje, también, a los personajes que Berni creaba con materiales encontrados. En varias oportunidades usó incluso ropa y bijouterie de Sunula, una de sus parejas, según contó ella misma hace años a LA NACION.
“A Berni lo adoramos, lo consideramos un maestro –señala Mendanha-. Nosotros trabajamos desde el principio con materiales diversos y él abrió ese camino, cuando empieza a hacer Juanito y Ramona con objetos relacionados. El collage lo inventó Picasso, pero Berni le dio una dimensión conceptual”.
Ellos dieron un paso más en ese camino, con este grupo nacido en 1999 que incluía a Agustina Picasso hasta que se casó con Matt Groening y se fue a Estados Unidos. Solo por citar algunos ejemplos. Hicieron retratos de Diego Maradona con cadenitas de oro, del Che Guevara con balas, de Eva Perón con pan, de Lucian Freud con carne ahumada y de los reyes de España con espejitos de colores, en irónica referencia a lo que los pueblos americanos recibieron de los conquistadores españoles a cambio de oro y plata. Cuando el galerista Mauro Herlitzka vio este último les pidió que lo retrataran con una técnica similar, y el resultado puede verse en estos días en su galería de Retiro.
Desde hace más de veinte años trabajan con plastilina, material con el que crearon desde enormes calaveras habitadas por múltiples universos de seres diminutos, exhibidas en Ruth Benzacar en 2009, hasta una instalación circular de 45 metros de largo, que recreó en tres dimensiones un paisaje de Entre Ríos, para su muestra en el Moderno en 2013. En noviembre instalarán de forma permanente en la terraza de ArtHaus el Baptisterio de los colores, instalación inversiva presentada en la galería Barro en 2021.
Ese mismo año el Malba emprendía el proyecto institucional Manifestación en foco, una investigación interdisciplinaria que reunió información inédita sobre esta obra realizada sobre bolsas de tela arpillera cosidas entre sí, al que se puede acceder tanto en las salas como en la web del museo. Allí se profundiza en los detalles de una pintura icónica del nuevo realismo impulsado por Berni en la década de 1930 para denunciar la desigualdad, la exclusión y la pobreza.
Para agendar:
Manifestación, de Mondongo-Homenaje a Antonio Berni, del 14 de junio al 23 de septiembre en Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415). Inauguración: jueves 13 de junio a las 19, con entrada gratis.
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