Arte y fútbol: las vidas paralelas de Juanito Laguna y Diego Maradona
La cultura popular no entró en el radar del arte argentino sino hasta los años 60 cuando la generación Pop tomó por asalto el almacén de los consumos de las capas medias para resignificarlos como un arte de la realidad antiartístico. El fútbol, que había conocido una década de gloria paralela al tango en la década de 1940, no formaba parte del repertorio de nuestros pintores así militaran en la vanguardia o en el costumbrismo. Fue Antonio Berni, en cuyo estilo se traficaban influencias de los movimientos de ruptura en sintonía con la figuración clásica, quien recogió el guante y fundió en la ficción de la pintura al Club Atlético Nueva Chicago (1937) y Team de fútbol (1954). El primero, de un aire metafísico, estuvo poco tiempo en su taller de Caballito y pertenece al MoMA desde principios de los años 40. El segundo, de registro menos onírico, es acaso más convencional, pero anticipa una coincidencia que hoy se vuelve ineludible. Inspirado en los chicos que veía en sus viajes a Santiago del Estero, Berni comenzó con los bocetos de su futuro personaje hacia 1958. Sin embargo, las primeras obras de su serie sobre Juanito Laguna, un villero del Bajo Flores, empezó a producirlas durante 1960 y se mostraron por primera vez en la galería Witcomb el 8 de noviembre de 1961.
Diego Armando Maradona, un ignorado bebé de Villa Fiorito, al otro lado del Riachuelo, había cumplido entonces un año y una semana. El tiempo los consagraría en una vida paralela: el niño real, el de Fiorito, de juvenil cebollita a campeón del mundo y mito viviente del fútbol y la cultura popular mundial; el de la ficción, el del Bajo Flores, de fetiche del pop lunfardo, el Nuevo Cancionero y el Nouveau Realisme francés a integrar ambientes palaciegos en colecciones privadas y públicas. Juanito, en el que Berni proyectó una infancia con privaciones, pero sobre todo las fisuras del desarrollismo, y Diego, son ídolos de barro, pero no en el sentido biblíco y moralista. Salieron de la vida más dura que pudiera vivirse en las orillas de Buenos Aires y se consagraron en el arte y el deporte como hitos de la cultura popular que el mundo reconoce como algo único, irrepetible. Más aún, acaso la vida de Diego, dentro y fuera de la cancha, haya sido una extensión de la saga de Berni que quedó trunca con su inesperada muerte en octubre de 1981 cuando el futbolista ya era "El 10" de Boca Juniors y lo llevó a ganar el campeonato metropolitano sacándole un punto de ventaja a Ferro Carril Oeste.
Hoy puede parecer ilógico, pero para Berni no fue fácil tampoco que el mercado del arte aceptara a su criatura villera. Si bien fue premiado con su serie de grabados en la Bienal de Venecia de 1962 (equivalente de Juanito a levantar la copa en México 86) recién fue en los años 90 cuando las obras de la saga se volvieron trofeo para los coleccionistas. Hoy la potencia de una obra en que los materiales de la pintura fueron reemplazados por los desechos industriales y la materialidad del arrabal deprimido para contar una historia se ha vuelto un hito en el arte argentino y latinoamericano del siglo XX. Las piernas de Diego maltratadas hasta el hartazgo por defensores sicarios acá, en Barcelona, Nápoli y los mundiales estaban hechas de esos materiales y de esa misma narrativa. Juanito fue maradoniano sin que Berni lo supiera y Maradona fue Berniano aunque quizás no hubiera visto una sola obra del irreverente maestro rosarino (ese paso tardío por Newell’s Old Boys: alto símbolo). Nadie hubiera merecido más que Maradona tener colgado en alguna de las paredes de las lujosas casas que habitó siendo star un Juanito Laguna. Ya de esos donde se acercaba a un gótico de extramuros (el "Retrato de Juanito Laguna" que el visionario Guido Di Tella le compró en Witcomb en 1961) como los xillocollages donde se lo podía ver pescando o los de fines de los 70, con un Juanito adolescente que se parecía cada vez más al Diego que se preparaba para debutar en la primera división de Argentinos Juniors. Eso también fue en octubre (como el nacimiento de Diego y la muerte de Berni en 1981), mientras el rosarino revolvía las calles de Manhattan para crear en una habitación del Chelsea Hotel los Juanitos que en las marcas del collage anticiparían los productos de la góndola menemista.
Juanito y Maradona son contemporáneos, vienen del fondo social argentino (que parece no tener fondo) y trascendieron el arte y el fútbol. Se volvieron mitologemas a los que se los usa para explicar cosas. Sí, este es también el país de Juanito Laguna y de Diego Armando Maradona. El de un personaje de la ficción (¡qué importa que Berni no escribiera libros: si su obra es pura narrativa!) y otro real que el universo decidió hacer nacer casi al mismo tiempo y casi en el mismo lugar. A los dos les han escrito y cantado poetas y trovadores: Armando Tejada Gómez, Mercedes Sosas y César Isella hicieron canciones para Juanito; Andrés Calamaro, Rodrigo, Manu Chao, Paco Amoroso y Los Piojos para Diego. ¿Qué otro personaje de la pintura argentina tiene canciones populares escritas y grabadas en su nombre? ¿Cuántos otros jugadores de fútbol fueron a parar a un estribillo? Son únicos. Juanito sobrevive a Maradona porque está hecho de una materia que trasciende el tiempo, pero la muerte no acaba con el mito (lo sabemos por Gardel, nosotros). Es muy posible que, con el tiempo, el arte argentino lo tematice así como lo hicieron los Mondongo (tan bernianos como maradonianos), en 2005, con un retrato de hilos de oro que captaba su sonrisa única en México 86, y Roberto Jacoby, emplazando una réplica del pie izquierdo del David de Miguel Angel en la entrada de Villa Fiorito, en su homenaje. Eso fue en 2008 y se hizo en colaboración con la galería Belleza y Felicidad, cuya directora es Laguna, como Juanito, pero Fernanda.
Además, en fotos
Diego Maradona fue protagonista de la obra y fuente de inspiración de diferentes artistas. Varias fotografías emblemáticas que le tomaron a lo largo de su carrera, como la que abre esta nota o las que le sacó Eduardo Longoni durante el festejo del mítico gol a los ingleses, fueron reunidas en la muestra Mundo fútbol, que se realizó en la Fototeca Latinoamericana durante el último Mundial de Rusia.