Murió Rubén Tizziani, maestro del policial negro y de la crónica
Una relevante producción literaria, que transitó la novela, los cuentos y la poesía, una dilatada trayectoria en los medios de comunicación y una profunda calidad humana caracterizaban la vida del periodista y escritor Rubén Tizziani, fallecido en Buenos Aires a los 82 años.
Varios de sus libros fueron llevados al cine, como la celebrada Noches sin lunas ni soles, que abrió caminos en el género de la novela negra en el país y tuvo varias reediciones. Publicada por Siglo XXI en 1975, narra una atrapante trama policial e indaga en la relación que se teje entre el perseguidor y su presa, en tiempos en que la violencia y la represión comenzaban a ganar terreno en el país. Considerado por los críticos un relato magistral, la versión cinematográfica de Noches sin lunas ni soles fue filmada en los años 80 por José Martínez Suárez, quien asignó los papeles centrales a Alberto de Mendoza, Luisina Brando y Lautaro Murúa, con singular éxito.
En los años previos, Tizziani había publicado Las galerías, obra editada en 1968 por Sudamericana, y Los borrachos en el cementerio, por Siglo XXI, en 1974. Luego llegarían otras narraciones, como El desquite (Emecé, 1978), llevada también al cine por Juan Calor De Sanzo, y Todo es triste al volver (1983), escrito cuando la democracia retornaba a la Argentina y el propio autor volvía a Buenos Aires, luego de permanecer varios años en el exterior.
Tizziani había nacido en la ciudad santafesina de Vera, en 1937, en un hogar modesto, donde no había libros, aunque sus padres le supieron transmitir sensibilidad por la música y otras expresiones del arte. En la adolescencia incursionaba en la literatura y a los 15 años publicó sus primeros poemas en revistas estudiantiles locales, en las que despuntó su pasión por la literatura, de la que nunca se despegó. El periodismo fue el otro motor que nutrió su infatigable acción en favor de la promoción de la actividad cultural. Eran frecuentes sus participaciones en los festivales internacionales de cine y fue un estudioso del tango y de las expresiones artísticas, amén de un destacado intérprete en reuniones informales.
Tizziani consideraba la literatura y el periodismo como dos expresiones muy distintas que se sirven de la misma herramienta y que en definitiva se nutren una de otra.
Fue secretario de redacción de Clarín, jefe de redacción de La Razón, director de la revista Siete Días y editor de varias publicaciones periodísticas. A fines de los años 60, le tocó cubrir en Lima el derrocamiento del presidente constitucional peruano Fernando Belaúnde Terry y se destacó como una de las principales plumas de la revista Caretas, uno de los reconocidos semanarios periodísticos de la región y del que fue jefe de redacción. Trabajó, además, en Paraguay, donde fue director del diario La Nación, de Asunción.
A partir de 1980 se radicó en París. Escribió textos periodísticos en la Agencia France Press (AFP) y brilló particularmente su trabajo como corresponsal en Europa de varias publicaciones de América latina. Nunca descuidó su fascinación por el cine y fue autor de guiones para la Radio Televisión de la Unesco y cultivó amistades con figuras del ámbito cultural.
De regreso a la Argentina, transmitió en Mar de olvido (Emecé, 1992) la profundidad de las raíces que permanecen en el viajero que busca otros rumbos y los anhelos frente al futuro que los hombres y mujeres llevan en su equipaje. La obra fue publicada también con éxito en Italia.
Su producción literaria se completa con Un tiburón de ojos tristes (2001), una historia de acción y suspenso ambientada con personajes marginales perdidos en una isla, y en Un poco menos pobre (2003) describió trazos poco conocidos del actor cómico Alberto Olmedo, en una biografìa que actualizó recientemente en formato digital, con fotografías inéditas y nuevos capítulos y que rebautizó: Los 1001 rostros de Alberto Olmedo, publicada por Ediciones El Minuto.
Trabajó, además, en la adaptación televisiva de la novela El túnel, de Ernesto Sabato, con la dirección de Mario Sabato, y fue autor del guión de la película "Seguridad personal", realizada por el director cinematográfico Aníbal De Sanzo.
Rubén Tizziani coincidió con varios intelectuales en el Club Político Argentino, donde promovió el compromiso con los valores cívicos y el debate de ideas, en un marco de pluralismo y libertad, sumando su voz al fuerte rechazo a toda pretensión de pensamiento único.
Acompañó siempre con fraternal dedicación a sus tres hijas, Oriana, Licia y Ania, y a sus tres nietos, y formó un hogar con María de Vedia, que además de transmitir calidez se constituía en lugar de encuentro para el pensamiento, la reflexión, las expresiones artísticas y la buena música.
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