Murió el pintor argentino Jorge Demirjian
"Tengo una gran fe en la minoría de seres humanos a los que les interesa el arte", declaró años atrás Jorge Demirjian, el notable artista que falleció en esta ciudad ayer a la tarde. Hace pocas semanas había cumplido 86 años. Hijo de inmigrantes armenios, había nacido el 5 de junio de 1932 en Buenos Aires y en su formación artística, pese a no haber sido estrictamente académica, contó con maestros como Emilio Pettoruti y Horacio Butler. Fue compañero de taller de artistas como Lucio Fontana, Marie Orensanz y Ricardo Carpani.
Sin pertenecer por entero al grupo de la Nueva Figuración, integrado por Ernesto Deira, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé y Jorge de la Vega, se destacó por sus enormes óleos expresivos y fulgurantes. Fue amigo de Carlos Gorriarena y Antonio Seguí, entre otros, con quienes compartió muestras colectivas y charlas. Se consideraba a sí mismo un satélite de movimientos artísticos generacionales y confiaba en el tesón y el trabajo en solitario.
Como muchos pintores argentinos, parte de su formación la realizó en capitales internacionales del arte. En 1960, becado por el Fondo Nacional de las Artes, se radicó en Milán y, años después, en París, donde realizó exposiciones individuales y participó de muestras colectivas. Al mismo tiempo, expuso en la célebre galería Bonino y en el Instituto Di Tella, en Buenos Aires. En 1970, becado esta vez por el gobierno inglés, se mudó a Londres, donde cursó un posgrado en la Escuela Slade de Bellas Artes, una de las mejores escuelas de arte inglesas. En Inglaterra mostró obras en galerías, en el Camdem Arts Centre y en la Real Academia de Artes.
De esa época data un encuentro con el genial artista Francis Bacon, que lo visitó en su taller. Para Demirjian, el estudio en profundidad de la obra de Bacon le permitió profundizar en su propia poética. "Conocí a Bacon y me pareció una gran persona, pero su pintura me parece algo enfermiza. Me interesa el cuerpo humano pero no la deformación de la persona, como la que él hace en su obra", indicó. En esos años, la figura humana empieza a fundirse con el fondo en sus pinturas o, desde otro punto de vista, se convierte en una forma más del plano.
Solía decir que sus maestros de pintura habían sido españoles: Goya, Velázquez y Picasso, pero incluía en ese listado a Paul Cézanne, gracias al que desarrolló sus hipótesis sobre el plano partido y las composiciones austeras. Demirjian repartía su tiempo entre la pintura, la música y la literatura. Admiraba a los poetas: en su taller del barrio de San Telmo se veían libros con la poesía reunida de Jorge Luis Borges, William Blake, Fernando Pessoa y W. H. Auden. Imprimía versos de alguno de ellos y los pegaba en las paredes. "La poesía se maneja con sorpresas, cada palabra es fundamental y no puede cambiarse una por otra. En pintura, con las imágenes, pasa lo mismo", declaró en una entrevista.
Obtuvo varios premios en el país y en el extranjero y fue representante de la Argentina en la 36° Bienal de Venecia. Se estableció en Nueva York en la década de 1980 y luego regresó al país. Obras suyas se encuentran en colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes y del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de Bellas Artes de Ereván, en Armenia, y de la Biblioteca Nacional de París.
Sus últimas grandes muestras fueron tres. Una hacia 2002, cuando el Museo Nacional de Bellas Artes le dedicó una retrospectiva. En 2014, expuso en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta La persistencia del deseo , que estuvo al cuidado de Renato Rita y Elio Kapszuk. De esa muestra queda como testimonio impreso un catálogo con reproducciones de óleos y acrílicos pintados a lo largo de diez años. Y en 2017 presentó Formas dulces y sentimentales en el Espacio Cultural de la Asociación Cultural Armenia. El artista nunca se privó de manifestar orgullo por su identidad armenia.
La despedida al gran pintor argentino será hoy en la Catedral Armenia San Gregorio El Iluminador, Armenia 1322, de 9 a 14.30.
Temas
Otras noticias de Arte
Más leídas de Cultura
“Un clásico desobediente”. Gabriela Cabezón Cámara gana el Premio Fundación Medifé Filba de Novela, su cuarto reconocimiento del año
“Enigma perpetuo”. A 30 años de la muerte de Liliana Maresca, nuevas miradas sobre su legado “provocador y desconcertante”
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
Manuscrito. Canción sobre canción