Murió Manuel Pampín, el fundador de Corregidor, la editorial “más argentina, con todas las letras”
Tenía 86 años y estaba internado en el Hospital Italiano; había llegado de España en los años 50 y se dedicó a la industria editorial desde el principio: fue librero, editó a Pizarnik, Macedonio y Lispector, y apostó al ensayo político, el teatro y la historia
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El mundo editorial despide a otro de sus hacedores. Ayer, a los 86 años, falleció en el Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires el fundador de Ediciones Corregidor, el editor Manuel Pampín, informó su familia. Había nacido el 23 de noviembre de 1936 en Vilar da Vela, La Coruña, y arribó a la Argentina en 1951. Trabajó en una distribuidora de libros, fue librero y, en 1970, fundó Corregidor. Al año siguiente, publicó el primer libro, Los caudillos de la Revolución de Mayo, de Rodolfo Puiggrós. En 1973, la primera novela de Osvaldo Soriano, Triste, solitario y final, y en 1976 la primera novela de Alberto Laiseca, Su turno para morir. Además de literatura nacional e internacional, apostó por el ensayo político, el teatro, la poesía, la historia y la crítica.
Adiós a Manuel Pampín, el fundador de la queridísima Ediciones Corregidor. A él le debemos los libros de Alejandra Pizarnik, Macedonio Fernández, Clarice Lispector y Arturo Jauretche. Piloto de tormentas, prócer de la supervivencia, editor fino y rotundo. Adiós y gracias. pic.twitter.com/ndGldmT5KO
— Notanpuan (@Notanpuanlibros) October 12, 2023
Antes de que se volviera una costumbre en el “ecosistema editorial” local, Pampín se animó a publicar las obras reunidas de poetas como Alberto Girri, Susana Thénon, Edgar Bayley, Juan Gelman y Alejandra Pizarnik. Hizo lo mismo con el legado literario de Macedonio Fernández. En años recientes, Corregidor dio a conocer obras de nuevos narradores, entre ellos, Juan Vitulli, Paula Tomassoni, María Laura Pérez Gras, Débora Mundani, Natalia Neo Poblet y Ariel Urquiza.
En suma, el catálogo de Corregidor -la editorial “más argentina, con todas las letras”, como decía en tiempos de transnacionalización del sector- es uno de los más destacados del ámbito editorial. Reúne libros de los brasileños Clarice Lispector y Silviano Santiago, del puertorriqueño Eduardo Lalo, de los cubanos Virgilio Piñera y Marcial Gala, y de Marco Denevi, Enrique Medina, Roberto Ferro, Cristina Piña, Osvaldo Dragún, Eduardo Rovner y Arturo Jauretche, entre otros escritores. Mediante colecciones como Archipiélago Caribe, Vereda Tropical, La Vida en las Pampas, Biblioteca de Poesía, La Historia del Tango, La Inteligencia Americana y Narrativas al Sur del Río Bravo, a cargo de diversos especialistas, construyó una editorial de neto corte latinoamericano.
“Manuel Pampín es un nombre ya legendario para la historia editorial argentina y muy en particular para los descendientes de gallegos y españoles en general -dice la escritora María Rosa Lojo a LA NACION-. Lo conocí siendo una joven investigadora y escritora. Confió en mí de entrada, me publicó mi primer libro de ensayo académico y mi tesis de doctorado. Ya como investigadora principal del Conicet fundé en Corregidor dos colecciones, una de ediciones académicas y otra de ensayo, que sigo dirigiendo con Jorge Bracamonte. También acabo de publicar con ellos mi último libro de narrativa, Lo que hicieron ahí. Corregidor puede exhibir con orgullo su marca de fábrica. Es una empresa nacional profundamente comprometida con el patrimonio cultural argentino, y también ligada a sus orígenes gallegos, y una empresa de familia, de las poquísimas que han sobrevivido a tantos cambios globales. Honra el legado de Manuel, su fundador, que cumplió cabalmente la epopeya del inmigrante”.
“Fue uno de los grandes editores argentinos -dice Aurelio Narvaja, director de Colihue-. Gallego de nacimiento y llegado al país muy jovencito, se involucró hasta tal punto con lo argentino, con nuestra cultura, que buena parte de la producción en áreas como el teatro, la poesía, el tango y la música popular, la narrativa y el ensayo, fue editada por él a riesgo, por convicción, en muchísimos casos como primeras ediciones de autores que después devinieron clásicos. Tenía una proverbial intuición para encontrar la calidad donde otros no la veían. Era además un porteño pícaro, juguetón, extraordinario campeón de truco criollo y gran marcador central en los campeonatos de fútbol de la industria editorial durante décadas. Un verdadero personaje de la ciudad, el país y la cultura argentina, que me honró con su amistad. No sobrevivió a la muerte de su querida Susana, su compañera de toda la vida a los que vi bailar hasta hace pocos años desde tango hasta salsa, pasando por el folklore”.
En 2017, cuando fue elegido “editor del año” en la Feria del Libro porteña, en Colihue se publicó Manuel Pampín, editor argentino. El artífice de Corregidor, del crítico y profesor Jorge Lafforgue.
“La de Pampín fue una tarea extraordinaria, una editorial para admirar -remarca el escritor Oche Califa-. Por suerte sus pares lo reconocieron en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires como un gran editor. Personalmente, creo que ese esfuerzo descomunal de editar las obras completas de varios autores es algo que demuestra que fue un editor de raza. Lamento mucho su fallecimiento”.
La CONABIP lamenta el fallecimiento de Manuel Pampín, entusiasta impulsor de la llegada de las Bibliotecas Populares a la Feria del Libro. pic.twitter.com/UHeYjSkcsT
— CONABIP (@CONABIP) October 12, 2023
“Es una gran pérdida para el mundo editorial -dice a LA NACION el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro-. Un gran editor consecuente con una idea y una línea editorial”.
Sus tres hijos -María Fernanda, Paula y Juan, que comunicaron en redes sociales el fallecimiento de su padre, que fue despedido hoy en Lanús- heredaron la pasión por los libros años atrás y tomaron la posta en Corregidor. Días atrás, Juan Pampín resultó electo presidente de la Cámara Argentina del Libro.
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