Murió Jacques Derrida, un filósofo de fin de siglo
Fue una figura admirada y criticada
El filósofo francés Jacques Derrida, una de las más grandes figuras de la vida intelectual contemporánea, blanco de tanta crítica como admiración, falleció en un hospital de París ayer, a los 74 años, a consecuencia de un cáncer de páncreas.
Controvertido y provocador, escritor prolífico, comprometido con las ideas políticas de la izquierda, Derrida integra el grupo de los pensadores posmodernos -junto con figuras como Deleuze, Baudrillard y Lyotard-, pero tiene, sin embargo, una marca personal.
Es el creador de la deconstrucción, una manera crítica de mirar la realidad, que cuestiona y deshace desde el interior el sistema de pensamiento dominante desde la modernidad y que, como metáfora del fragmentado mundo contemporáneo, se inició en la literatura, pero se expandió a la antropología, la lingüística, la semiótica y el arte, entre otros campos.
Recientemente se lo había mencionado como candidato al Premio Nobel de Literatura. Estaba casado con Marguerite Aucouturier, con quien tenía dos hijos.
Autor de más de 40 obras, analizado en más de 400 libros, Derrida fue un auténtico hombre de su tiempo. Compartió la actividad con los pensadores más destacados de la escena intelectual francesa, atravesó las disciplinas -de la filosofía a la literatura, del psicoanálisis a la arquitectura-, creó un personaje de sí mismo y lo alimentó en los medios de comunicación, generó admiración y críticas de igual intensidad y se involucró en la defensa de causas políticas.
Nació el 15 de julio de 1930 en El-Bihar, Argelia, en una familia judía. A los 12 años, a raíz de un decreto del gobierno de Vichy que reducía el límite máximo de alumnos judíos, fue expulsado del colegio francés.
Intentó sin éxito ser jugador de fútbol profesional y en 1949 se trasladó a París. No fue un buen estudiante: desaprobó su examen final de secundario y dos veces intentó infructuosamente ingresar en la Escuela Normal Superior, lo que logró finalmente en 1952. Defendió su tesis doctoral recién a los 50 años.
Difícil de definir
En la década del 60 comenzó su actividad docente en la Sorbona y en 1965 lo hizo en la Escuela Normal Superior. En 1967 introdujo la deconstrucción a partir del estudio del lenguaje. Aunque Derrida se resistió siempre a definirla de manera precisa -"si existe algo así, se desarrolla en la experiencia de lo imposible", dijo en 1993-, en su base está la idea de que los textos no tienen un sentido unívoco, sino que admiten una variedad de interpretaciones y que ningún pensamiento puede ser comprendido de manera absoluta. Del lenguaje, la deconstrucción se independizó como concepto y avanzó a los campos más diversos, en algunos con menos rigor que el que su creador buscaba en su trabajo.
A partir de los años 70 creció su fama en Estados Unidos -donde fue profesor en varias universidades-, mientras muchas puertas se le cerraban en Francia. "Nunca estuve durante mucho tiempo en Estados Unidos. Sin embargo, la acogida de mi trabajo fue más generosa, más atenta allí, donde tuve menos censura, barreras y conflictos que en Francia", dijo en una entrevista reciente.
Desde los 80, Derrida -que cambió su disgusto por la exposición pública por una progresiva presencia en los medios- se transformó en un activo defensor de causas políticas: se opuso al apartheid en Sudáfrica, defendió a disidentes checos y los derechos de los inmigrantes norafricanos en Francia. En 2003, tras la ocupación de Irak, se pronunció junto a otros intelectuales europeos por una política exterior europea con identidad propia.
Desde sus primeros textos, su marca fue una prosa difícil, iluminadora para muchos, pretensiosa y vacía para otros. "Nadie se enoja con un matemático o un físico a quien no se le comprende (...). La deconstrucción requiere trabajo. Si es tan oscura ¿por qué la gente que asiste a mis clases se cuenta por miles?", dijo.
Los imperdibles
- "De la gramatología" (Siglo XXI, Buenos Aires, 1971).
- "La tarjeta postal. De Freud a Lacán y más allá" (Siglo XXI, México, 1986).
- "La escritura y la diferencia" (Anthropos, Barcelona, 1989).
- "Memorias" (Gedisa, Barcelona, 1989).
- "Ecografías de la televisión" (Eudeba, Buenos Aires, 1998).