En uno, el narcotraficante aparece abatido por varias balas y en el otro se lo muestra derrumbado sobre un techo; en 2018 el hijo del artista dio una nota a la BBC donde reveló el misterio
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Los dos cuadros muestran a un Pablo Escobar enorme sobre un tejado. En el primero es abatido por varias balas y en el segundo ya aparece derrumbado sobre ese techo que fue el sitio de su muerte, tanto en la pintura como en la vida real, hace un cuarto de siglo.
Se trata de las dos pinturas que el famoso artista colombiano Fernando Botero, quien murió este viernes en Mónaco a los 91 años, hizo del narcotraficante fallecido en Medellín un 2 de diciembre de 1993.
Sin ser consideradas obras cumbre del reconocido pintor, La muerte de Pablo Escobar (1999) y Pablo Escobar muerto (2006) son dos cuadros que, desde que fueron conocidos, dieron de qué hablar y produjeron la constante pregunta de por qué Botero decidió recrear los minutos finales del capo narco muy a su estilo.
Para saber un poco más de la historia de estas pinturas, que se encuentran en el Museo de Antioquia, en Medellín, BBC Mundo conversó en 2018 con Juan Carlos Botero, hijo del artista y estudioso de su obra.
Dos series
El hijo del pintor explica que los dos cuadros de su padre sobre Escobar forman parte de dos series distintas pintadas en diferentes momentos.
La primera pintura forma parte de una serie relacionada con la violencia en Colombia, en la que también se encuentran recreaciones del conflicto armado y algunos episodios sucedidos en este país en el último medio siglo, como masacres y atentados.
El segundo cuadro, en el que Escobar ya aparece muerto, forma parte de otra serie donde también se reflejan episodios violentos en Colombia y el mundo. “Esas dos colecciones tienen una gran carga de denuncia y en ellos aparecen los de Pablo Escobar”, dice Botero.
El experto señala que para su padre “era imposible darle la espalda a las atrocidades que ocurrían en Colombia”, como secuestros, masacres torturas y la violencia del narcotráfico.
“Mi papá no los hizo para cambiar la realidad, pero sí para mantener estos episodios y que nunca se lleguen a olvidar. La intención era relatar la brutal realidad colombiana”, añade.
Pablo gigante
¿Más allá del estilo de Botero, hay un motivo por que Escobar aparezca como un gigante en las pinturas?
Su hijo, autor del libro El arte de Fernando Botero (2011), señala que más allá de la técnica, el tamaño descomunal de Escobar refleja la magnitud de la tragedia que significó para Colombia. “Si figura es monumental comparado al resto del ambiente en los cuadros para mostrar la dimensión que adquirió”, indica el experto.
Juan Carlos Botero añade que su padre aprovechaba los tamaños y las formas en su obra y que en este caso usó el tamaño descomunal de Escobar como se hacía en el arte del Renacimiento, que es parte del abanico de influencias que el maestro tiene. “Los tamaños de las figuras en los cuadros de Escobar muestran su dimensión prácticamente mítica que llegó a tener”, concluye.
El repudio de Botero a Escobar
En libros y entrevistas, se cuenta como si fuera leyenda que Pablo Escobar hizo dos presagios en vida ante sus sicarios más cercanos: que Botero lo pintaría y que Álvaro Uribe llegaría a ser presidente. Finalmente, los dos se llegaron a cumplir, aunque el hijo del maestro colombiano aclara que su padre repudiaba al narcotraficante y jamás le habría hecho un retrato por encargo.
“Siendo ese señor tan grandilocuente no dudo que habría querido que mi padre le hiciera una pintura, pero la realidad es que él nunca lo habría hecho”, explica Juan Carlos Botero.
El experto, que también es novelista, añade que el artista llegó a condenar que Escobar tuviera algún cuadro suyo en su colección personal de obras de arte.
Se sabe que el narcotraficante tenía millones de dólares en pinturas y entre ellas estaba al menos un original del maestro colombiano y algunas réplicas. Botero, a mediados de los 80, hizo público su repudio por esta situación a través de medios de comunicación.
Otro aspecto que destaca el hijo del pintor es que su padre, nacido en Medellín, aspiraba a que su ciudad fuera una de las capitales artísticas de Colombia y no la capital mundial de los homicidios como la convirtió Escobar hace tres décadas.
*Por Boris Miranda
*Este artículo fue publicado originalmente en 2018 y lo compartimos con motivo del fallecimiento de Fernando Botero el 15 de septiembre de 2023.