Murió Félix Luna, testigo de la historia
El brillante escritor falleció a los 84 años; deja una obra fecunda, que transita con igual calidad temas políticos, ensayos y ficciones
Figura sobresaliente en la historiografía argentina contemporánea y, sobre todo, escritor y ciudadano argentino comprometido profundamente con su tiempo y su país, Félix Luna falleció ayer, a los 84 años, tras varios meses de internación.
Aunque muchos lo creían oriundo de La Rioja, de donde era su familia, había nacido en Buenos Aires el 30 de septiembre de 1925. Sin embargo, supo aunar como pocos todas las pasiones y muchas de las virtudes de un argentino cabal. Por ello, resultarán escasas estas líneas para tratar de resumir una vida larga y fecunda, caracterizada por el hacer y el pensar en muchos ámbitos de nuestra realidad cultural y política.
En 1951 se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y muy pronto comenzó a publicar los primeros títulos de una obra imprescindible, que transitó con igual calidad por temas de historia, ensayo, poesía, ficción y periodismo. Entre 1986 y 1989 fue secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, gestión muy recordada por haber impulsado el Plan Cultural en Barrios, con conciertos al aire libre y gratuitos.
Profesor e investigador en la UBA y en las universidades del Salvador y de Belgrano, su carrera docente propiamente dicha iba a desarrollarse de una manera novedosa y fuera de los ámbitos académicos. A partir de la publicación de sus libros sobre historia argentina, y de la creación de la revista Todo es Historia –aparecida en 1967 y de influencia decisiva en la construcción de la historiografía argentina– el nombre de Félix Luna estuvo indisolublemente ligado a una manera de contar, difundir e interpretar la historia y la vida de los argentinos, atractiva y caracterizada por la voluntad de objetividad y –sobre todo en sus últimas obras– búsqueda de un principio de entendimiento común.
Esa visión lo llevó también a actuar en todos los ámbitos periodísticos de su época: fue editorialista de Clarín y colaborador de La Nacion, de Buenos Aires, y en revistas y otros diarios del interior. Junto al músico y compositor Ariel Ramírez escribió los versos para varias obras musicales, como la Misa criolla, Cantata sudamericana y Mujeres argentinas, obra esta última que incluye las hoy famosísimas canciones "Alfonsina y el mar" y "Juana Azurduy", consagradas en la voz de Mercedes Sosa.
Fue con la publicación de sus casi treinta libros con lo que creció su fama como historiador y escritor. Muy temprano, en 1954, dio a conocer Yrigoyen, su primera biografía de presidentes argentinos, y recibió el primer premio de la Dirección Nacional de Cultura, en 1957, al mejor cuento costumbrista por "La fusilación". Después aparecieron Alvear, en 1958; Diálogos con Frondizi, en 1962; Los caudillos, en 1966, y, en 1968, una de sus obras capitales, destinada a convertirse en best-seller, El 45, donde escribe: "Pienso que daría diez años de la vida de Félix Luna a cambio de un solo día de Juan D. Perón. A cambio, por ejemplo, de aquella jornada de octubre, cuando se asomó a la Plaza de Mayo y recibió, en un bramido inolvidable, lo más limpio y hermoso que puede ambicionar un hombre con vocación política: el amor de su pueblo".
Tras publicar Argentina de Perón a Lanusse, en 1973; Conversaciones con José Luis Romero (ensayo histórico) y Ortiz, entre otros títulos, publicó los tres volúmenes de Perón y su tiempo, en 1984. Llegó luego otra de sus obras más conocidas: Soy Roca (1989). Otra vez, Luna buscó y logró con este libro una forma distinta de narración: a lo largo de 500 páginas es el presidente argentino el que, supuestamente poco tiempo antes de morir, cuenta su vida, tan ligada al destino de la República. La belleza de la prosa y la actualidad histórica del personaje hicieron de este libro otro gran best-seller, continuamente reeditado.
En Sarmiento y sus fantasmas, de 1997, y en Martín Aldama. Un soldado de la independencia, de 2001, volvió a usar sabiamente la voz de sus personajes para lograr que la historia argentina, sin importar su lejanía en el tiempo, se reactualizara hasta hacerse más comprensible para todos. Y en los años 90 publicó, entre otros, Breve historia de los argentinos, Historia integral de los argentinos (10 tomos) y Diálogos con la historia y la política, en colaboración con Natalio Botana.
Distinguido con gran cantidad de premios –en 1994, obtuvo el Konex en la categoría de biografías históricas–, miembro de las academias nacionales de la Historia, de Ciencias Morales y Políticas, y de Periodismo, recibió distinciones de los gobiernos de Francia, Perú y Brasil, y fue nombrado ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires en 1996, quizás uno de los galardones que más lo hayan emocionado. El último premio le llegó el martes último, cuando su hija Felicitas recibió en su nombre –pues ya estaba internado– el premio Trayectoria, otorgado por la Academia del Folklore, en la Legislatura porteña.
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