Murió la escritora Hebe Uhart
Hoy al mediodía, semanas antes de cumplir 82 años, murió en la ciudad de Buenos Aires la gran narradora y cronista argentina Hebe Uhart. Había nacido el 2 de diciembre de 1936 en la localidad bonaerense de Moreno, un escenario que solía aparecer en sus ficciones levemente costumbristas, disparatadas e infiltradas por el lenguaje popular, al que siempre prestó tanta atención. "Descubro visiones distintas a través del lenguaje que la gente plantea", dijo en una entrevista reciente con LA NACION. Uhart fue primero maestra, como contó en su nouvelle Señorita, de 1999, y luego estudió Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Dio clases en escuelas secundarias, en la cátedra de Filosofía de Tomás Abraham (en el Ciclo Básico Común de la UBA) y en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Fogwill, entre otros escritores y críticos argentinos, la consideraba la mejor narradora del país. Zumbonas y perspicaces, las observaciones de sus personajes en los relatos alcanzaban un sesgo socrático.
A partir de 1962 publicó varios libros de cuentos en ediciones de autor, pero fue a partir de la década de 1980, con la publicación de los cuentos de La luz de un nuevo día, y las novelas cortas Leonor y Camilo asciende, cuando su obra ganó lectores y reconocimiento público. En los años 90 siguieron títulos como la novela corta Mudanzas y los cuentos de Guiando la hiedra, que fueron adaptados al teatro por Laura Yusem. En 2010, el sello Alfaguara publicó un tomo con sus novelas cortas y cuentos, con el título Relatos reunidos, y este año la editorial Adriana Hidalgo publicó en un solo tomo sus seis novelas cortas. Uhart era una escritora consagrada y a sus talleres literarios asistían escritores jóvenes en busca de consejos y recomendaciones para aventurarse en el territorio de la literatura. La editorial Blatt&Ríos publicó uno de los primeros títulos de Uhart, El gato tuvo la culpa, donde ya asomaba la poética única de la autora, y también Las clases de Hebe Uhart, de Liliana Villanueva, que acercó a los lectores consejos singulares sobre el arte de narrar.
Fue también una cronista ejemplar. Con crónicas de viajes humorísticas, tiernas e irónicas, ayudó a dibujar un mapa del estado de las lenguas en América Latina. Viajera crónica (2011), Visto y oído (2012) y De la Patagonia a México (2015), entre otros títulos, revelaron a una lúcida cronista que, paradójicamente, siempre había estado presente en cuentos y nouvelles. Obtuvo varios reconocimientos, entre ellos el Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2015 y el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, en 2017.
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