Murió el polémico Marcial Maciel
Fundador de los Legionarios de Cristo, fue sancionado en 2006 por abusos sexuales
ROMA (De nuestra corresponsal).- A los 87 años, Marcial Maciel, el controvertido sacerdote mexicano que fundó el influyente movimiento católico conservador de los Legionarios de Cristo, murió anteayer, en Estados Unidos.
Acusado por algunos seminaristas de abusos sexuales, en mayo de 2006 Maciel había sido sancionado duramente por Benedicto XVI, que dictaminó su renuncia a "todo ministerio público", es decir, a no celebrar más misa en público, y su obligación a llevar un vida reservada de oración y arrepentimiento.
Pese a estas restricciones, Maciel, que siempre negó las acusaciones en su contra, fue hasta el final el líder carismático e indiscutido del movimiento por él fundado en 1941. En un comunicado hecho público ayer, los Legionarios anunciaron "la partida de su querido padre fundador... a la patria celestial". En una carta a las comunidades de los Legionarios y a su brazo laico, Regnum Christi, el sucesor de Maciel, el reverendo mexicano Alvaro Corcuera, anunció que éste había muerto "con la paz que siempre hubo en su alma".
Muy cercano a Juan Pablo II, Maciel -conocido en México como "Padre Nuestro"- fundó los Legionarios de Cristo en 1941, tres años antes de ser ordenado sacerdote. Con el paso del tiempo, y gracias al apoyo del papa polaco, su influyente orden conservadora -conocida por su férrea disciplina interna- fue creciendo. Hoy, los Legionarios están en más de 20 países (sobre todo Estados Unidos, España y México), con 3000 sacerdotes y seminaristas, 70.000 miembros laicos y 12 universidades.
Después de décadas de sospechas de que había cometido abusos sexuales contra seminaristas, debido a denuncias salidas a la luz en distintos medios, fue sólo a partir de 1998 que la Congregación para la Doctrina de la Fe comenzó a investigar a Maciel.
Tuvieron que pasar ocho años para que la Santa Sede llegara a la conclusión de que algunas de las acusaciones tenían fundamento. El caso siempre fue sensible en el Vaticano, ya que podía significar una sombra para la reputación de Juan Pablo II, que muchas veces había elogiado a Maciel en público.
Lo cierto es que, con el impulso de Benedicto XVI, en mayo de 2006 el Vaticano decidió sancionar a Maciel. Este, por su edad avanzada y débil estado de salud, evitó un proceso canónico en su contra y que se lo redujera al estado laical. Según trascendió, antes de morir Maciel le pidió a Corcuera celebrar su funeral "en un clima de oración y en forma simple y privada".
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