Murió el intelectual Nicolás Casullo
Impulsó el grupo Carta Abierta
Apasionado defensor de sus ideas, promotor del compromiso de los intelectuales con los debates políticos de su tiempo y con una marcada identificación con sectores progresistas y de izquierda, murió ayer a los 64 años, en esta ciudad, el profesor y ensayista Nicolás Casullo, que también ha publicado libros como novelista.
Fue uno de los impulsores del grupo oficialista Carta Abierta, surgido en medio del conflicto rural para acompañar al gobierno kirchnerista desde el mundo intelectual. Transmitía su compromiso con las ideas políticas y sociales en la cátedra universitaria y en la revista cultural Pensamiento de los confines , que creó en 1995 y dirigía, con afán y dedicación, junto a Alejandro Kaufman, Matías Bruera y Ricardo Forster.
Profesor en la Universidad de Buenos Aires, donde dirigió la maestría en comunicación y cultura, y en la Universidad Nacional de Quilmes, también en el área de comunicación social, vivía rodeado de libros y promovía con ardor los debates de ideas.
Había nacido en Buenos Aires, en 1944. Integró las redacciones de publicaciones políticas en los años 60 y 70, lo que a partir de 1974 lo llevó al exilio en Cuba, Venezuela y México, Fue docente de la Universidad Autónoma de México y profesor consulto en la de París.
Autor de París 68. Las escrituras, el recuerdo y el olvido , El debate modernidad-posmodernidad , Viena del 900: la remoción de lo moderno , Itinerarios de la modernidad , Sobre la marcha. Cultura y política en la Argentina y Peronismo. Militancia y crítica (1973-2008) , el año último publicó Las cuestiones , un ensayo de 500 páginas en el que analiza la crisis del Estado actual en América latina.
Casullo escribió también novelas, como El frutero de los ojos radiantes y La cátedra , y su obra Para hacer el amor en los parques fue prohibida durante el gobierno de Onganía.
Ameno y de trato cálido con sus alumnos, se dedicaba con pasión a desentrañar los problemas latentes del país y del mundo. En 2004 obtuvo la beca Guggenheim para investigar sobre las vanguardias revolucionarias en los años 70 y los movimientos populares de 2001 y 2002 en la Argentina. También ganó el premio Konex, en la categoría ensayo filosófico.
Sus discípulos, así como las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y sus colegas de la Universidad de Quilmes, recordaban ayer la coherencia de sus acciones públicas con sus ideas y el fino humor, no exento de mordaz ironía, con el que enfrentaba situaciones adversas. Le gustaba participar en polémicas y no rehuía el debate con pensadores y referentes de otros sectores del campo intelectual.
Sus restos son velados en la Biblioteca Nacional, Agüero 2502, y hoy al mediodía serán sepultados en el cementerio Británico, de esta ciudad.
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