Murió el escritor estadounidense Andrew Vachss, autor de novela negra y defensor de los derechos de los niños
El autor de diversas series protagonizadas por el investigador privado Burke, murió ayer en Nueva York, a los 79 años; su obra no ha sido muy difundida en lengua española
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Los admiradores de las novelas negras de la serie de Burke están de duelo por la muerte del escritor estadounidense y “cruzado” en contra de los abusadores de menores, Andrew Vachss, que murió ayer en Nueva York, a los 79 años. Había nacido el 19 de octubre de 1942. Las causas de su muerte aún no han sido reveladas, pero en su página web se lee: “Andrew Vachss ha muerto. La pérdida no se puede medir y las deudas solo se pueden pagar hacia adelante”. Autor de más de treinta novelas, libros de cuentos y de poesía, obras de teatro, letras de canciones y novelas gráficas, Vachss fue además abogado especializado en la defensa de niños y adolescentes, investigador para el gobierno de su país de la cadena de contagios de enfermedades venéreas, asistente social, conferencista, director de un centro de ayuda para migrantes urbanos en Chicago, de un programa de reinserción de exdetenidos en Massachusetts y de una cárcel para delincuentes juveniles violentos en Boston.
Por si fuera poco, integró las fuerzas de paz de las Naciones Unidas en Biafra (ahora Nigeria) durante el conflicto político-étnico en ese país; allí intentó encontrar -sin mucho éxito- una ruta terrestre para llevar alimentos y medicamentos a través de la frontera después de que los puertos fueran bloqueados y los puentes aéreos de la Cruz Roja prohibidos por el gobierno nigeriano. En su labor como abogado, Vachss solo defendió a niños y adolescentes. Su actividad profesional “alimentó” su obra literaria.
“Con gran tristeza informamos de la muerte de nuestro fundador, Andrew Vachss -se lee en la página de Facebook de Legislative Drafting Institute for Child Protection-. El mundo ha perdido una de sus voces más fuertes en el ámbito de la protección de la infancia”.
“La única persona que conocí en mi vida que odiaba a los matones más que mi padre fue mi madre -escribió en un ensayo autobiográfico-. Décadas antes de que la expresión ‘abuso de menores’ se convirtiera en parte de la conciencia estadounidense, herir a un niño en presencia de mis padres era un grave error. Mi padre era un hombre corpulento y fuerte, capaz de golpear a un adversario como un carpintero clava un clavo; pero todos en el vecindario sabían que mi madre era aún más peligrosa. De todas las cualidades que mis padres intentaron inculcarme, el odio a los matones siempre estuvo en la base”.
Estaba casado con Alice Vachss, fiscal de delitos sexuales en Queens, defensora de víctimas de abuso (niños y ancianos) y escritora de no ficción. Amante de los perros, la pareja vivía rodeada de ellos. A causa de una lesión que tuvo en el ojo derecho durante la infancia, el escritor usaba un parche.
En 1993, el entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton firmó la Ley Nacional de Protección Infantil, que propició la creación de una base de datos para ayudar a rastrear a los abusadores de niños; el proyecto había sido sugerido por Vachss en el programa de Oprah Winfrey. “Sabía de los ‘abusadores de niños’, esos hombres monstruosos que merodeaban por los patios de recreo, con una bolsa de caramelos en los bolsillos y la maldad en el corazón. Pero nunca supe que los humanos tuvieran sexo con bebés. Y no cualquier bebé, sino con sus propios bebés”, dijo el escritor.
Pese a que escribió más de treinta novelas, solo algunas, muy pocas, fueron traducidas al español. De la serie de Burke, el investigador rudo, marginal y ultraviolento, se conocen Bajos fondos, Strega, Blue Belle y Nido de gusanos. Burke estuvo en la cárcel, integra una comunidad de amigos singulares a los que ama (tanto como odia a su familia biológica), tiene antecedentes penales de sobra y un carácter impredecible. Sus clientes, a los que él decide si acepta o no, suelen contratarlo con fines de venganza. En sus ficciones, los abusadores, maltratadores y asesinos de niños son villanos recurrentes, y la violencia solo refleja la corrupción moral. “No podemos seguir tolerando a aquellos que destruyen a nuestros niños -sostuvo-. La evolución es una carrera de relevos, con el bastón pasando de generación en generación. La competencia es entre aquellos que consideran a los niños las semillas de la especie y los que los consideran siervos y víctimas. Ahora bien: no estamos ganando esa competencia”.
En sus obras, además de la violencia extrema, abunda el erotismo (también extremo). La obra de Vachss ha sido considerada políticamente incorrecta por su sentido de la justicia por mano propia -o tercerizada, como en el caso de Burke-, su sesgo pornográfico y una crítica feroz a las organizaciones sociales (como la Iglesia católica) que defienden o son complacientes con los victimarios. “Vachss es un escritor que pertenece a una fauna ya extinguida hace tiempo, la del escritor que escribe porque tiene una misión”, señaló el escritor Guillermo Piro tiempo atrás.
Fue autor de las trilogías Cross y Aftershock y escribió una novela y un cómic protagonizados por Batman (Batman, The Ultimate Evil). “Empecé a escribir tarde y a ser publicado mucho más tarde -declaró Vachss-. Pero la lectura estaba tan inextricablemente entrelazada con los complejos hilos de mi infancia que podría haber sido codificada genéticamente”. La crítica lo consideró alternativamente un novelista de no ficción, un Charles Dickens moderno y un narrador realista, sensacionalista e impactante. Algo de verdad subyace en esos señalamientos.
Recibió varios premios por su labor por la defensa de los derechos de los niños, entre otros, el primer premio Harvey R. Houck (Justicia para Niños) en 2003 y el Childhelp Congressional en 1994; por su obra literaria, obtuvo el premio Raymond Chandler en 2000 y el Grand Prix de Littérature Policière en 1998, por Strega.
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