Murió el destacado poeta chileno Gonzalo Rojas
Está considerado como una de las voces ?latinoamericanas más importantes del siglo XX
A los 93 años, dos meses después de sufrir un accidente cerebrovascular, falleció en Santiago (Chile) el poeta Gonzalo Rojas, considerado una de las grandes voces que dio el país trasandino junto con Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Nicanor Parra.
"Los últimos días era claro que él estaba con un deterioro significativo, así que la verdad que [su muerte] no nos sorprendió mayormente. Nosotros creemos que nuestro padre tuvo una tremenda vida, estamos muy agradecidos", dijo a la prensa chilena su hijo Gonzalo Rojas-May.
Nacido el 20 de diciembre de 1917 en el pueblo portuario de Lebu, al sur de Chile, en el seno de una familia minera, Rojas estudió derecho y letras. Perteneció al grupo surrealista nucleado alrededor de la revista Mandrágora (1938-1943). Fue profesor de estética literaria y jefe del departamento de castellano de la Universidad de Concepción, en Chile, y se desempeñó como profesor en universidades de los Estados Unidos, Alemania y Venezuela, donde se exilió tras el golpe de Augusto Pinochet, a punto de asumir como embajador en Cuba, cargo que ocupó en China.
Su poesía, alimentada por las vanguardias del siglo XX con el surrealismo como influencia más clara, mereció innumerables distinciones, entre ellas el Reina Sofía (España 1992), el Octavio Paz (México, 1998) y el Cervantes (2003).
Poeta del amor y el erotismo, Rojas dio a conocer su primer libro a una edad que se considera tardía para un poeta. A los 31 años, publicó La miseria del hombre (1948), que no fue muy bien tratado por la crítica, pero sí por sus colegas, como la Premio Nobel Gabriela Mistral, que escribió: "Me ha removido y, a trechos, me deja algo parecido al deslumbramiento de lo muy original, de lo realmente inédito".
Su segunda obra, Contra la muerte , llegó 16 años después y lo instaló dentro del panorama de la poesía latinoamericana. Además, desde 1958, organizó y propició encuentros y seminarios con muchos de aquellos escritores que luego formaron parte del llamado boom latinoamericano.
Admiraba a los poetas de Buenos Aires, con Juan Gelman a la cabeza, y aseguraba sentirse venezolano, país donde dio a conocer la obra que lo consagró, Oscuro , en 1977.
Para Rojas, Oscuro significó además un fuerte cambio en su manera de producir: a sus casi 60 años, había publicado sólo tres libros de poesía. Desde entonces, su producción se multiplicó con títulos, como Transtierro (1979), Del relámpago (1981), América es la casa y otros poemas (1998) y Del ocio sagrado (2002), entre otros, y fue traducido a 11 idiomas.
En 2003, al recibir el Premio Cervantes de manos del rey Juan Carlos de España, confesó en su discurso: "No paso de aprendiz y el seso no me dio para letrado, ni menos para el fulgor encandilante de estar aquí. Pónganse en mi caso, es que no lo merezco, ¿qué lo voy a merecer?".
Eligió vivir sus últimos años en Chillán, unos 400 kilómetros al sur de Santiago, en una casa inmensa y tranquila, ya que, según su hijo Gonzalo, "lo agobiaban la fama y las llamadas". Antes del incidente se mantenía activo y con planes. Un ejemplo que reflejan las palabras de su hijo: "Fue un privilegio para quienes tuvimos la suerte de aprender a ver el mundo con él".
FE DE ERRATA
De Antología de aire (Fondo de Cultura Económica, 1991)
Señores del jurado, ahí les mando de vuelta en
automóvil nupcial a esa mujer
que no me es, escasa
de encantamiento, puro pelo
ronco abajo, ahí van
las dos ubres testigas ya usadas
por múltiple palpación
sucia de otras neutras de su especie
que no dan para calipigias, la errata
fue el chorro kármico, la vileza
de esas dos noches en mis sábanas, ahí también
van las dos sábanas coloradas de vergüenza, incluyo
por último 3 o 4 rosas blancas,
pónganlas
en el florero de vidrio por mera distinción
a la fragancia mortuoria. Avísenme
si fue Zeus el que hiló la torcedura
de ese hilo o no más la Parca. Firmado:
Calímaco.