Murió a los 90 años Mario Muchnik, gran editor de una generación irrepetible
Dio a conocer obras de autores notables del siglo XX como Elias Canetti, Julio Cortázar, Susan Sontag y Oliver Sacks; también escribió textos autobiográficos y manuales de edición; había dejado la Argentina a finales de los años 40 y desde 1978 vivía en España
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De un tiempo a esta parte, una generación de irrepetibles gestores culturales se despide. Hoy en Madrid, murió a los 90 años Mario Muchnik, el hombre detrás de la publicación de grandes obras de grandes autores: de Julio Cortázar al Nobel Elias Canetti, Primo Levi, Amos Oz y su entrañable amigo Oliver Sacks, de quien fue el primer editor en castellano. El editor, escritor y fotógrafo había nacido en Buenos Aires (más precisamente, en Ramos Mejía) el 21 de junio de 1931 en el seno de una familia de origen ruso. Residía en España desde 1978. Su padre, Jacobo Muchnik, fue un importante publicitario y editor, a cargo del sello Fabril Editora. Gracias a las actividades paternas, Muchnik pudo conocer a Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato y al español Rafael Alberti, entre otros destacados autores.
Su familia emigró a Nueva York a finales de los años 1940, y Muchnik estudió y se licenció en Ciencias Físicas por la Universidad de Columbia. Luego se doctoró en Roma y participó en el descubrimiento de la antipartícula barión sigma. En esa ciudad italiana dio clases en los años 1960 en el Instituto de Física Nuclear y conoció a su pareja, Nicole Muchnik. En París, participó de las revueltas (y dejó testimonio fotográfico) del Mayo Francés.
“Tenía padres sobreprotectores y el mío viajó a Nueva York para reunirse con el astrónomo Harlow Shapley, para preguntarle si era viable que estudiara ahí -recordó en un diálogo con LA NACION-. Me recibí y me quedé hasta que no pude tolerar el macartismo”. Muchnik nunca regresó a la Argentina (salvo un breve viaje en 1971) y, según declaró, sus recuerdos de Buenos Aires se remontan a la “era” preperonista.
En 1973, con su pareja fundó Muchnik Editores (el primer libro publicado fue Y otros poemas, del español Jorge Guillén); mientras, trabajaba para la dirección de colecciones literarias del editor francés Robert Laffont, donde impulsó la publicación de escritores latinoamericanos. Llegó a Barcelona en 1978. Entre 1982 y 1983 se desempeñó como director literario de Ariel-Seix Barral y fue vicepresidente hasta 2012 de Difusora Internacional, la editorial fundada por su padre y Víctor y Joan Seix. De 1991 a 1997 trabajó en el sello Anaya-Mario Muchnik, especializado en obras de narrativa extranjera y contemporánea, nuevos escritores españoles y ensayo histórico. En 1998 creó el sello madrileño Taller de Mario Muchnik, donde se publicaron varios libros suyos, como A propósito: del recuerdo a la memoria, 1931-2005 y De cielo en cielo; otros de su padre, de Blas Matamoro, Carlos Sampayo y Héctor Yánover, y de autores extranjeros.
Muchnik fue editor de grandes autores del siglo XX, como Miguel Ángel Asturias, Italo Calvino, el Nobel de Literatura 1981 Elias Canetti (entre otros, Masa y poder y La lengua absuelta), Julio Cortázar (su Nicaragua tan violentamente dulce), Gilles Deleuze, Amos Oz, Carlos Fuentes, Ismail Kadaré, Primo Levi (del que publicó la trilogía Si esto es un hombre), André Malraux, Henry Miller, Augusto Monterroso, Juan Carlos Onetti, León Poliakov, Augusto Roa Bastos, Susan Sontag (el genial Estilos radicales), George Steiner y Gore Vidal. También tradujo obras de Calvino, Sontag y Canetti, de Guy Davenport y Arthur Miller. También publicó obras de Marcelo Cohen y Antonio Tello Argüello.
Descubridor de Oliver Sacks, su relación con el neurólogo y escritor, que murió en 2015, fue de una entrañable amistad. Muchnik editó, entre otros best sellers, Despertares, Veo una voz, Con una sola pierna y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.
Como se titula su libro de conversaciones con el periodista español Juan Cruz, Muchnik fue “un editor para toda la vida”. “Para leer una novela importante como Madame Bovary o los ensayos de Montaigne yo necesito el papel -afirmó-. Debe ser que crecí con el papel. Que mi padre me llevara a conocer la imprenta y tratara de descifrar mi nombre al revés fue algo que me quedó para toda la vida. Después, como editor, siempre me gustó ir a la imprenta”.
En 2021, el Ayuntamiento de Valladolid y el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua realizaron la exposición Mario Muchnik, el fotógrafo, con las imágenes en blanco y negro que el editor y fotógrafo tomó durante más de medio siglo a escritores e intelectuales de todo el mundo.
“Cuando me metí con Nicole acababa de salir Rayuela y pensamos hacer algo que es imposible: unir fuerzas para traducirla al francés -contó-. Julio nos escuchaba con respeto. Luego nos hicimos muy amigos. En 1973, con el golpe de Estado en Chile, todos militábamos. Había setenta personas en casa y Julio estaba ahí. Su misión era hacer fotocopias. Luego conocí a Carol Dunlop [pareja de Cortázar y coautora de Los autonautas de la cosmopista, editada por Muchnik]. Estaba con Julio en un café y se empezaron a besar en plena luz del día. Eran tan tiernos”.
Como autor publicó varios libros, entre ellos Mundo judío. Crónica personal, Un bárbaro en París, Para mis amigos libreros, Banco de pruebas. Memorias de trabajo 1949-1999, Lo peor no son los autores: autobiografía editorial 1966-1997 y El otro día: una infancia en Buenos Aires, 1931-1945. Además de textos autobiográficos, escribió manuales de edición, maquetación, tipografía y corrección de estilo. También dio a conocer fotolibros, como Miguel Ángel de cerca, Volverte a ver: Argentina, 1971 y Mayo 68: prohibido prohibir. Imágenes de mayo del 68.
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