Mundo Tarkovski: un viaje de las polaroids al cine y por la literatura también
Creía Andrei Tarkovski (1932-1986) que cualquier observación es única e irrepetible. Ese razonamiento puede ser una buena guía para introducirse en el viaje y el mundo que propone "Luz instantánea", una muestra con cerca de un centenar de polaroids que el cineasta tomó en momentos decisivos de su vida, el último período que pasó en Rusia y el primer viaje por Italia, en el umbral de la década del 80. "Yo estaba allí cuando las tomó. Fueron una primera idea para trabajar en el proyecto de Nostalgia", asegura Andrei Tarkovski (hijo), quien llegó a Buenos Aires para acompañar la exhibición, corazón del Festival Tarkovski en la Casa del Bicentenario, que comienza hoy.
El encuentro está organizado por Daniel Rosenfeld (director argentino de películas como La quimera de los héroes y Cornelia frente al espejo), Bernardo Nante y Mariano Nante, autores del excelente prólogo de Narraciones para cine, una edición muy valiosa de la editorial independiente Mardulce que pone el foco en una serie de atrapantes relatos transformados con el paso del tiempo en guiones cinematográficos. Como todo lo que produjo Tarkovski, esta obra literaria tiene un enorme poder estimulante. La visión sagrada de la experiencia humana que atesoraba estaba cimentada en la convicción de que la muerte espiritual es un fantasma que siempre acecha y que un buen consejo para enfrentarla es asumir las paradojas de la vida, en lugar de anularlas. "Un arte que exprese las necesidades espirituales y las esperanzas de la humanidad juega un papel importantísimo para la educación moral", remarcó Tarkovski en su canónico Esculpir en el tiempo, libro aparecido originalmente en 1991, que ya lleva trece reediciones en español y que parte de la especificidad del lenguaje del cine para elaborar un catálogo de reflexiones destinadas a orientar la percepción de su obra como un discurso abierto, poderoso y transformador.
Aquello que Tarkovski vivió como una tarea ineludible también indujo a pensarlo más de una vez como un santo, algo que lo perturbaba especialmente, como hizo notar en Martirologio, los diarios que recogen aquello que anotó entre 1970 y 1986, incluyendo problemas económicos, hostilidades del régimen soviético y sinsabores amorosos. Una vida complicada que probablemente haya determinado crucialmente el rasgo de su temperamento que su hijo resalta como fundamental: "Mi padre tenía una enorme capacidad de concentración. Para perseguir un objetivo durante toda la vida y también para enfocarse en lo importante, lo necesario, sin perderse en detalles superfluos. Esa concentración permanente es una característica común a todos los genios. En una actividad como el cine, con tanta gente alrededor y tantos asuntos a los que estar atento al mismo tiempo –la luz, las actuaciones, los tiempos–, no es del todo sencillo".
El genio multifacético
Uno de los objetivos evidentes del Festival Tarkovski es revelar la mayor cantidad posible de facetas de este artista único que fue el primer soviético en ganar el León de Oro de Venecia (por su ópera prima La infancia de Iván, 1962) y, enfrentado con la burocracia comunista, tardó siete años en estrenar su siguiente película, Andréi Rubliov (1969). Se exhibirá toda su filmografía restaurada (siete largometrajes), con presentaciones a cargo de directores argentinos como Edgardo Cozarinsky, Andrés Di Tella y Celina Murga; se conversará sobre el libro de Mardulce, habrá mesas redondas y se dictará un curso centrado en estudiar las "sensaciones paradójicas que nunca se cierran en una explicación y que tampoco pueden capturarse del todo" en sus películas.
La idea del festival se gestó en un encuentro entre Rosenfeld y Tarkovski (hijo). El productor portugués Paulo Branco los presentó y ahí mismo se encendió la chispa que disparó este festival producido por la Casa del Bicentenario, dependiente del Ministerio de Cultura nacional. "Me contó que su padre había sido un gran lector de Borges y un buen bailarín de tango –confiesa el director argentino–. Son anécdotas, misceláneas que dan cuenta de un detrás de escena sensorial. Charlamos de esta muestra de polaroids y me entusiasmó la idea de traerla al país. Son fotos que revelan la intimidad de un proceso creativo, como un cuaderno de notas visuales de ensueño. Andrei (hijo) fue testigo de ese proceso, por eso será un guía de lujo para quienes asistan a cualquiera de las actividades: conciertos, lecturas, seminarios y proyecciones de los films restaurados".
"Mi padre tenía una enorme capacidad de concentración. Para perseguir un objeto durante toda la vida y para enfocarse en lo importante. Esa concentración permanente es una característica común a todos los genios"
Tarkovski tomó las fotos, rememora hoy su hijo, mientras buscaba locaciones para Nostalgia, su penúltimo film, de 1983. "Son el resultado de una exploración pensada para encontrar las atmósferas de esa película, una especie de diario de imágenes elaborado como base para un trabajo muy personal –señala–. Nostalgia es un film apoyado en sus propias experiencias y sus propios sueños, muy honesto, muy verdadero. Estas fotos reflejan el poder de su visión artística".
Una de las fortalezas de los clásicos es su permanente actualidad. Y la obra del ruso no pierde vigencia, "sobre todo por la convicción plena con la que abordó su singular visión artística y espiritual", sostiene Mariano Nantes. "Lo acusaban de elitista, pero él estaba seguro de que su misión era poner en escena sus ideas estéticas, filosóficas y morales en torno a temas universales como la muerte, el amor o la relación con el arte".
Fiel a esa concepción del arte como espejo del alma humana, Tarkovski construyó un legado invencible, desprovisto de falsedades, concesiones y cálculos especulativos. Cuando rodó Nostalgia en Italia, atravesaba lo que él mismo describió crudamente como "la larga y angustiosa separación de su familia y las dificultades de un entorno inusual y una lengua extraña". Tres años después, cuando trabajaba en el corte final de la que sería su última película, Sacrificio (1986), tuvo que enfrentar el diagnóstico de un cáncer terminal. Curiosamente, lo mismo que le ocurría al protagonista de esa historia en una primera versión del guion, que, aunque fue modificada, tuvo un inquietante carácter anticipatorio; como si la vida y el cine fueran inevitablemente una misma cosa.
Agenda de actividades gratuitas
Muestra de fotos "Luz instantánea". Exposición que reúne ochenta polaroids realizadas por Andrei Tarkovski. A partir de hoy, a las 18.30, de martes a domingos y feriados, de 13 a 21, en la Casa Nacional del Bicentenario, Riobamba 985.
Concierto La música favorita. Concierto de piano y violín del Dúo Gazzana con las obras preferidas del cineasta ruso (Bach, Arvo Pärt y Olivier Messiaen). Hoy, a las 20, en la Casa del Bicentenario.
Libro Narraciones para cine. Presentación del volumen editado por Mardulce. Con Andrei Tarkovski (hijo), Bernardo Nante, Mariano Nante y Daniel Rosenfeld. Jueves 15, a las 19, en Aráoz 1942.
MasterclassPor A. Tarkovski (hijo). Clase magistral. Mañana, a las 18, en Riobamba 985.
Ciclo de cinePelículas restauradas. Del 16 de marzo al 15 de abril proyectarán El espejo, Nostalgia, Tempo di vaggio, La aplanadora y el violín, Andréi Rubliov, Solaris y Stalker. En el Cine del Bellas Artes (Figueroa Alcorta 2280).
Conferencia"Tarkovski y lo sagrado" Por Bernardo Nante. El 22, a las 19, en Aráoz 1942.
Curso "Zona de contacto. Los paisajes afectivos de Andrei Tarkovski". Por Irene Depetris Chauvin y Fernanda Alarcón. En abril, con inscripción previa cursos@casadelbicentenario.gob.ar
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