Muestras de arte mutantes: Ruth Benzacar inicia otra era
En una exposición que reúne por primera vez a todos sus artistas, la galería impulsará una nueva dinámica al rotar la posición de las obras y ceder a dos de ellos por semana un espacio destacado en una nueva sala
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Dentro del freezer, el tiempo hace su trabajo sobre la materia orgánica. Podría decirse que es tan creador de la obra como el artista que la materializó, el rosarino Adrián Villar Rojas, uno de los argentinos más destacados en la escena global del arte contemporáneo. La heladera que presenta ahora por primera vez en el país, y que integra su serie El teatro de la desaparición, se impone como un símbolo entre las treinta piezas exhibidas en la galería Ruth Benzacar: el de las muestras mutantes, una idea concebida en pandemia que generará una dinámica distinta a lo realizado durante más de medio siglo.
“Es más que otra muestra colectiva. Es refundacional, refleja una nueva forma de trabajar, de cerrar una etapa y abrir otra”, aclara a LA NACION Orly Benzacar, codirectora de la galería junto con su hija Mora Bacal, sobre Reunión. Así se llama este conjunto de trabajos realizados por los artistas que representa, seleccionados por la curadora invitada Lara Marmor, que irán cambiando de lugar a lo largo de cuatro meses.
Así como ocurrirá con el Pop Up de BAphoto en Patio Bullrich, que irá rotando muestras hasta diciembre, en Ruth Benzacar dos obras cobrarán mayor protagonismo cada semana al reubicarse en la entrada a la sala principal. Durante esos días se destinará a otras obras de esos mismos artistas la sala 2, a la que antes se ingresaba por la vereda y que ahora fue integrada a la galería mediante un pasillo interno, con un destino multipropósito.
El martes próximo, cuando abra al público, se concretará entonces una múltiple inauguración: la de un espacio físico –que incluye la remodelada recepción, donde ahora se levanta una biblioteca diseñada por el estudio de diseño Números Primos-, una forma de trabajar y de una muestra que por primera vez reúne a todos los artistas representados por la galería, entre los que se cuentan figuras de prestigio internacional como Tomás Saraceno, Jorge Macchi, Liliana Porter, Marie Orensanz, Leandro Erlich y Eduardo Basualdo. Todos argentinos y todos vivos, salvo Roberto Aizenberg, que participan con obras emblemáticas de su producción y otras más recientes.
Esta renovación es el fruto del “trabajo interno” que se hizo en todo sentido durante el último año y medio. Comenzó primero con reuniones virtuales propuestas por la galería para “repactar” el vínculo con los artistas. “Quisimos abrir el canal de escucha. Que la cuarentena no fuera un tiempo muerto, sino que resultara útil”, dice Orly.
De ese intercambio surgió la necesidad de un mayor trabajo en equipo, en forma interactiva y horizontal, en sintonía con el nuevo paradigma que instaló la pandemia. Se sumaron así nuevas voces que aportaron al debate de ideas. Como la de Camila Charask, gestora cultural que había trabajado en la cámara de galerías Meridiano, que entrevistó a los artistas para evaluar sus necesidades y trabajó como consultora externa en la planificación estratégica.
Uno de los resultados fue revalorizar lo que ya existía. Tras la cancelación de arteBA 2020 y mientras todo permanecía cerrado por cuarentena, a Bacal se le ocurrió reacondicionar como sala dos espacios de 4 m2 que habían servido hasta entonces como depósito y para acciones Pop Up. Cuando la galería finalmente pudo reabrir, a fines de julio del año pasado, se exhibieron allí las obras de Florencia Rodríguez Giles y Luciana Lamothe que tenían previsto exhibir en la feria. Y ahora, gracias al trabajo de remodelación del arquitecto y artista Nicolás Fernández Sanz, se convirtieron en la nueva Sala 2, integrada por completo al espacio.
Como ocurre también en estos días en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, donde acaba de inaugurarse una muestra de 34 artistas argentinos, lo que se podrá ver a partir del martes es el resultado de un productivo proceso de introspección. Impulsado por una galería que decidió no participar de la próxima edición de Art Basel Miami, por primera vez desde que la feria suiza desembarcó en Estados Unidos hace dos décadas, en un escenario internacional aún incierto.
“Se van a hacer activaciones privadas y encuentros más íntimos. La pandemia generó otro nivel de intimidad con los artistas y con las obras”, señala Bacal. Nieta de Ruth, fundadora de la galería y conocedora como nadie de la energía que produce una buena reunión.
Para agendar:
Reunión en Ruth Benzacar (Juan Ramírez de Velasco 1287, Villa Crespo), desde el martes 5 de octubre. Obras en sala 2: Jorge Macchi y Tomás Maglione (5 al 9/10); Luciana Lamothe y Carlos Herrera (12 al 16/10); Jazmín López y Daniel Joglar (19 al 23/10); Sebastián Gordín y Miguel Rothchild (26 al 30/10); Chiachio & Giannone y Max Gómez Canle (2 al 6/11); Eduardo Basualdo y Roberto Aizenberg (9 al 13/11); Adrián Villar Rojas y Flavia Da Rin (16 al 20/11); Julio Grinblatt y Pablo Siquier (23 al 27/11); Carlos Huffmann y Catalina León (30/11 al 4/12); Florencia Rodríguez Giles y Mariana Telleria (7 al 11/12); Ernesto Ballesteros y Leandro Erlich (14 al 18/12); Tomás Saraceno y Liliana Porter (21 al 31/12); Sofía Durrieu y Ana Gallardo (4 al 8/1); Marie Orensanz y Marina De Caro (11 al 15/1); Fabio Kacero y Guillermo Iuso (18 al 22/1)
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