Misterio, cariño y poesía
Reeditan en vinilo dos discos indispensables de la música popular uruguaya: ´Musicasión 4 ½´ y ´Mateo y Cabrera´
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Hace unos días, el tecladista Alejandro Franov, uno de los músicos más talentosos e inclasificables de la escena local, me contó que Litto Nebbia le había regalado una copia en vinilo de Mateo solo bien se lame (1972), una obra clave en la obra del uruguayo Eduardo Mateo (1940-1990) a mediados de los 80. Que Franov haya escuchado ese disco, en ese momento, explica muchas cosas. Entre ellas, su amistad y profunda conexión con Juana Molina. Es que su padre, el enorme cantante de tangos (y boleros) Horacio Molina, había sido anfitrión de Mateo en Buenos Aires durante las sesiones de ese disco. Por eso, Juana tiene incorporada la música de Mateo desde siempre.
Unas fotocopias de Razones Locas, el indispensable libro de Guilherme de Alencar Pinto que Pablo Marchetti le prestó a Martín Correa en la redacción de la revista La García, y la versión de “Esa tristeza” que Jaime Roos grabó en Contraseña (2000), fueron mis puertas de entrada a Mateo. En 2001, cuando viajé a cubrir el show de los Redondos en el Estadio Centenario, en un puestito la feria de Villa Biarritz conseguí la edición en CD que había hecho el sello Ayuí de Mateo y Cabrera, grabado en vivo en el Teatro del Notariado en 1987. Esa fue, por cierto, la primera vez que escuché uan grabación de Fernando Cabrera, que años después me contó: “Un día, a fines de 1986, salimos del estudio La Batuta y fuimos a tomar un café. Él había abusado mucho de drogas y no estaba en un buen momento. ¿La verdad? Le proponía hacer cosas a todo el mundo para hacer un mango. Pero nadie aceptaba. Yo no supe decirle que no. Además, sabía que tocar con él, iba a ser como ir a la Universidad”. Ese álbum, que incluye gemas como de Mateo como “Yu le le”, “La mama vieja”, “Candombe de Ana” y “Mejor me voy”, o otras de Cabrera como “Por ejemplo”, “Al mismo tiempo”, “El viento en la cara ” y “Méritos y merecimientos”, acaba de ser reeditado en vinilo por el sello Bizarro. Un maravilloso rescate que incluye valiosas liner notes de Guilherme de De Alencar Pinto.
No es la única reedición en vinilo que involucra a Mateo. “Para medir el poderío de cualquier música: percibir en ella algo de aquello que contiene Musicasión 4 ½: misterio, cariño, poesía, eternidad y fuerzas arremolinadas de la naturaleza en acción”, escribió Martín Buscaglia sobre este disco mítico de la generación del candombe beat. Además de Mateo, participan Diane Denoir, Urbano Moraes, Rubén Rada, Verónica Indart y Pippo Spera, entre otros. Suerte de grabaciones encontradas, realizadas entre 1966 y 1969, en los míticos Estudios Sondor de Montevideo, por Carlos Píriz, que más que ingeniero de sonido es un héroe (ese “½” del título es un guiño a Ocho y medio, de Fellini) , incluye la voz de Horacio Buscaglia recitando sus célebres mojos.
Ese disco, regalo de Mateo a su padre, también estaba en la casa de Juana Molina desde siempre: “Yo lo atesoré como disco de cabecera junto a alguno de los Beatles, El niño y los sortilegios, de Ravel y Canciones Para mirar de María Elena Walsh con Leda Valladares”. La edición incluye un segundo volumen con grabaciones que descubrió el músico y melómano Mario Agustín de Jesús González, en unas cintas arrumbadas en la casa de la ex esposa de Píriz. Así que hay un álbum número 2, lleno de tesoros por descubrir, con highlights como “Rosa”, una canción de Luis Sosa y Urbano Moraes y también algunos registros de los célebres conciertos Beat, celebrados en el Teatro Solís en 1966 (“To beat or not to beat? That is the question”, recitaba el productor Bernardo Bergeret).
La cuidadísima edición incluye textos de Juana, de Píriz, de Guilherme, de Urbano y de Rubén Rada, además de imágenes del programa de mano de Musicasión 4, que se celebró en noviembre de 1969 en el Teatro El Galpón. Originalmente se había publicado por el sello De la planta, una expresión popular entre los músicos de aquella época, para referirse a alguien cofiable, bien estimado. Ese término se aplica tanto a Sonamos, el sello de Juana y Mario, que lo edita en Argentina, como a Little Butterfly, la disquera de Mauro Correa, la pata uruguaya del rescate.
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