Milena Busquets: “Hay días que termino llorando frente a la computadora. El estilo es como picar piedras”
Seis años después del best seller “También esto pasará”, la catalana regresa con “Gema”, su nueva novela; en la presentación, desde Barcelona, se refirió a la Argentina, a la muerte de Maradona y de Quino, a quien publicó su madre Esther Tusquets
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MADRID.– Enemiga de lo solemne, la risa de Milena Busquets atenta contra cualquier formalidad. Se alegra de encontrar en la rueda de prensa virtual las caras de periodistas que la han entrevistado tantas veces, desde el suceso de También esto pasará (Anagrama), un boom al que le dedicó dos años de promoción. Conoce sus nombres y responde con una honestidad que deshilvana cualquier corset del mundo editorial. Aunque no está pendiente del Zoom, es ella la auténtica anfitriona de este ambiente cálido que crea. Su voz nítida, sin caer en la distancia y ajena a la soberbia, responde en castellano cuando le preguntan en catalán y pide, como un gesto a los hispanoparlantes, conservar esta sintonía.
Busquets (Barcelona, 1972) regresa a la novela después de seis años cuando irrumpió en la escena literaria con la historia de un duelo, un himno a su propia madre, la célebre editora Esther Tusquets. Traducida a 32 idiomas, y con un guion en curso para llevar al cine, ahora es el turno de Gema (Anagrama) que presentó desde su ciudad y que llegará a las librerías argentinas en marzo. “Creo que este es un mejor libro que el anterior, y espero que sea mejor que la próxima novela. Si no, hay que dejar de escribir”, sentenció sobre este trabajo que será traducido a seis idiomas.
Busquets hace una mención especial a la Argentina en la rueda de prensa y a la calidez de los lectores que la reconocían en la calle y la saludaban. “Fue increíble estar en la Argentina. Me siento muy cercana a esta cultura. La muerte de Maradona es de estas muertes que no olvidaré. Mi hijo pequeño, que quería conocerlo, sale de su habitación y me lo dice… Ha sido un año tan difícil para los argentinos y después con la muerte de Quino, a quien mi madre había publicado, ha sido duro. Dos figuras tan representativas, con esa cosa genial y loca. Me muero por estar allí con mis hijos y estar allí un mes”, destaca en este paréntesis en medio de la rueda de prensa de su último libro.
“Hay que olvidarse del éxito. Aterrizar en el suelo con los dos pies y después volver a escribir”, es su lema. Gema, como También esto pasará, acude al rescate de una persona que fue importante en la vida de Busquets. Si la primera era la carta de amor de una hija a su madre, este es el recuerdo de una mujer que ha perdido a una amiga. Otra vez vuelve a la autoficción, un subgénero que es muchas veces atacado y que ella defiende. Una escritora que promedia los cuarenta años, madre de dos hijos, se encuentra con el fantasma de su gran amiga del colegio, quien falleció a los 15 años de leucemia. “Era fácil caer en lo cursi, uno de mis mayores temores narrativos, pero he intentado huir de la nostalgia porque para mí no es productiva ni fiel a mi voz. No quería contar una tragedia, porque que se muera una cría de 15 años ya es una putada tan inmensa que no hace contar nada. Lo resumes en una línea”. Busquets señala que este libro es, aunque resulte extraño, vital y alegre y celebra que los primeros lectores hayan destacado que se han reído mientras navegaban por sus páginas.
La novela estuvo concluida antes del confinamiento por la pandemia, y durante estos últimos meses hubo varios procesos de reescritura. “La voz no es algo que tengas para siempre; es como la voz de un cantante de ópera: es muy fácil de perder, al menos para mí”, comenzó Busquets esta presentación virtual. “Me gustaría que lo escribo sonase auténtico. Es lo único que me importa: que una persona que lea este libro, se lo crea. En la autoficción es mucho más difícil engañarse porque ser honesto con los demás, ver las cosas negativas de los demás, es muy fácil; ver las nuestras es más complicado. Además, hay que poner un foco muy potente sobre uno mismo y no siempre es agradable. Como escritora a mí me gustaría llegar a una honestidad que alguna gente dice que en mi caso es brutal”.
El estilo de Busquets es para algunos críticos “sencillo”, es decir, una escritura sin florituras, inteligible, alejada de lo críptico. Este estilo que fluye y cautiva no es fácil de lograr. “Me cuesta muchísimo, acabo días llorando delante del ordenador. Repito y repito las veces que haga falta. El estilo es, como dice nuestro editor Jorge Herralde, picar piedra”. En su búsqueda, sostiene Busquets no intenta demostrar que es lista ni cuánto talento tiene: “Intento escribir para dar placer a los demás. Creo que en 150 páginas me puedo comprometer; en 500, no lo sé. No soy Tolstoi ni Proust”.
“Solo escribo de la gente que quiero o que me gusta mucho. Y se me nota. No utilizo la literatura para saldar cuentas. Mejoro mucho a la gente -se ríe-. Escribir para machacar a otros me parece horrible, no podría escribir con energía mala para dejar mal a alguien. No quiero parecer puritana ni buenista, pero no escribo desde la rabia. Escribo desde el amor y la paz por muy ridículo que suene”, destaca y reniega de la llamada “política de la cancelación”: Precisamente invoca a menudo a Woody Allen (“es una influencia muy importante en mí”). Se pregunta Busquets por las peleas en distintas sociedades, no solo entre “indepes” o “no indepes” [en referencia al independentismo catalán]. “¿Realmente no podemos decir lo que pensamos? Pobre Javier Marías, que muchos domingos le machacan, creo que es un santo varón. Sus artículos son geniales y están llenos de matices para que no se enoje uno u otro. Vamos todos con un cuidado enorme para no ofender”, lamenta.
“Me gustaría que mis libros se pudieran leer en el tiempo en el que se tarda en ver una película”, dice cada vez que se “enrolla” con una respuesta, que se va por las ramas con entusiasmo y sin respuestas vagas. Advierte que ha pasado ya hora y media desde el inicio del encuentro y Busquets mira a la pantalla y al mosaico con los rostros de los periodistas: “Podríais haber hecho algo más provechoso con su tiempo”, dice y se despide con su risa.
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