Adiós a Milan Kundera: uno de los narradores más influyentes del siglo XX y el checo más célebre después de Kafka
El autor del best seller internacional “La insoportable levedad del ser” y eterno candidato al Premio Nobel murió a los 94 años en París, donde vivía desde 1975
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El escritor Milan Kundera, que falleció este martes a los 94 años en París, insistía en que detestaba los libros difíciles de leer y fáciles de comprender. Según él, los suyos eran “fáciles de leer y difíciles de comprender”. El autor de La insoportable levedad del ser, best seller internacional desde su lanzamiento en 1984, fue uno de los narradores europeos más influyentes del siglo XX y el checo más célebre de la literatura después su adorado Franz Kafka. “Fue Kafka quien despertó repentinamente la imaginación dormida del siglo XIX y quien consiguió lo que postularon los surrealistas después de él sin lograrlo del todo: la fusión del sueño y la realidad”, se lee en uno de los ensayos de El arte de la novela, donde Kundera se declara heredero de Cervantes (y lo compara en importancia con Descartes).
El amor, el erotismo, el humor, la filosofía y la política están presentes en la obra de Kundera desde los inicios, aun en los libros de poemas de los años 1950, donde en plena posguerra abrazaba la sensualidad y la causa comunista; de esta última, pronto se convirtió en uno de los críticos más lúcidos. En La broma, su primera novela, una ingenua postal enviada por un joven estudiante universitario y miembro del Partido Comunista desencadena una tragedia, que el autor narra de manera satírica. La novela se publicó en 1967, el mismo año en que Kundera se casó con Vera Hrabankova, y fue llevada al cine por su amigo Jaromil Jireš en 1969. En 1968, se publicó El libro de los amores ridículos, con siete relatos de amor, sexo y grotesco que recuerdan los episodios del Decamerón; Boccaccio, junto con Rabelais, Cervantes, Laurence Sterne y Henry Fielding, era un autor admirado por Kundera.
La vida está en otra parte elige como protagonista a Jaromil, un poeta mediocre que cultiva los preceptos del realismo socialista y vive una suerte de “vodevil erótico” con distintas mujeres. La narración incluye episodios de la vida de poetas como Baudelaire, Rimbaud y Lermontov. Con esta obra, sazonada de observaciones sobre la poesía, el sexo y las mujeres, Kundera obtuvo en Francia el Premio Medicis a la mejor novela extranjera en 1973; el escritor comenzaba a transformarse en uno de los intelectuales europeos más destacados de la segunda mitad del siglo pasado, con novelas que cedían espacio a una original voz reflexiva y ensayos que reivindicaban la literatura como vector del conocimiento. “El novelista no es historiador ni profeta: es un explorador de la existencia”, dijo el eterno candidato al Premio Nobel de Literatura.
Su tercera novela, La despedida, reúne a ocho personajes en un balneario checo, en la década de 1970, y compone una melancólica reflexión sobre la moral individual y la historia (que en sus novelas siempre representa el papel del monstruo). En El libro de la risa y el olvido es donde tal vez resulta más visible la “forma musical” que el escritor proyectaba en las historias de los personajes, “variaciones” combinadas en las tramas con digresiones de corte filosófico sobre el tiempo, el amor y los efectos devastadores de los Estados totalitarios. Al no establecer fronteras entre realismo y literatura fantástica, y entre narración y crónica, autobiografía y ensayo, fue un precursor de las “formas híbridas”.
Ha muerto Milan Kundera. Hace unas semanas, releí “La insoportable levedad del ser” y lo comenté en mi canal.
— Rodrigo Blanco Calderón (@atajoslargos) July 12, 2023
Les dejo el link por si les interesa: https://t.co/b6cCCRZb6x
Su consagración internacional llegó con La insoportable levedad del ser, ambientada en la época de la Primavera de Praga, la invasión soviética y la consecuente represión, que el mismo Kundera debió soportar, con la prohibición de sus obras a partir de 1968 y la pérdida de su trabajo como profesor universitario. Hijo del musicólogo y pianista Ludvik Kundera, en su juventud el escritor había estudiado música y en los años de proscripción en Checoslovaquia pudo ganarse la vida como pianista de jazz. Sin ser autobiográficas, varias novelas de Kundera se pueden leer como registros de las formas de vida en los países bajo el dominio comunista. “La condena del totalitarismo no merece una novela”, remarcó.
La novela -donde valores como el amor y la libertad sucumben ante al control mefistofélico y el escepticismo- fue llevada al cine por el director y guionista estadounidense Philip Kaufman en 1988; disconforme con el resultado, Kundera decidió que “nunca más” permitiría la adaptación al cine de obras suyas. Por su representación de personajes femeninos fue considerado un autor misógino por críticas literarias feministas, para quienes Teresa y Sabina encarnaban, respectivamente, los estereotipados roles de la “abnegada” y la “libertina”.
Empiezo un hilo en 7 partes de subrayados del libro que más me impactó el año pasado (título y autor como siempre al fina). No es precisamente una primicia, pero me impresionó también la actualidad que tiene todavía en casi todos los temas. +
— Guillermo Martínez (@leoysubrayo) January 20, 2023
“Me parece un escritor fundamental en dos aspectos: como renovador de la novela filosófica, ‘de ideas’, y a la vez, y no contradictoriamente, como un autor que supo recobrar el humor, la vitalidad y la carnalidad para la literatura -sostiene el narrador Guillermo Martínez-. Fue un escritor de la dialéctica. Esto puede verse, por ejemplo, alrededor del tema de la levedad y el peso en La insoportable levedad del ser, que luego retomó Italo Calvino en Seis propuestas sobre el próximo milenio, o sobre el ‘eterno retorno’ nietzscheano, o la dicotomía cuerpo y alma. En La broma, un chiste puede ser considerado una ofensa política y llevar a la cárcel al protagonista, algo que resuena en nuestra época de cancelaciones a la carta. Escribió también ensayos literarios extraordinarios, en los que rescató la línea del humor en la literatura y le supo dar un giro tragicómico, casi gombrowicziano, al pathos del absurdo heredado de Kafka y a las ridiculeces de la burocracia y el autoritarismo de la invasión soviética a Praga”.
Milan Kundera 1929-2023
— Borges, Jorge Luis (@BorgesJorgeL) July 12, 2023
"La idea del eterno retorno significa cierta perspectiva desde la cual las cosas aparecen de un modo distinto a como las conocemos: aparecen sin la circunstancia atenuante de su fugacidad."#Lainsoportablelevedaddelser#MilanKundera pic.twitter.com/z9WywPa3VJ
La quinta novela de Kundera -con sus dosis de erotismo, filosofía, crítica del totalitarismo y tragedia histórica- fue un éxito internacional que influyó en lectores de todo el mundo. “La insoportable levedad del ser marcó una parte de mi vida, esa en que uno es todavía joven, no conoce mucho del mundo, pero ya sabe que ha cometido algunas equivocaciones -dice la profesora y ensayista Silvina Marsimian-. Primero, vi la película de Kaufman e inmediatamente después busqué el libro, lo leí en un par de días, traté de asimilar la historia que comienza en la Praga de Kafka, pero en 1968, durante la famosa Primavera cuando los tanques de la Unión Soviética invadieron el país. Una novela que habla de temas como la libertad personal y social, el compromiso con la realidad, que hace una devastadora crítica política, todo eso trenzado con la vida amorosa y erótica de unos pocos personajes, te hace pensar demasiado. Hasta que supe, tiempo después, que había que leerla de otro modo. ¿Cómo? Dejándola fluir sin quedarse anclado a las palabras, a las teorías, a las discusiones, porque la realidad es más ligera que una pluma. Kundera te hace sentir lo que escribe y te regala algunas ideas: uno, dice, puede soportar la libertad de no apegarse a los lugares, a las personas. Uno puede elegir entre cargar con su destino o no. Entre el peso o la levedad”.
“Leí a Kundera hace décadas y tengo dos recuerdos disímiles -cuenta el escritor Daniel Guebel-. El modelo novelesco de La broma, que de un hecho nimio se desprende una serie de circunstancias cada vez más catastróficas para el personaje, me evocó el de una de mis novelas favoritas, Michael Kohlhaas, de Heinrich von Kleist. Y de La insoportable levedad del ser, la famosa novela, tengo dos impresiones. Una, el fastidio que me produjo la adaptación fílmica, que me pareció una película de moda, pretenciosa y tonta. La otra es que, por su tratamiento de la sexualidad femenina, me resultó un desafío para escribir años más tarde la novela Nina. Podría decir que el efecto de Kundera sobre mí fue benéfico”.
A este éxito le siguieron La inmortalidad y la recomendable novela breve La lentitud, donde rinde tributo a un relato erótico decimonónico francés (Sin mañana, de Vivant Denon) y el mismo Kundera y su esposa aparecen como personajes. “¿Por qué habrá desaparecido el placer de la lentitud? Ay, ¿dónde estarán los paseantes de antaño? ¿Dónde estarán esos héroes holgazanes de las canciones populares, esos vagabundos que vagan de molino en molino y duermen al raso? ¿Habrán desaparecido con los caminos rurales, los prados y los claros, junto con la naturaleza? Un proverbio define la ociosidad mediante una metáfora: contemplar las ventanas de Dios”, se lee en las primeras páginas. Durante años, figuraba en las apuestas como candidato al Nobel de Literatura.
Que #Kundera haya muerto sin el Nobel es un escándalo.
— Agustín Fernández Mallo (@FdezMallo) July 12, 2023
DEP pic.twitter.com/TDDp5gVb5A
Casi no daba entrevistas y no participaba de encuentros públicos. Consultado por los motivos, respondió al diario Le Monde en 2011 con una cita de Flaubert: “El artista debe hacer creer a la posteridad que no ha vivido”. En la sucinta ficha biográfica que aparece en sus libros se lee: “Nació en Checoslovaquia. En 1975 se instala en Francia”. Desde 2022, Tusquets comenzó a reeditar obras de Kundera (traducidas del checo por Fernando de Valenzuela) con ilustraciones hechas por el escritor, que también pintaba y dibujaba. Este año, con el trasfondo de la guerra en Ucrania, el mismo sello presentó el ensayo Un Occidente secuestrado. La tragedia de Europa central, publicado en 1983 en la revista francesa Le Débat, donde se critica el expansionismo del imperio ruso. “¿El comunismo es la negación de la historia rusa, o más bien es su culminación?”, se pregunta el autor. El historiador francés Pierre Nora sostuvo que este ensayo había desempeñado “un papel decisivo en la formación de intelectuales franceses como Alain Finkielkraut” y preparado “las mentes para la ampliación de Europa a los países del Este”.
Kundera había sido expulsado en 1950 del Partido Comunista por atentar contra el credo socialista; fue readmitido en 1956 y expulsado en forma definitiva en 1970. En 1975, emigró con su pareja a Francia, donde dio clases en la Universidad de Rennes y en la École des Hautes Études, en París. En 1987 obtuvo la ciudadanía francesa y desde 1993 escribió solo en francés. En 2008, fue acusado de haber delatado en su juventud a un compañero de residencia universitaria (que purgó más de diez años de prisión en un campo de concentración). Kundera negó tales acusaciones y sus allegados comentaron que era poco serio darle credibilidad a documentos incriminatorios de los servicios de seguridad checa. El incidente no fue aclarado.
"La inmortalidad", Milan Kundera pic.twitter.com/jXcDmMJXvE
— literland (@literlandweb1) July 12, 2023
Quizás a modo de revancha, hasta su muerte el escritor se negó a revisar la traducción al checo de las obras escritas en francés -como La ignorancia y La fiesta de la insignificancia, además de sus ensayos- por “falta de tiempo”, una broma del autor enmascarada de eufemismo. En 2020, en reconocimiento a su trayectoria recibió el Premio Franz Kafka (patrocinado por el presidente del Senado checo y el alcalde de Praga). Un año antes, en 2019, el embajador de la República Checa en Francia le había entregado el documento que certificaba la nacionalidad checa del escritor exiliado; en 1979, el régimen prosoviético de Checoslovaquia se la había retirado. El que ríe último ríe mejor.