Mi amiga María: una sílfide de hierro, tan bella y etérea como fuerte y severa
A un mes de la muerte de la viuda de Borges, el recuerdo, las anécdotas y el misterio sigue vivo: “de ciertos temas no se hablaba”
- 5 minutos de lectura'
Conocí a María en 1980, cuando llegó con Borges a la prestigiosa Universidad de Texas en Austin para dar una serie de conferencias magistrales. Yo había recibido una beca para cursar estudios de literatura en dicha universidad, donde se encontraba la famosa Biblioteca Benson, la que más ejemplares tenía sobre temas de Latinoamérica. UT, como le decíamos, contaba también con el mejor programa de literatura de habla hispana del momento. Mi mentor era el profesor Carter Wheelock, especialista en Borges, que lo “descubrió” en los años 50 y fue el que en 1960 organizó la primera visita de Borges a una universidad norteamericana. Borges fue tres veces a la universidad y en la tercera estaba yo, que proveniente de Buenos Aires, fui la estudiante elegida como parte de la comitiva que acompañaría al autor. Sobre mis tres días con Borges en Texas ya escribí un ensayo, acá se trata de María, la acompañante del maestro, esa sílfide de hierro, tan bella y etérea como fuerte y severa.
Pasaron muchos años antes de que la volviera a ver. Había terminado mi doctorado y comenzado mi carrera académica en la St. Mary’s University, de San Antonio, Texas. En los años 90, el profesor Rolando Costa Picazo me invitó a dar la conferencia magistral para la Asociación Argentina de Estudios Americanos en Buenos Aires. Al finalizar el congreso, Rolando nos invitó a una tertulia en su casa y fue allí donde volví a encontrarme con María. Esa noche caí bajo el hechizo de la que fuera mujer de Borges, pero no tanto por su acercamiento al autor sino por ella misma. A lo largo de nuestra conversación me fui dando cuenta de que María no era solamente una bella acompañante, sus conocimientos de literatura sobrepasaban lo que podría haber aprendido cuando cursó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires con profesores del nivel de Ana María Barrenechea, entre otros. María vivió el mundo de la literatura a nivel internacional de la mano del mayor escritor de la época. Y en esos años se formó como la conocedora más íntima de la obra, la persona y el personaje que fue Borges. Conoció a ambos: a Borges y al otro, tal como él mismo lo señala en “Borges y yo”.
Entre las variadas anécdotas que María me contó de su vida con el maestro está la del posible premio Nobel. María contaba que Borges había sido nombrado finalista para el Nobel y parecía estar claro que lo iba a recibir, cuando es invitado a dar una conferencia en Chile en la época de Pinochet. Ante la duda, María le aconsejó no ir. Borges le respondió que él no iba por asuntos políticos que poco le interesaban, que lo invitaban por su obra. Borges va, Borges no recibe el Nobel. Bien se sabe que su obra superaba cualquier premio. Pero María estaba indignada. Fueron muchas y fascinantes las anécdotas, tal es así que íbamos a hacer un libro recogiéndolas, pero debido a mis constantes viajes entre EEUU y Buenos Aires y los de ella por todo el mundo, nunca lo concretábamos. Y en verdad, lo que quería María era alejarse un poco del mundo Borges cuando salía con sus amigas.
En 2007 publiqué el libro Mujer y poder en la literatura argentina donde incluyo un capítulo sobre María entre las quince autoras argentinas que antologué y analicé. Pocos saben que María era una cuentista de alto nivel. El libro contiene su cuento “Leonor”, de delicada sensibilidad y sutileza. A lo largo de los años le insistí que sacara su propio libro de cuentos y finalmente en 2017 publicó con Sudamericana Relatos, aclarando que no había querido publicar sus cuentos antes porque no quería pedirle el prólogo a Borges. Adivino que ofrecerse a ser comparada con el maestro sería también el motivo de ocultar su propio talento de escritora.
María me dijo en varias ocasiones que le gustaría regresar a la Universidad de Texas. Tenía muy buenos recuerdos de su viaje allí con Borges. Finalmente, en 2014, la llevé a Austin donde fue recibida con mucho entusiasmo por la Biblioteca Benson y en el Harry Ransom Center, ambos de dicha universidad. En la Biblioteca Benson nos llevaron a la sala donde se encuentran los manuscritos y nos ofrecieron ver el de Rayuela. Cuando le dije a María que era una lástima que manuscritos como ese no estuvieran en la Biblioteca Nacional Argentina, ella me respondió que en el caso de Borges, su obra era universal y consideraba que no solo estaría mejor protegida en una biblioteca como esa, sino que también estudiosos del mundo entero podrían acceder a ella más fácilmente.
Nunca supe si llegó o no a concretar algo respecto al legado. María era muy corta de palabras sobre a ese tema. La verdad es que ni yo, ni ninguna de sus amistades cercanas nos atrevíamos a preguntarle sobre el futuro del patrimonio que ella tan fielmente custodiaba. Fue una amiga generosa, inteligente y leal. Pero sabíamos que de ciertos temas no se hablaba. Era así. Fascinante y misteriosa. Y así se fue.
La autora es Dra. en Letras, St Mary´s University
Otras noticias de Arte y Cultura
“Obras en proceso”. Se anunciaron los quince finalistas del Premio Estímulo a la Escritura para creadores de 20 a 40 años
“Un clásico desobediente”. Gabriela Cabezón Cámara gana el Premio Fundación Medifé Filba de Novela, su cuarto reconocimiento del año
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
Más leídas de Cultura
Un honor. Mónica Cahen D’Anvers recibió el diploma de la Academia de Periodismo en un emotivo acto con la voz de Sandra Mihanovich
Del "pueblo de los mil árboles" a Caballito. Dos encuentros culturales al aire libre hasta la caída del sol
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
La Bestia Equilátera. Premio Luis Chitarroni. “Que me contaran un cuento me daba ganas de leer, y leer me daba ganas de escribir”