Más dinero y nuevos beneficios en el Pase Cultural de los adolescentes porteños
"Pude invitar a mi novio al cine", contaba una adolescente hace unos días en el stand 1400, de la ciudad de Buenos Aires, de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Allí el equipo de Cultura porteño que encabeza el ministro Enrique Avogadro presentó el balance de los primeros seis meses del pase cultural, iniciativa para potenciar los consumos culturales que se lanzó en octubre de 2018. También se informó una ampliación de promociones y descuentos, en respuesta a las demandas de los beneficiarios: estudiantes de 16 a 19 años que cursan la escuela secundaria en instituciones públicas, en privadas de cuota cero y en privadas en zonas de vulnerabilidad social (hay veinte barrios vulnerables en la ciudad).
Aunque se estima que 38.000 estudiantes pueden utilizar la tarjeta, que ahora otorga $2000 por semestre para gastar en librerías, cines, teatros, por ahora solamente se registraron cinco mil chicos. Hasta marzo, el Pase Cultural tenía un crédito mensual de $250 por estudiante, que se podía acumular hasta por dos meses. Pero desde abril, la capacidad de compra aumentó de manera significativa, porque se resolvió otorgar $2000 semestrales. Si se usan los $2000 en una o dos compras (hay libros que cuestan más de mil pesos, incluso con el 5% de descuento que se concede a los poseedores del pase), el usuario deberá esperar hasta que se acredite el monto semestral. Sin embargo, seguirá teniendo acceso a los beneficios de la tarjeta y podrá solicitar entradas gratuitas de la "canasta cultural" que se anuncian en esta página web.
Una herramienta para acceder a la cultura
Hasta hoy, más de ciento veinte negocios del ecosistema cultural porteño se adhirieron al pase cultural, igual que la Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y Afines; la Cámara Argentina del Libro, la Cámara Argentina de Publicaciones, la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantallas, la Federación Argentina de Exhibidores Cinematográficos, la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y la Cámara de Clubes de Música en Vivo.
"El objetivo principal es estimular el acceso a los bienes culturales", sostuvo Avogadro. "Ojalá en mi adolescencia hubiera tenido algo así", agregó. En el encuentro con los adolescentes (a los que no les faltó un asesoramiento previo para animarlos a relatar sus experiencias con el pase), el ministro hizo preguntas, escuchó anécdotas y también algunos reclamos. En ocasiones, empleados de cadenas de cine y de librerías de la ciudad miraban con desconcierto la tarjeta. "¿Nosotros estamos en la lista?", les preguntaban a los chicos que, con paciencia, debían explicar el funcionamiento del programa para obtener los descuentos previstos.
Los dos consumos culturales que, por ahora, encabezan las preferencias de los estudiantes porteños son los libros y el cine. "Me compré Rebelión en la granja en una librería Cúspide", contó a este diario una chica que a fin de año termina de cursar la secundaria en una escuela pública de Parque Patricios. Otra joven, de Flores, había invitado a su hermano menor (sin pase cultural) a ver Avengers: Endgame al Village Caballito. "Sin el pase, no habría podido hacerlo, porque en casa no nos sobra la plata para ir al cine", indicó. Dos amigos dijeron que se habían convertido en clientes asiduos de La Revistería y Fábrica de Historietas, dos locales especializados en venta de cómics y novelas gráficas. Algunos contaron que varios compañeros habían solicitado la tarjeta, pero que aún no habían pasado a retirarla por la sede comunal. Todos pidieron que se simplificaran los trámites para obtener el pase cultural.
Si bien el programa ofrece la posibilidad de adquirir dos entradas por mes para funciones en el Teatro General San Martín, el Teatro Colón, el Teatro Nacional Cervantes y en salas barriales, los jóvenes aún no asisten con frecuencia al teatro. Sugirieron, en cambio, que en el menú cultural se incluyeran recitales de rock, festivales de trap y competencias de rimas improvisadas, como la que tuvo lugar hace unos días en Parque Centenario, denominada A Cara de Perro Zoo. En países como Francia, Canadá y Uruguay, existen programas similares al pase cultural porteño.
"Los chicos nos pidieron que ampliáramos la oferta a cursos de formación", reveló Mora Scillamá, directora general de Promoción Cultural. Informó además que estaba abierta la convocatoria para aquellos que quisieran formar parte del Club del Pase, un grupo de usuarios que recoge las inquietudes de sus compañeros y las comunica a los funcionarios. Por ejemplo, gracias a la mediación de este "consejo consultivo joven", ya no será obligatorio estar entre 4° y 6° año para acceder al pase, sino que bastará con que los estudiantes de 16 a 19 años no pierdan la escolaridad. Además, los integrantes del club conocerán las propuestas culturales de la ciudad, muchas de ellas gratuitas, y serán capacitados con herramientas de gestión cultural en vista de una mejora continua del programa.
Los funcionarios anunciaron la creación de una "van del pase cultural", instalación móvil que desde abril comenzó a recorrer las plazas porteñas para acercar la programación cultural joven, como minirrecitales y conferencias, al espacio público. "Queremos que los jóvenes sean protagonistas de la cultura y tengan autonomía para decidir", declaró el ministro. En el encuentro en la Feria, Avogadro premió a los estudiantes que más uso le habían dado a la tarjeta con un crédito extra y una remera.
Otras noticias de Arte y Cultura
Más leídas de Cultura
Buenas cifras. El Palacio Libertad superó en público al CCK durante el primer año del gobierno de Milei
Manuscrito. Componer música y morir en Budapest
"Lo contrario de la banana". Se vendió una obra millonaria de Mondongo que sería la más cara del arte argentino
Fundación Gabo. Un libro de descarga gratuita rinde tributo a Martín Caparrós como maestro de cronistas