Mary Beard, la experta en Antigüedad que siguen como a una rockstar: “La Historia te brinda una visión de vos mismo, te baja del pedestal”
Clásica e informal, la historiadora británica estudió en la pandemia la colección del Museo del Prado, en cuyas salas conversó con LA NACION; tiranías, democracias, feminismo, estatuas, saqueos y viajes poscovid
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MADRID.– Las entradas para asistir a la conferencia que brindó en el Museo del Prado se agotaron en pocas horas. Estudiantes, académicos, amantes del arte y de la historia, intelectuales y un público diverso se acercó a la mayor pinacoteca del mundo por la mañana para retirar su ticket y regresó al edificio al atardecer para escuchar “Retratos del poder: Emperadores romanos en la España moderna y en otros lugares”. Catedrática de la Universidad de Cambridge y presentadora de la BBC, la historiadora Mary Beard (Inglaterra, 1955) cosechó prestigio como una de las mayores expertas en la Antigüedad. Es también adorada como una rockstar que firma autógrafos y a quien le piden selfies. Su campo de estudio es lo clásico, pero su estilo es informal. Su voz y su palabra son siempre contundentes. Mujeres y poder: Un manifiesto (Crítica), donde parte desde la Ilíada y de un pasaje donde Penélope es silenciada por su hijo Telémaco, se ha convertido en un libro clave del feminismo.
Beard está rodeada de retratos y bustos de personalidades de la Roma imperial, es decir, se siente como en casa. Conoce estas estatuas, inspiradas en los modelos del escultor Praxíteles, y la colección del Prado –la que se exhibe y la que no– como la palma de su mano. En plena pandemia y durante el confinamiento, Beard, quien ama viajar y sus documentales así lo evidencian (Conoce sin límite a los romanos y el Imperio romano y Civilizaciones), exploró el archivo de este museo de modo virtual. A partir de este material y de otras investigaciones cinceló Doce Césares, que se publicará en los próximos meses en España.
Beard conversó con LA NACION y con un medio español sobre el rol clave de la Historia en el presente: “Te brinda una visión de vos mismo, te baja del pedestal. Te recuerda que en el futuro serás vos el que será mirado y al que le encontrarán los defectos. Nos sirve para inyectar un poco de modestia en el mundo moderno. Siempre es fácil, desde el presente, ver a la gente del pasado como simples, pero eran igual de complejos, ansiosos y preocupados que nosotros”.
–¿Qué puentes podemos trazar, en cuando a la representación del poder o de los líderes políticos, desde la Antigüedad hasta el presente?
-Aprendemos a mirarnos a nosotros mismos de manera distinta. Nos brinda una perspectiva diferente del mundo contemporáneo. No creo que el mundo romano nos dé soluciones, porque nosotros somos mejores solucionando problemas que ellos. Pero, a la hora de pensar en cómo hemos representado durante siglos el poder político, los romanos nos obligan a fijarnos en el origen de esa tradición. Hoy lo damos por hecho, ver la imagen del monarca o del presidente colgadas en la pared, en una moneda, en un billete. Nuestros líderes políticos son parte del mundo visual que nos rodea. Lo damos por hecho, pero esto empezó en el mundo romano. Hasta el siglo XIX, en el Reino Unido y en España, nuestros políticos incluso eran representados en togas y tenían aspecto de líderes romanos. Es como si hoy Boris Johnson posara con una toga. ¿Te imaginás?
–Estudia las tiranías en la Antigüedad. ¿Por qué, después de haber conocido diferentes tipos de democracias, algunas sociedades regresan a formas autoritarias de gobierno? ¿Por qué tenemos populismos?
-Creo que tenemos que ser cuidadosos a la hora de hablar de los tipos de democracias que hay en el presente. Quizá somos demasiado complacientes. Hay pocos regímenes que se proclamen a sí mismos como dictaduras. Casi todos los regímenes del mundo se proclaman a sí mismos como democracias. ¿Qué significa entonces la democracia? Hasta cierto punto es algo en lo que hay que trabajar constantemente para cuestionarla. En gran parte de Occidente la democracia está asociada a las elecciones. En la antigua Atenas las elecciones eran elitistas, querían otorgar poder político a las personas de manera aleatoria. La democracia representa cosas muy diversas, en distintos momentos, y el populismo es una de ellas. ¿Qué es el populismo? Odio el populismo estilo Donald Trump y hay que discutir sobre su definición, pero creo que es, en cierto sentido, una palabra que los intelectuales occidentales tienden a usar para formas de democracia que no les gustan.
–¿Hay algún líder en la actualidad que esté a la altura de los emperadores romanos que estudia?
-Hoy son mejores. Tengo muchas quejas sobre los líderes políticos de hoy en día, pero creo que hay muchos líderes políticos que lo hacen mucho mejor [la administración del poder] que estos emperadores. Había monstruos como Calígula o Nerón y los escritores romanos los describían como irresponsables, sádicos, corruptos… pero aún nos falta mucho por conocer sobre ellos.
–Lo políticamente correcto se va modificando con los siglos y varía según las sociedades. El arte y algunas expresiones se comienzan a cuestionar. Por ejemplo, el feminismo cuestiona algunas obras de arte. ¿Qué opina? ¿Deberían quitarse de los museos?
-Soy feminista y creo que el feminismo nos ha ayudado a ver lo que algunas de estas obras de arte representan. Antes las pasábamos por alto. Cuando era estudiante y leía los poemas de Ovidio, me enseñaron a decir que las mujeres no eran violadas en La metamorfosis, sino que eran raptadas. A lo largo de mi carrera hemos llegado a entender que de lo que estaba realmente hablando el poeta es de una violación. Creo que no deberíamos quitar ciertos cuadros o eliminarlos de exhibición. El significado de esos cuadros no es algo fijo. Lo que fuera que quería mostrar el artista se enfrenta con mi lectura desde la actualidad y es precisamente mi lectura la que cambia la historia. La violación de Europa, de Tiziano, ayuda a ver lo que estaba sucediendo en aquel momento. Mi feminismo acepta estas obras, las reinterpreta y les planta un reto también. No creo que podamos fingir que el pasado no era violento. El pasado está ahí para que lo cuestionemos, para criticarlo, pero no para ocultarlo.
–¿Cuándo surge el pudor? ¿Tiene que ver solo con la cristiandad?
-En mi universidad tenemos un museo de esculturas, copias, de la Antigüedad. Cuando vienen niños lo que más les llama la atención es la cantidad de figuras masculinas desnudas. Curiosamente les molesta menos las figuras femeninas desnudas. Siempre ha sido muy fácil echarle la culpa al cristianismo, cuyas reglas y convenciones eran claras, pero hay otros elementos que deben estudiarse. Hay muchas dudas sobre el origen del pudor, pero hasta el siglo IV a.C. no existían estatuas de cuerpo entero desnudas. Algo ocurrió entonces y no se entiende hasta hoy por qué se dio este cambio. Eso fue una revolución en el siglo IV a.C. y los artistas que lo hicieron por primera vez eran considerados artistas radicales.
–Hay países que fueron saqueados por otros en distintos conflictos. Hoy se reclama que se devuelvan tesoros y obras. Emmanuel Macron le devolvió hace poco a Benin su tesoro real, patrimonio que había sido llevado a Francia a fines del siglo XIX. ¿Qué opina de este hecho?
-Es una discusión que tenemos que tener. Creo que no siempre llegamos a hacer contacto con la pregunta real que hay detrás de todo esto. Por ejemplo, ¿para qué sirve un museo? ¿Quién debería compartir o exhibir las obras los museos y de qué manera? ¿Cómo establecemos quién es el propietario de una obra de arte y que significa ser el dueño de una obra? Hay una discusión bastante binaria como ocurre con las estatuas, ¿las dejamos allí o las derribamos? ¿Mantenemos estas obras de arte o las devolvemos? Para responder de modo responsable a estas preguntas hay que hacerse preguntas más grandes. Con el cambio climático y en la era poscovid, las personas quizá viajen menos y quizá ya no haya turismo masivo. Entonces, ¿cómo hacer para que la gente pueda disfrutar de distintos patrimonios? Puedo imaginar un mundo cercano en el que las obras de arte viajen más y las personas, menos.
–¿Ha estado alguna vez en América? En América también hubo civilizaciones e imperios. ¿Han tenido influencia estas civilizaciones fuera de América Latina?
-He estado en Brasil... Mi respuesta es o tendría que ser que sí. No estoy segura de la influencia en un sentido preciso, pero lo que ocurre con los proyectos sangrientos y violentos es que las ideas también viajan. Quizá me siento un poco culpable, pero cuando pensamos en un imperio antiguo, pensamos en Roma y, claro, Roma no es el único imperio antiguo. La gente debería pensar de una manera más amplia. Un encuentro brutal entre dos culturas cambia a todos.
–¿Las sociedades actuales deberían pedir perdón por los hechos de sus antepasados? Por ejemplo, el presidente de México exige que España pida perdón por la Conquista.
-Gran Bretaña tiene también su propia historia… Veo la importancia y entiendo el pedido. Pero me interesa más poder hacer algo de cara al futuro que pedir perdón por el pasado. Probablemente no haga ningún daño pedir perdón. Y, si eso satisface una necesidad, perfecto. Lo que no me gusta es pedir perdón y ya está. Me gustaría ver, por ejemplo, que las universidades tuvieran becas para personas del ex imperio británico y la población que explotamos en el pasado, o que estas personas pudieran venir al Reino Unido a estudiar, o incluso que pudiéramos mandar vacunas a sitios que hemos colonizado en el pasado.
–¿A quién le dedicaría una estatua hoy?
-Me gustaría ver la estatua de un deshollinador o de una persona que trabaje en limpieza. La manera en la que podemos enseñarnos a nosotros mismos sobre historia no debería darse derribando estatuas, sino cambiando el tipo de personas que nos parece que merece la pena conmemorar.
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