Marta Minujín protagoniza la muestra documenta más política de la historia
En la importante exposición contemporánea de Kassel, la artista argentina presentó su monumental Partenón de los libros; el drama de los refugiados, tema excluyente
KASSEL, Alemania.- Con la mirada puesta en el éxodo y la incertidumbre hoy comienza la 14» edición de documenta, que se realiza cada cinco años en la ciudad alemana de Kassel. Esta vez, la exposición de arte contemporáneo más grande del mundo está dominada por la artista argentina Marta Minujín y su monumental Partenón de los libros prohibidos. "Por la libertad y contra todas las dictaduras. Ese es el sentido de esta obra", comentó Minujín a LA NACION en Kassel, resumiendo en esa frase el objetivo de documenta 14. Su Partenón, creado en 1983 para celebrar el regreso de la democracia a la Argentina, adquiere este año un significado auténticamente planetario, en un mundo lacerado por los populismos, los integrismos y la violencia.
Esa imponente instalación de metal de 35 x 70 x 22 metros, ubicada al aire libre en el centro de la gigantesca Friedrichsplatz, frente a la entrada de la muestra, es la gran estrella de la exposición. Poco a poco quedará cubierta por 55.000 libros que alguna vez fueron censurados. La Universidad de Kassel es -por azar- la institución que tiene el catálogo de libros prohibidos más completo del mundo.
"Vivimos una era de incertidumbres", había señalado poco antes el comisario de la muestra, Bonaventura Soh Bejeng Ndikung, frente a 2000 periodistas de la prensa internacional. "La incertidumbre es mayor durante las crisis o cuando la gente se siente amenazada. Conduce a menudo a la violencia, pero también es un desafío para pararse frente a lo desconocido", agregó.
Por esa razón, este año documenta 14 es más política que nunca. Por si hiciera falta confirmarlo, en la conferencia de prensa el músico sirio Ali Moraly, que huyó de su país en 2013, interpretó un solo de violín basado en el poema "La fuga de la muerte", del poeta judío de origen rumano Paul Celan. Durante años, Moraly formó parte de la orquesta West Eastern Divan del director argentino Daniel Barenboim.
Hoy la muestra abre sus puertas al público en la ciudad alemana dos meses después de haberlo hecho -por primera vez en sus 52 años de existencia- en Atenas. Durante 100 días, Kassel se convertirá así en capital mundial del arte con cerca de 160 artistas internacionales.
"Este año, la muestra incluye cantidad de artistas que vivieron experiencias concretas de censuras, desplazamientos forzados y exilio", señaló el director artístico de documenta 14, Adam Szymczyk. "Estos artistas, sus cuerpos y sus historias son diferentes formas de testimoniar sobre el estado de desplazamiento permanente que afecta hoy a tanta gente en el mundo.".
En Kassel, el artista kurdo-iraquí Hiwa K. expone una serie de tubos de cerámica titulados When we were exhaling (que se podría traducir como "cuando estábamos exhaustos"), donde evoca la experiencia de la huida a pie que protagonizó desde su país en 1990, demasiado pobre para poder pagar una cama donde dormir.
Como decenas de miles de migrantes, Hiwa K. atravesó Turquía caminando y terminó su periplo en la ciudad griega de Patras, donde vivió dentro de gigantescos tubos de cerámica que se utilizan para tender canalizaciones.
El artista ve en documenta 14 una amplia reflexión sobre la pobreza, el capitalismo y lo que sucede cuando alguien pierde hasta un minúsculo sitio para conservar lo poco que le queda. "La actual crisis de los refugiados es la prueba de lo que el capitalismo moderno está produciendo y lo que nos espera", declaró Hiwa K. "Es importante mostrarlo en Kassel, porque este país tiene una importante industria bélica, que produce armas para que otros países puedan provocar la muerte", precisó.
En otra parte de la ciudad, una instalación del artista mexicano Antonio Vega Macotela, evoca la economía global, invitando al público a activar la rueda de su Molino de Sangre, que produce al mismo tiempo una moneda metálica y un "bitcoin" digital. Macotela afirma que su instalación es reminiscencia de los molinos utilizados en México para acuñar moneda, usando tanto animales como esclavos: "Por supuesto esta máquina es diferente, porque la energía no está producida por animales o esclavos, sino por gente que viene a documenta 14", explica.
La muestra incluye un impresionante y poético panorama histórico sobre los samis, pueblo indígena lapón de origen escandinavo. La artista islandesa Britta Marakatt-Labba, autora de ese bordado a mano, lo llamó El paraíso perdido.
En contraste, el pintor australiano Gordon Hookey expresa en forma mucho más directa su indignación contra la opresión colonial y la explotación de los pueblos indígenas a través de vibrantes colores en uno de sus monumentales murales titulado Murriland.
Pero documenta 14 también incluye filmes, instalaciones y material documental. Entre ellos se destaca una serie de clichés realizados por el fotógrafo palestino Ahlan Shibli. Heimat (Mi tierra) muestra la vida de los alemanes expulsados de Europa Oriental, puestos en resonancia con la situación actual de los migrantes que cruzan el Mediterráneo. Las imágenes evocan partidas y llegadas signadas por la incertidumbre.
Por su parte, el cineasta estadounidense Ben Russel instaló su filme documental Good Luck en las catacumbas del Fridericianum, el imponente edificio de la muestra. .
Hoy, en la inauguración oficial de documenta 14, Minujín cederá los derechos de los 55.000 libros de su Partenón al presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, para que pueda distribuirlos entre la gente sin recursos. Pero su objetivo es múltiple. "En la documenta 14 de Atenas, Marta pagó a una sosías de Angela Merkel la deuda griega con aceitunas. Aquí, entregar simbólicamente el Partenón anti-censura al presidente alemán es una forma de enviar el mismo mensaje de una Europa rica que debe ayudar a los inventores de la democracia, extenuados por la deuda externa de su país", dijo a LA NACION el venezolano Henrique Faría, amigo de la artista.
La importancia política y artística de la obra de Minujín también fue subrayada por Pierre Bal-Blanc, uno de los curadores de documenta 14. "Marta tiene la fabulosa capacidad de apropiarse de la cultura del Norte y trasladarla al Sur. Esta vez no hubo duda alguna: con su Partenón, le dio una dimensión planetaria a un mensaje que comenzó en Argentina en 1983 y se volvió global", explicó. "Esa es la virtud de los grandes artistas: ser capaces de adivinar el futuro."
Instalación efímera, work in progress que irá agregando otros libros durante toda la muestra, el "partenón" de Marta Minujín exigió un esfuerzo financiero y humano considerable. Según diversas fuentes, lo que comenzó como un proyecto de 300.000 dólares, concluyó con un costo tres veces superior.
"Fue todo difícil porque documenta no permite financiación privada. Hubo que recurrir a asociaciones, gobiernos e instituciones oficiales", relató Cecilia Pochat, especialista en fundrising, que trabajó con Minujín en Argentina.
Después del Partenón, una Torre de Babel
Naturalmente satisfecha, Marta Minujín acepta la admiración del público y el éxito de su instalación con una sorprendente naturalidad. En ese contexto, responde:
-¿Se trata de su consagración mundial?
-De ninguna manera. Yo sigo siendo siempre la misma. Hago lo que debo hacer y claro que me hace feliz que mis obras sirvan para que la gente pueda reflexionar.
-¿Hay diferencia entre su primer "Partenón" y éste?
-Enormes. El primero fue la celebración de la democracia recuperada. Este es la llamada de atención sobre un mundo que está cada vez peor. Con violencia, populismos y extremismos.
-¿Cree que volverá a montar el "Partenón" en otra ocasión?
-No. Ya cumplió su función; transmitió el mensaje que debía. Ahora pasaré a otra cosa.
-¿A cuál?
-Probablemente construiré una Torre de Babel...
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