Marilyn por escrito
En noviembre, se publicará Fragmentos , los textos autobiográficos, poemas y cartas que estuvieron en poder de los Strasberg desde la muerte de la estrella. Los pocos editores que hasta ahora leyeron el libro dicen haber llegado a la conclusión de que ella nunca pensó en suicidarse, que tenía muchos proyectos y que su cultura e inclinación literaria superaban por mucho las de la mayoría de sus colegas
Todavía faltaba que conociéramos una cara hasta ahora oculta de Marilyn Monroe: la de la escritora. El libro Fragmentos , que reúne textos autobiográficos inéditos de la máxima estrella de Hollywood, se publicará en noviembre en la Argentina, en el marco de un esperado lanzamiento internacional, del que participarán simultáneamente editoriales de Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos e Italia.
Los escritos de la mujer más sexy de la historia del cine permanecieron durante casi medio siglo en poder de la familia de Lee Strasberg, su maestro de actuación y su heredero, que hace dos años decidió entregarlos a una editorial francesa. Desde entonces, un equipo de profesionales trabaja en la edición del material. Aunque hay gran reserva sobre el texto, los editores dejaron trascender que prueba que las inquietudes intelectuales de Marilyn fueron algo más que una pose. También se ha dicho que en lo que escribió Marilyn se nota lo mucho que la fama le pesaba.
El escritor italiano Antonio Tabucchi prologó la versión en español, que publicará Planeta/Seix Barral. El libro debe tomarse como el testimonio de una mujer que, lejos de conformarse con ser el mayor ícono sexual del siglo en que vivió, aspiraba a que la respetaran y conocieran por sus virtudes menos evidentes.
Última entrevista
"Sólo le pido que no me haga quedar en ridículo." Ésas fueron las últimas palabras que Marilyn Monroe concedió a la prensa, días antes de morir.
Aquella mañana del verano de 1962, Richard Merryman, periodista de la revista Life , había llegado hasta la puerta de la casa de su entrevistada sin tener del todo claro qué resultaría de aquel encuentro. Estaba nervioso, admitiría tiempo después: Marilyn era entonces una celebridad y, qué duda cabe, la mujer más deseada de Occidente.
Una ama de llaves enfundada en un discreto uniforme condujo a Merryman en silencio hasta una pequeña sala de estar, apenas decorada por dos sillas y una mesa ratona. Allí, con unos graciosos pantalones amarillos, estaba ella.
-¿Puedo ayudarlo en algo? -preguntó Marilyn riendo sin motivo aparente. Así se inició una conversación que se extendería por ocho horas y en la que ella confesó sentirse por momentos agobiada por la alta exposición a la que estaba sometida. Parecía una chica tímida, algo insegura, muy distinta de la imagen que de ella difundían los medios.
El periodista se fue intrigado. ¿Quién era Monroe en realidad? ¿Le dio motivos aquella mañana para sospechar que pudiera estar pensando en quitarse la vida? No halló respuesta a esas preguntas; incluso décadas más tarde decía no estar seguro de que pudieran ser respondidas a la ligera.
La revista Life publicó la entrevista el 3 de agosto de 1962, dos días antes de que Marilyn Monroe muriera por causas largamente discutidas y que, para muchos, siguen siendo confusas.
A la luz de los años, pocos parecen haber conocido a Monroe en profundidad, más allá de un puñado de amigos íntimos. Eso aviva la curiosidad por el contenido de sus memorias.
"Fue una poetisa callejera -escribió el dramaturgo Arthur Miller, su tercer y último esposo, en su autobiografía-. Hubiera querido recitar sus versos a una multitud, pero esa multitud sólo estaba interesada en arrancarle la ropa."
El escritor Truman Capote, que mantuvo con ella una estrecha relación de amistad, se sentía conmovido por su inteligencia y sensibilidad. "Si alguna vez te preguntaran cómo era yo, cómo era en realidad Marilyn Monroe, ¿qué contestarías? -le preguntó ella, una tarde en que juntos paseaban por el puerto de Nueva York-. Apuesto a que dirías que era una tonta."
Estaban apoyados contra un poste de amarras. El viento movía el pelo ondeado de Marilyn, mientras Capote la observaba: "Volvió la cabeza hacia mí con gracia etérea, como si la hiciera girar la brisa -escribió en un texto homenaje que le dedicó a su amiga y que integra su obra Música para camaleones- . Ya se iba la luz. Ella parecía desvanecerse con la claridad, mezclarse con el cielo y las nubes, retroceder y ocultarse detrás. Yo quería alzar la voz por encima de los gritos de las gaviotas y preguntarle: «Marilyn, Marilyn, ¿por qué todo tuvo que salir así? ¿Por qué es una mierda esta vida?» Pero en cambio respondí: «Eres una hermosa niña»."
Panorama desde el puente
El libro de memorias que muy pocos han leído hasta hoy promete aportar datos más firmes sobre la verdadera personalidad de la actriz. Fragmentos , que llegará en noviembre a la Argentina, reúne apuntes, cartas manuscritas, poemas y reflexiones que salen a la luz tras haber permanecido casi medio siglo sin que nadie sospechara siquiera su existencia. Las anotaciones estaban custodiadas por Anne Strasberg -viuda de Lee, el director del Actors´ Studio, y propietaria de los derechos de Marilyn Monroe tras la muerte de su marido-, que finalmente decidió hacerlas públicas.
El libro se publicará simultáneamente en sus versiones francesa (Éditions du Seuil), alemana (S. Fisher Verlag) e italiana (Feltrinelli), y por Farrar, Straus & Giroux en la versión inglesa para Estados Unidos e Inglaterra, en el que será un importante lanzamiento de escala internacional.
Los editores europeos que tuvieron acceso a los originales aseguran que el testimonio opone a la frivolidad de la imagen pública de la actriz los conflictos internos de una mujer que a un pasado desgraciado -Marilyn sufrió un sinfín de situaciones traumáticas durante la niñez y la juventud- sumaba el padecimiento de saberse encasillada en su rol de femme fatale .
"Una sabe que para los demás es como un objeto y que todos quieren llevarse un pedazo de eso que creen que eres, pero a nadie le gusta sentirse así -explicó cierta vez-. La fama tiene sus compensaciones, pero no es gratuita, y yo lo he comprobado en infinidad de oportunidades."
Fragmentos se compone de 250 páginas que incluyen todo tipo de documentos personales de la actriz -incluidas las comunicaciones con su psicoanalista, Ralph Greenson- ordenadas cronológicamente y fechadas entre 1943, cuando Marilyn tenía apenas diecisiete años, y 1962, el año de su muerte. El libro reúne también las cartas que Marilyn intercambió con escritores como Somerset Maugham, Carl Sandburg, Karen Blixen, Carson McCullers, Pier Paolo Pasolini, Truman Capote y Norman Mailer. Además, hay transcripciones mecanografiadas de cada uno de los manuscritos y numerosas fotos suyas, la mayoría de ellas, inéditas.
Desde hace casi dos años Stanley Buchthal, persona de confianza de la familia Strasberg, y Bernard Comment, editor de Éditions du Seuil, en París, trabajan en la edición de los textos, de cara a su publicación. Comment explicó que supo de la existencia de estos escritos por casualidad, durante una comida a fines de 2008, y que desde entonces tuvo en mente conseguir los derechos de su publicación. Pese a que declaró que hasta octubre no trascenderán los contenidos, adelantó algunas pistas interesantes. Entre ellas que, excepto por un poema dedicado a la terrible belleza del puente de Brooklyn, que algunos podrían interpretar como un símbolo sugestivo, no hay señales de que Monroe haya pensado en algún momento en quitarse la vida.
"Del libro sale la impresión contraria -dijo Buchtal-: que hasta el final tenía proyectos. Marilyn era una intelectual, una artista, dueña de una mirada literaria sobre el mundo, a la que Hollywood quiso encerrar en la imagen de la dama rubia. El material puede definirse, en términos generales, como una interrogación constante sobre ella misma y sobre su voluntad de adquirir más capacidad en su profesión de actriz y mayor libertad respecto del sistema de producción de Hollywood."
Courtney Hodell, editora de Farrar, Straus and Giroux, opinó, por su parte: "Es obvio que Marilyn era una gran lectora y también que tenía mucho talento para escribir. En Fragmentos hay poemas preciosos y párrafos en prosa que llaman la atención".
Elena Ramírez, editora de Seix Barral de España, le dijo al diario español La Razón que el libro descubre a una persona pública que tenía acceso al mundo literario, pero también a una mujer normal y corriente que cantaba, reía y lloraba. Agregó: "Estaba muy lejos de la imagen del ser traumatizado por su infancia, de la rubia boba de las películas o de la mujer herida. Lo que vemos a través del libro es una persona que forma parte de su época. De alguna manera, se desmiente que aquella foto de la actriz leyendo el Ulises de James Joyce fuera falsa. Estamos ante una instantánea del mundo literario de la época a través de una figura pública a la que no se la suele vincular con ese ámbito, más allá de su matrimonio con Arthur Miller o de su amistad con Capote". El diario español El País , por su parte, informó que el libro "revela una insospechada faceta melancólica de la actriz".
El propósito del libro, coinciden sus editores, no es descubrir a una Marilyn escritora, aunque admiten que sus escritos demuestran que era dueña de un mundo interior bastante más complejo de lo que muchos creyeron.
Marilyn parece haber sido, además, una lectora selectiva y exigente. Cuando, en 1999, en un remate millonario, la casa Christie´s de Nueva York subastó sus bienes, fue vendida -junto a sus vestidos, un piano laqueado, fotos de su caniche, ceniceros plásticos, ruleros y hasta sus pestañas postizas, entre otras pertenencias- su preciada biblioteca. Los admiradores más pudientes pagaron miles de dólares por sus pantuflas y su maletín portacosméticos, entre otros objetos. Pocos repararon en sus obras literarias predilectas, que se subastaron por menor valor: un viejo tomo del Ulises , El gran Gatsby , de Francis Scott Fitzgerald; Camille , de Alejandro Dumas; Muerte en Venecia , de Thomas Mann, y un volumen de la primera edición del clásico de Jack Kerouac, En el camino .
Una vida de novela
Marilyn fue inscripta en el registro civil como Norma Jean Mortenson en Los Ángeles, estado de California, el 1° de junio de 1926, pero fue bautizada como Norma Jean Baker. Su madre, Gladys Monroe Baker, era prostituta y padecía de serios trastornos emocionales. Ella no le reveló nunca la identidad de su padre y entregó a su hija a distintas familias sustitutas durante su niñez. Entre los seis meses y los siete años de edad, Marilyn fue dada en adopción a varias familias. Más adelante, su madre la recuperó pero la convivencia fue corta: pronto Gladys fue internada en un sanatorio psiquiátrico. Allí se le diagnosticó una esquizofrenia paranoide, enfermedad que Marilyn siempre temió haber heredado. Se dice que en una de las casas por las que pasó fue abusada sexualmente, cuando sólo contaba ocho años, y que de ese episodio jamás llegó a reponerse.
A los dieciséis años, tras abandonar sus estudios, se empleó en una planta de construcción de aviones. Allí conoció a James Dougherty, con quien se casó en 1942. Se divorciarían en 1946, año en que firmó su primer contrato con la Twentieth Century Fox. Fue entonces cuando se tiñó de rubia y adoptó el nombre de Marilyn Monroe.
Después de participar en papeles secundarios en películas como Las chicas del coro (1948), La jungla de asfalto (1950), que protagonizó Bette Davis, y Amor en conserva, protagonizada por los hermanos Marx, en 1953 inició su carrera al estrellato con Los caballeros las prefieren rubias , una comedia musical de Howard Hawks, y Cómo casarse con un millonario , de Jean Negulesco, con las que alcanzó gran popularidad. Por aquellos días empezaba a erigirse el mito sexual.
En 1951 participó de la entrega de los premios Oscar y un año después su imagen ilustró la portada de la revista Life . En 1953 grabó para la posteridad sus huellas en el cemento de Hollywood Boulevard, junto con Jane Russell, y apareció en la portada del primer número de la revista Playboy .
En 1954 se casó con el popular jugador de béisbol Joe DiMaggio, en una de las bodas más glamorosas de la época. "No sé si estoy enamorada de él todavía -dijo Marilyn a la prensa-. Pero me atrae más que ningún otro hombre." Apenas nueve meses después de haber celebrado la unión, se divorciaron.
Poco después, Marilyn se mudaba de Hollywood a Nueva York, dispuesta a profesionalizarse aún más: 1955 marcó su ingreso en el prestigioso Actors´ Studio, donde el maestro Strasberg la formó. Él la impulsó a protagonizar obras como Un tranvía llamado deseo , de Tenessee Williams, y Anna Christie , de Eugene O´Neill. Después vendría La tentación vive arriba . El escritor Truman Capote, amigo íntimo de Marilyn, le había aconsejado que se inscribiera en las lecciones de teatro de Constance Collier, pero ésta murió semanas después de iniciado el curso, por lo que Marilyn se matriculó en el Actors´ Studio. Tal fue la influencia que Strasberg llegó a tener sobre Marilyn que ella lo nombró único beneficiario de su testamento y custodio de sus bienes (entre los que se encontraban los manuscritos que reúne Fragmentos ).
La fama le abrió las puertas del mundo del espectáculo, pero con el tiempo también reveló su lado oscuro. A Marilyn le costaba responder a las exigencias crecientes y a la exposición permanente. Solía faltar a las grabaciones de los grandes estudios y cruzarse en discusiones con sus compañeros de trabajo. Probablemente confió en que encontraría sosiego junto al dramaturgo Arthur Miller, con quien se casó en junio de 1956. Pero volvió a fracasar e inició un período de mayor inestabilidad emocional y frecuentes depresiones. Su adicción a los fármacos y el alcohol la puso varias veces al borde de la muerte.
En 1956, se atrevió a fundar su propia productora cinematográfica, que produjo Bus Stop y El príncipe y la corista , film que coprotagonizó Laurence Olivier. Cuando, en 1959, filmó Una Eva y dos Adanes , sus desplantes causaron tal incomodidad al director, Billy Wilder, que él llegó a definir esa experiencia como la más traumática de su carrera.
Participaría en El multimillonario (1960) y Los inadaptados (1961), de John Huston. La famosa gala por el cumpleaños del entonces presidente John F. Kennedy, en la que le cantó el happy birthday , se realizó en Nueva York, en 1962. Para asistir, Monroe se ausentó durante una semana del rodaje de Something´s Got to Give , a pesar de que la Fox, después de tolerar ausencias y retrasos repetidos, le advirtió que no lo hiciera, por lo que su contrato fue rescindido. Ella, de todas formas, ya se había ganado el sitial de la actriz cinematográfica más sexy de todos los tiempos y el cariño del público.
El 5 de agosto de 1962 fue hallada sin vida por una empleada. Estaba en su casa de Los Ángeles. El informe policial calificó el suceso como "probable suicidio", pero por falta de pruebas, los investigadores dejaron abierta la posibilidad de que hubiera sido asesinada. Recostada sobre su cama, parecía un ángel dormido.
Ése fue el comienzo de una leyenda aún mayor, que no pierde vigencia. En 1995 fue votada por los lectores de la revista inglesa Empire como la mujer más deseada de la pantalla grande; la misma revista, en 1997, la colocaba en el octavo lugar entre las estrellas del cine más importantes de la historia y, en 1999, la revista People la consideraba la mujer más sexy del siglo.
Encarnó como ninguna otra el glamour de Hollywood y su belleza enamoró al mundo. Pero era más que eso. Está enterrada en el Cementerio Westwood Village Memorial Park de Los Ángeles.
© LA NACION
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