Maribel López: "Cada feria debe trabajar su propia identidad para evitar la repetición"
Antes de asumir la dirección de ARCO, señala que la importancia del arte latinoamericano en la feria indica "una voluntad firme de conocimiento"
Pocas veces se ve una transición tan ordenada. Días después de que se anunciara, a fines de noviembre, que la catalana Maribel López sucedería a Carlos Urroz en la dirección de ARCO, tras casi una década de gestión al frente de la feria madrileña, los dos viajaron juntos a Art Basel Miami. Muy animados durante una recepción VIP celebrada en la casa del coleccionista Jorge Pérez, se pusieron al día con varios galeristas argentinos y representantes de arteBA, fundación con la que dicen mantener "conexiones muy orgánicas y constructivas".
Comenzaba así, de la mejor manera, el tiempo de descuento para esta 38» edición, que los tendrá a ambos como codirectores por única vez, del 27 de este mes al 3 de marzo. Un trabajo en equipo al que están habituados, ya que colaboran desde 2011 en la misión de tender puentes entre América y Europa. Tras haber recibido a Brasil, Colombia y la Argentina como invitados de honor, la feria alojará ahora a Perú, junto con cuarenta galerías de doce países de la región.
"La presencia e importancia del arte latinoamericano en ARCO no es solo una estrategia, es una voluntad firme de conocimiento", dice López a LA NACION, y asegura que continuará en esa dirección porque "quedan contextos e ideas por explorar".
Licenciada en Historia del Arte en la Universidad de Barcelona y con una muy amplia experiencia como galerista y curadora, comenzó su carrera en 1999 en la Galería Estrany-de la Mota, en Barcelona y, desde 2007, dirigió Maribel López Gallery, en Berlín. Fue la primera responsable en ARCO de la sección Opening, dedicada a las galerías emergentes, antes de asumir como directora comercial y de los programas curados de la feria.
"La renovación periódica al frente de las grandes instituciones culturales es muy conveniente para dar paso a nuevos enfoques y perspectivas", señaló, por su parte, Urroz al anunciar su partida, sin dar más motivos que el cierre natural de un ciclo. Durante su gestión, ARCO se expandió de España a Portugal y de ese modo impulsó un "nuevo modelo de feria" en un edificio histórico de Lisboa.
"Pensar" es lo que hará a partir de marzo, adelantó Urroz a LA NACION, porque "después de nueve años sin parar de hacer es bueno tomarse un tiempo de reflexión". Respecto de los desafíos que enfrentará en el futuro la mayor feria de arte hispánico contemporáneo, destaca "el creciente desinterés por las humanidades y el arte en los planes de estudio y, por tanto, entre los millennials". Advierte, de inmediato, que es necesario "generar una experiencia física para una generación volcada a las pantallas".
Ante la creciente proliferación de ferias de arte a nivel internacional, que naturalmente se disputan un lugar en la agenda de los coleccionistas, ambos coinciden en que es necesario adoptar un perfil propio para diferenciarse del resto.
En ese sentido, coinciden en afirmar que "ARCO se ha consolidado como feria de descubrimiento y de profundización en la obra de los artistas", característica que atrae, según ellos, una considerable cantidad de "directores de museos, curadores y responsables de bienales".
"La proliferación demuestra que el formato feria funciona, que se hace negocio -sostiene Urroz-. El mundo es muy grande y cada continente o país quiere tener su estructura de arte. Eso sí, las ferias tienen que ser idealmente distintas".
Una vez más, la flamante directora toma la posta para mostrar que ella y su predecesor trabajan en perfecta sintonía: "Precisamente, en la acelerada sociedad contemporánea -observa-, las ferias de arte ofrecen panoramas artísticos amplios en un tiempo reducido. De ahí su éxito. Para evitar la repetición de la oferta de obras y artistas, cada feria debe trabajar su propia identidad".
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