Mariano Vespa gana el premio María Elena Walsh con una nouvelle sobre la vida del escritor Rafael Pinedo
Pese a la cuarentena, continúan en el país los anuncios de concursos literarios. Ayer, se informó que una novela breve del escritor y periodista cultural Mariano Vespa (Tres Arroyos, 1988) había resultado elegida en la segunda edición del Premio Fundación María Elena Walsh, creado en 2018, en la categoría de literatura. Un jurado integrado por los escritores María Moreno, Pablo De Santis y Tomás Downey (ganador de la primera edición) premió el trabajo de este colaborador de la revista de LA NACION, entre otros medios gráficos y digitales. El título de la obra, que está basada en la vida del escritor Rafael Pinedo (1954-2006), es "Presencias simultáneas". En la edición 2019 del premio concursaron ciento cincuenta nouvelles.
"El jurado, que se portó maravillosamente, quedó muy conforme con la novela –dice Sara Facio, presidenta de la Fundación–. Dentro de la malaria que vivimos, estamos muy contentos con poder seguir adelante, María Elena se lo merece". Además de los cien mil pesos que concede el premio, Vespa se llevará un trofeo diseñado por la escultora Marina Dogliotti. También se otorgaron tres menciones de diez mil pesos. Facio llamó por teléfono al ganador este jueves a la noche para avisarle que había ganado. "Saltaba en una pata. No lo vi pero pude imaginármelo", cuenta. Ante la imposibilidad de señalar una fecha para la entrega en acto público, la Fundación notificará en su momento lugar y fecha de la ceremonia oficial.
En diálogo con este diario, Vespa cuenta que la escritura de la novela surgió por su interés en la vida del escritor Rafael Pinedo. "Lo leí hace algunos años y luego empecé investigar sobre él: un escritor formado en matemática, de dos familias tradicionales, hermano de Jorge y nieto de Florencio Escardó -detalla-. Me llamaba la atención la potencia de Plop, luego leí sus novelas post mórtem pero con Plop tuve un impacto intenso, que me generó adrenalina. Es una novela muy sonora y provoca una fuerte identificación". Con esa fascinante novela apocalíptica, Pinedo obtuvo el premio Casa de las Américas en 2002.
Vespa adelanta que "Presencias simultáneas" es una obra fragmentaria y condensada, basada en más de cuarenta entrevistas con familiares, amigos y escritores, como Elsa Drucaroff y Angélica Gorodischer, entre otros. "Tuve muy buenos lectores de distintos ámbitos que me apuntalaron y me ayudaron a persistir en el proyecto".
"Quise seguir el camino de él como escritor, que fue un escritor tardío, que murió relativamente joven, justo cuando se empezaba a asumir como escritor -agrega el ganador-. Cuestiones como la enfermedad, lo inconcluso y el género biográfico me interesan mucho", agrega. Actualmente, Vespa investiga sobre la vida de Charlie Feiling. "El mundo de Pinedo es una distopía, los tabúes de Plop tienen que ver con el contacto. No dejo de pensar en esta sincronía con la pandemia, otro tipo de presencia simultánea".
Un fragmento de la nouvelle ganadora
"No lo llegué a conocer", nos dijo Angélica Gorodischer a mí y a L, en una visita que hicimos en 2015 a su casa en Rosario. A veces el olvido es más tenaz que la memoria: hay algunos registros fotográficos de algunas charlas que compartieron Pinedo y Goro en los eventos que solía organizar la Fundación Ciudad de Arena, que capitaneaba Gabriel Guralnik, otro graduado en ciencias infiltrado en el campo cultural. Un poco nos había desilusionado la visita fallida. Angélica estaba con unos conflictos hogareños y nos dejó un momento en su estudio. Imaginé que iba a traernos su famoso budín de naranjas, pero no, se había escapado para darle indicaciones a su esposo sobre una visita del técnico de la heladera. Mientras, escrutábamos la habitación: en una voluminosa biblioteca feminista, dos tachitos relucían. Uno decía "temas para los que se queda sin respiración" y el otro "palabrejas a ser radiografiadas a la manera "a word a world". Intenté estirar mi mano, pero en ese momento reapareció, con un bastón de madera maciza que, al parecer, había pertenecido a Manuel Belgrano. El recorrido de los objetos es tan inusual como los ribetes de la memoria. Pese a disculparse por no brindar información sobre Pinedo, su memoria fue caprichosamente prodigiosa: recordaba la novela de manera minuciosa. Plop, para ella, es una noche que no termina nunca.
-Es una negrura de base: en esa noche negra lo que crece es el barro, la no visión, la no existencia de un horizonte, una cosa que es terrible. Yo creo que está solo, solo, solo. No se puede decir que este muchacho sale de allí, o que abreva de allá, o que tiene relaciones con eso. Esa cosa monstruosa de la humanidad yo no la encuentro en otra parte. Puede haber, quizás en un texto medieval, que se yo.
Antes de despedirnos, le preguntamos que sentía ser la Vieja Goro. Por supuesto, no se hizo cargo del homenaje, aún así, fue contundente: "Prefiero ser eso y no la niña linda de la pasarela".
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